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Extremadura húmeda, la gran sorpresa

La región tiene más de 1.500 kilómetros de costa interior Quiere vincular el agua con el turismo de salud en sus balnearios

Edificio del balneario Baños de Montemayor, en el valle del Ambroz.
Edificio del balneario Baños de Montemayor, en el valle del Ambroz.

Es la comunidad con la mayor extensión de playas de agua dulce del país y también una de las regiones con mayor diversidad de paisajes y naturaleza. Extremadura sorprende: más de 1.500 kilómetros de costa interior, piscinas naturales, lagos, ríos, cascadas, balnearios… El agua tiene una presencia permanente en esta tierra.

La Vera, el Jerte, el Ambroz, Las Hurdes y la sierra de Gata son las comarcas cacereñas que más rincones de agua atesoran; en Badajoz la encontramos en La Siberia, La Serena, en Mérida y en su entorno.

Para deleitarse con un buen baño en plena naturaleza, nada mejor que acercarse a los cursos de agua que Extremadura ofrece, que son muchos. El embalse de Orellana, en plena comarca de La Serena, tiene una playa de agua dulce con bandera azul, la única interior con esta distinción en España.

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Este paraje, perfectamente acondicionado, es también un lugar ideal para adentrarse en la naturaleza extremeña, ya que forma parte de una Zona de Especial Protección para las Aves. Y para los aficionados a la pesca, el de Orellana es uno de los mejores embalses para practicarla. Es, además, un escenario ideal para realizar deportes náuticos como el windsurf, la vela o el piragüismo.

Las atracciones del parque natural Alqueva, situado en el suroeste de Badajoz, cerca de Olivenza, giran en torno a la naturaleza, la cultura y el agua, y tienen como escenario principal el lago artificial del mismo nombre, el más grande de Europa, que baña Extremadura y la región portuguesa del Alentejo. En este parque es posible navegar y zambullirse con buen tiempo en las aguas del Guadiana.

Es también zona de castillos y villas medievales y ofrece condiciones óptimas para volar en parapente, pasear por corredores ecofluviales, conocer la flora y la fauna de la dehesa, observar aves, conocer la cultura de la raya (frontera) o degustar su gastronomía.

Paso de bandoleros

También en la frontera con Portugal, pero en la provincia de Cáceres, el Parque Natural del Tajo Internacional se extiende más de 50.000 hectáreas entre ambos países. En este paraje anidan el águila imperial ibérica y la cigüeña negra, especies amenazadas que aquí cuentan con un hábitat que les facilita su reproducción.

A la importancia ecológica del Tajo Internacional se une el valioso patrimonio artístico y etnográfico de la zona, con relevantes restos megalíticos y construcciones de la época romana –como el puente de Alcántara–, la visigoda, la judía y la musulmana. Vale la pena visitar alguno de sus pueblos, como Alcántara, Brozas y Valencia de Alcántara. En este espacio fronterizo se pueden recorrer los caminos que utilizaban bandoleros y contrabandistas en épocas pasadas, practicar deportes náuticos o navegar en el crucero Balcón del Tajo.

En la región hay también multitud de zonas de baños en piscinas naturales, pozas, cascadas, arroyos y gargantas de agua. Una de estas joyas es la Reserva Natural Garganta de los Infiernos (Cáceres), en el Jerte, conocida por los locales como los Pilones por las bañeras naturales rebosantes de agua cristalina que baja de sierra de Gredos.

Salto de agua en el valle del Jerte.
Salto de agua en el valle del Jerte.

Extremadura es también termalismo, con una interesante combinación de naturaleza e historia. De los siete balnearios que existen en la región, los de Alange, a 20 kilómetros de Mérida, y Baños de Montemayor, en el valle del Ambroz, en plena Vía de la Plata, conservan vestigios de termas romanas. De hecho, el de Alange forma parte del conjunto arqueológico romano que la Unesco declaró Patrimonio Mundial en 1993, una lista en la que se incluyen el teatro, el anfiteatro, el templo de Diana, los puentes y los acueductos emeritenses.

Hay también establecimientos termales en Brozas (Baños de San Gregorio), rodeado de una bella dehesa extremeña; Hervás (El Salugral), en el valle del Ambroz; Montánchez (Fuentes del Trampal), a los pies de la sierra de San Pedro y reconocido por su excelente jamón; Valdastillas (en el Jerte), en un territorio donde reina la cereza, y ya en la provincia de Badajoz, en El Raposo se realizan tratamientos de vinoterapia y se usan lodos de un arroyo cercano para combatir diversas afecciones.

Extremadura quiere posicionarse como uno de los principales destinos de turismo saludable con el proyecto WWT ((Wellness, Water & Tourism), presentado recientemente. Se trata de vincular el agua, uno de sus recursos más importantes, con el turismo de salud.

Parque de Monfragüe

Es, junto con Doñana, el parque nacional con mayor diversidad de Europa. Los tres grandes iconos de Monfragüe son los buitres negros, de los que anidan unas 250 parejas, las águilas imperiales y las cigüeñas negras. Y el agua también es aquí protagonista. El Tajo y el Tiétar atraviesan este espacio natural situado en el cen­tro de la provincia de Cáceres, en el triángulo que forman las ciudades de Plasencia, Trujillo y Cáceres. Su eje vertebrador lo constituye el río Tajo a su paso por suaves montañas rodeadas de extensas dehesas.

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