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Simon Ward, economista jefe de Janus Henderson

“Las cifras monetarias dicen que la economía retrocederá en 2018”

Cree que los bancos centrales están demasiado centrados en la inflación Advierte de que una guerra comercial puede hacer mella en la confianza empresarial

Simon Ward, economista jefe de Janus Henderson.
Simon Ward, economista jefe de Janus Henderson.
Álvaro Bayón

Fue la nota discordante del último evento de Janus Henderson para prensa e inversores europeos. En medio de las previsiones esencialmente optimistas de los gestores de la firma para la economía global y los mercados, Simon Ward, economista jefe de la gestora, vaticina que la próxima crisis global está a punto de desencadenarse y borrará de un plumazo todos los planes de los mercados y de los bancos centrales.

¿Hasta cuándo prevé que dure este ciclo económico alcista?

Las tendencias monetarias sugieren que habrá un retroceso significativo de la economía ya a finales de 2018. El riesgo es que los bancos centrales están muy centrados en la inflación. Creo que tendrán una respuesta lenta a ciertas cuestiones relativas al crecimiento, lo que puede ser un mix peligroso para los mercados.

¿En qué se basan estas previsiones?

Mi predicción económica está basada en dos ideas simples. La primera es que el dinero real [el dinero en efectivo y el depositado en cuentas corrientes y depósitos] gobierna la economía. La segunda es que el exceso de liquidez está ligada a la subida de los mercados financieros y alza en sus activos.

El año pasado fue un buen año para la economía global. El dinero real marcó un máximo a mediados de 2015 y otro más en junio del año pasado, para después caer. Esto supone que el crecimiento económico iba a ser fuerte en 2017 y sugiere que el crecimiento económico alcanza el máximo del ciclo en este momento y se reducirá considerablemente durante lo que queda de 2018.

Normalmente, los economistas se refieren a un ciclo económico, pero existen varios ciclos que convergen. Son los de la construcción, que dura entre tres y cinco años, el de la inversión empresarial, que se repite entre 7 y 11 años y el de la vivienda, que dura entre 15 y 25 años. Las recesiones ocurren típicamente cuando dos o tres de esos ciclos pasan por su parte baja en el mismo año. Y eso ocurrirá, con los dos primeros ciclos, en 2019.

¿Qué espera entonces de los bancos centrales en los próximos meses?

Creo que los datos macro aún serán correctos en junio, así que Powell volverá a subir los tipos. En septiembre hay un 50% de posibilidades de que lo haga. Creo que, como mucho, habrá dos o tres subidas de tipos, aunque la Fed seguirá hablando de cuatro durante los próximos entre tres a seis meses.

¿Y en Europa?

Si estoy en lo cierto y la economía global a finales de este año será significativamente más débil, en este escenario, creo que el BCE nunca llegará a subir los tipos. El final de las compras de deuda es más o menos inevitable. La idea de reiniciarlas va a ser muy difícil, dada la situación política.

¿Qué efecto cree que tendrá la imposición de aranceles a las importaciones de metales por EE UU?

Estas medidas y las contramedidas que probablemente desencadenarán no serán lo suficientemente significativas para tener un efecto importante en el crecimiento económico. El problema es que llegan en un momento en que la economía global está empezando a perder su momentum. Y hay un riesgo mayor de que provoque una confianza empresarial más débil y menos inversiones. En sí mismos, no son algo definitorio, pero pueden agravar el ciclo negativo. No creo que Trump finalmente imponga estos aranceles. Habrá en su Gobierno quien consiga disuadirle.

¿Qué papel puede jugar en este contexto la marcha de la economía china y su elevado endeudamiento?

Tengo una visión relativamente negativa sobre la economía china. La gente era muy negativa hace dos años, pero los números daban un mensaje muy positivo. Ahora son más débiles. Intentan equilibrar dos aspectos. La economía está sobreapalancada, así que tratan de reducir la deuda. Pero no pueden dejar que el crecimiento sea muy débil o el desempleo y las tensiones sociales aumentarán. Creo que equilibrar todo esto va a ser muy difícil este año. El riesgo es que se concentren en reducir el endeudamiento durante demasiado tiempo y entonces la economía sea demasiado débil.

¿Y cómo afectará la reforma fiscal al ciclo económico?

Un cálculo típico diría que un recorte fiscal puede añadir en torno a medio punto al PIB este año, aunque yo soy escéptico. Si vemos un incremento del gasto de las familias y de las empresas, eso se reflejará primero en la economía. Y no hemos visto eso hasta ahora. He observado lo ocurrido con tres recortes fiscales anteriores. Los de 1964, 1978 y 1981. He encontrado que el crecimiento monetario se mantuvo débil dos o tres meses después, pero repuntó a los seis meses. Si este patrón se siguiese ahora, deberíamos empezar a ver los efectos este verano. Es algo que observo con mucha atención y que podría llevarme a modificar mis perspectivas económicas y retrasar la llegada de una nueva crisis. Si la reforma fiscal de verdad estimula la economía se reflejará a finales de año o en 2019. Es un factor que puede amortiguar la desaceleración económica.

Sobre la firma

Álvaro Bayón
Redactor de la sección de empresas especializado en operaciones corporativas, banca de inversión y capital riesgo. Graduado en Estudios Hispánicos por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en Periodismo UAM-El País, ha desarrollado toda su carrera en Cinco Días, donde trabaja desde 2016.

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