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El peso de los salarios sobre el PIB cae a su nivel más bajo desde 1989

Los sueldos son la única partida que no ha recuperado el nivel precrisis Dinamarca, Francia y Alemania, los países en los que las nóminas pesan más en la riqueza

El peso de los salarios en el PIB
Alejandro Meraviglia

La recuperación económica es una realidad. España suma tres años consecutivos creciendo por encima del 3%. La mejoría económica no ha llegado a todos los españoles y ello se refleja claramente en los datos de paro, pero también en la pérdida de la importancia de los salarios en la riqueza total. La estadística del INE muestra que, en 2017, la suma de todos los sueldos pagados en España –incluyendo las cotizaciones– ascendió a 550.272 millones, un 3,3% más. Sin embargo, el peso de los salarios en el conjunto de la economía cayó hasta el 47,3% del PIB, el menor nivel desde 1989. Dicho de otra forma, la parte de la riqueza del país que se destina a pagar nóminas se sitúa en el porcentaje más bajo de los últimos 30 años.

El peso que pierden las nóminas lo gana el “excedente de explotación bruto y la renta mixta bruta”, cuya participación en el PIB suma el 42,45%, un nivel superior a los porcentajes previos a la crisis económica. Bajo este epígrafe se incluyen las rentas del capital, pero no solo. En la metodología del INE, el excedente bruto de explotación y la renta mixta bruta contempla el beneficio de las empresas públicas y privadas, el pago de intereses, la amortización de los factores de producción como la maquinaria, los alquileres, la renta imputada a los propietarios de inmuebles o los beneficios de los autónomos.

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Con los datos del INE de contabilidad nacional disponibles hasta la fecha no se puede aseverar que los salarios pierden peso en 2017 porque lo ganan los beneficios empresariales. Aunque los datos del Banco de España sí reflejan que las ganancias de las compañías aumentan a ritmos superiores a los salarios.

Resulta innegable que las rentas de los asalariados han sido una de las grandes perdedoras de la crisis. Y por varios motivos. En primer lugar, la recesión golpeó con virulencia el mercado de trabajo, lo que se tradujo en un aumento del paro, que llegó a alcanzar los 6,3 millones de desempleados. Los que mantuvieron el empleo tuvieron que hacer frente a una devaluación salarial. España ha ganado competitividad a costa de contener el gasto en el factor trabajo. Y, además, los asalariados tuvieron que soportar a partir de 2012 la mayor subida del IRPF, que se mantuvo hasta 2015.

El ajuste, por lo tanto, fue muy severo para trabajadores. La recuperación se está traduciendo en creación de empleo a un ritmo de medio millón anual. Es factible, como promete el Gobierno, volver a los 20 millones de asalariados al final de la legislatura, en 2020. La mejoría económica, sin embargo, no se refleja en las retribuciones. El propio Gobierno de Mariano Rajoy insiste a las empresas que ha llegado la hora de subir los salarios. Un incremento de las retribuciones también contribuiría a mejorar la sostenibilidad de las pensiones. “Que tomen nota las empresas”, dijo el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, el pasado viernes al firmar un incremento salarial de hasta el 8,8% para los funcionarios en tres años.

Un informe reciente del BBVA Research asegura que es el momento en que “la mejora de la economía comience a trasladarse a un crecimiento mayor de los salarios. El Banco de España mantiene su postura tradicional y opina que los incrementos salariales deben fijarse en función de la situación de cada empresa y de la productividad.

En el punto álgido del ciclo expansivo, los salarios llegaron a la cifra de 559.777 millones en 2008. Hoy, aún no se ha alcanzado esta cifra. Las otras dos rúbricas en las que se divide el PIB en función del destino de la renta (excedente bruto de explotación e impuestos netos sobre la producción y las importaciones) sí que han recuperado y con creces los niveles anteriores a la crisis. Los 493.627 millones que suma el excedente de explotación bruta y las rentas mixtas es la cifra nominal más elevada y supera en un 6% los importes registrados en 2008. Los impuestos sobre la producción sumaron el año pasado casi 120.000 millones, el nivel más elevado jamás registrado.

El peso de los salarios en la riqueza total del país de España se sitúa en la media de la zona euro. En Dinamarca, Francia y Alemania, las retribuciones de los asalariados suman más de la mitad del PIB y son los tres países donde los trabajadores se llevan una mayor parte de la tarta. Entre los países de la UE, Italia es el que registra un menor peso de los salarios (40% del PIB).

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