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Trump e Italia, razones para frenar un cambio de discurso en el BCE

Draghi podría no querer añadir confusión al mercado con un anuncio sobre las compras de deuda La amenaza de EE UU de guerra comercial y la débil inflación invitan a un mensaje de continuidad

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario DraghiSTEPHANIE LECOCQ (EFE)
CINCO DÍAS

Este será el año definitivo del cambio de rumbo de la política monetaria del BCE, del que se prevé ponga en marcha los preparativos para una futura subida de tipos, empezando por el fin de las compras de deuda. La institución se reúne hoy y de nuevo la gran duda es si Mario Draghi dará algún mensaje de cuenta atrás para el repliegue de los estímulos monetarios.

En su reunión de enero, el consejo de gobierno ya debatió sobre la eliminación de la referencia a elevar el programa de compras de deuda en caso de que fuera necesario, una coletilla constante desde que se activaran esas adquisiciones y que se conserva desde que se anunciara el pasado año su reducción a la mitad desde enero de este año, hasta en principio el próximo septiembre. El BCE decidió sin embargo en enero que aún era prematuro un cambio en su lenguaje y el actual entorno de mercado hace poco probable que hoy va a decidirse a introducir modificaciones en su discurso.

La reunión del BCE llega en plena resaca de las elecciones italianas, que han mostrado cómo las posiciones políticas extremas se han asentado en la tercera mayor economía de la zona euro y auguran serias dificultades a la hora de formar gobierno. Esta incertidumbre política, por otro lado común a la historia del país, ha tenido eco únicamente en el mercado italiano y en grado reducido, pero “el BCE puede que no quiera añadir confusión con un cambio de su política monetaria esta semana”, según apunta Barclays.

Otro de los elementos que no invitan al BCE a decidir un cambio de su discurso en la reunión de marzo es la apreciación del euro frente al dólar, que ya era patente en la reunión enero y que se ha sostenido, hasta llevar a la divisa europea a los 1,24 dólares. La amenaza de guerra comercial lanzada por Donald Trump está sirviendo para mantener la debilidad del dólar, a pesar de las cuatro subidas de tipos de interés que muchos aventuran para este año en EE UU, y ha sembrado el temor entre los inversores de que termine por contaminar el flujo comercial a nivel global y llegue a impactar en el crecimiento económico y las divisas.

Por otro lado, la inflación sigue sin remontar con la suficiente claridad como para propiciar un cambio de tono en el BCE. En Barclays prevén que sea en la reunión de abril cuando la institución cambie su habitual referencia a la extensión de las compras de deuda. El banco británico sí espera que el BCE revise en su reunión de este jueves las previsiones de crecimiento e inflación avanzadas en diciembre. En concreto, estima que la estimación de crecimiento del PIB de este año pase del 2,3% al entorno del 2,5%. Y que la de inflación pase del 1,4% y 1,5% en 2018 y 2019 a un nivel del 1,7% cada año.

“El desafío inmediato para el BCE es ajustar su comunicación para preparar mejor a los inversores de cara al próximo fin del QE”, explica Franck Dixmier. Director global de renta fija en Allianz Global Investors. Un desafío para el que ha contado con la ayuda inesperada de EE UU en el mes de febrero, donde las mayores expectativas de inflación han elevado el temor a subidas de tipos más intensas de lo previsto y aumentado la rentabilidad de la deuda, también la europea, en un anticipo de lo que está por llegar sin las compras del BCE.

“Anticipamos que el BCE proporcionará un calendario de eliminación del QE antes del verano. Los mercados están anticipando un aumento inicial de los tipos a mediados del primer trimestre de 2019”, añade Dixmier.

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