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“En el sector tecnológico hay que regular el derecho al olvido”

Es la directora comercial de Atos en Iberia desde hace cuatro años La compañía, en la que trabajan 100.000 personas, trabaja, entre otros, para el COI y la Unión Europea

Juan Lázaro
Pablo Sempere

Le ha tocado hacerse cargo de la división comercial de una gran tecnológica en un momento ajetreado del sector. Mercedes Payá (Madrid, 1965), directora comercial de Atos para Iberia desde hace cuatro años, reconoce que esta es una época compleja marcada por la alta competencia del sector, en el que cada vez intervienen más compañías. “Vender sigue costando”, asegura. Aun así, su firma cuenta con importantes clientes, entre ellos el Comité Olímpico Internacional y la Unión Europea, para la que desarrolla decenas de proyectos, varios de ellos herméticamente cerrados.

R. En Atos trabajan más de 100.000 personas, 6.000 de ellas en España. Aun así no son muy conocidos a nivel usuario.
R. Porque no tenemos productos de gran consumo. Tradicionalmente no hemos sido fabricantes. En nuestro sector, el tecnológico y el de soluciones digitales, hay compañías que se conocen de sobra porque puedes comprarte un ordenador de determinada firma, potente como marca. La tecnología que producimos no es de consumidor, sino de empresa. Lo que más rabia nos da es que cuando alguien nos pregunta a qué nos dedicamos y se lo contamos, se queda sorprendido. Cuando una persona abre una cuenta bancaria, en la mayoría de los casos está Atos detrás. Cuando alguien llama al 112, en el 40% de España es una aplicación nuestra la que gestiona todo. Hacemos un trabajo que el ciudadano no ve, porque lo compran las empresas.
R. ¿Qué piden a día de hoy las empresas?
R. Hay cuatro ejes fundamentales. Uno de ellos pasa por lograr seguir haciendo lo que se ha hecho hasta ahora pero más rápido, más barato y con menos recursos. Se incide además en la reinvención del negocio y en la experiencia del cliente, porque el consumidor ya no diferencia entre sectores. A un banco no se le compara con otra entidad, sino con el servicio del supermercado. También hay una gran demanda en cuanto al conocimiento y la seguridad, ya que después de todo lo que ha ocurrido recientemente, sobre todo tras los ataques de WannaCry, las compañías comienzan a invertir de verdad en protección.
R. Cuentan con proyectos en Europa como el Centinelay el ABC4EU, que impulsan unas fronteras inteligentes con reconocimiento facial, entre otros aspectos. ¿Es cómodo trabajar en estas iniciativas en medio de una gran crisis como la de los refugiados?
R. Al fin y al cabo somos proveedores que desarrollan la tecnología necesaria para este tipo de proyectos. De la triste situación de los refugiados deben hacerse cargos los respectivos Gobiernos. Si bien es cierto, nuestras soluciones también ayudan a mermar la actividad de los narcotraficantes e incluso de los terroristas. Por eso nos gusta trabajar para la UE, porque se promueven proyectos de todo tipo y muy importantes y necesarios.
Cuando se llama al 112, en el 40% de España es una aplicación de Atos la que gestiona todo
R. Aunque el objetivo sea potenciar la seguridad, ¿llegará un momento en el que la gente no esté dispuesta a ser analizada?
R. Sin ninguna duda. Por eso uno de los aspectos más urgentes con todo lo que rodea al dato es la regulación. Hay que abordar todos los temas legislativos que hay alrededor de la propiedad del dato. Uno de los puntos que más en pañales está es el derecho al olvido en el sector tecnológico, algo que hay que regular con urgencia. Si tú has sido un perfil muy conocido, por ejemplo en las redes sociales, y de repente quieres desaparecer de la web, ¿cómo lo haces? De momento no se puede. Hay mucho que hacer en cuanto al uso del dato y al derecho al olvido.
R. ¿Las empresas entienden esto?
R. Yo creo que sí. Aunque quede mucho trabajo por hacer, a día de hoy se hace una clasificación de los datos nada sospechosa ni peligrosa, a pesar de que trabajamos en sectores que tienen un grado de criticidad alto. Podemos saber qué perfil socioeconómico y de edad tienen las personas que caminan por una calle o aeropuerto, pero siempre desde la anonimización del dato. Uno de los grandes retos de las compañías es ese: de qué parte de la información puedo hacer uso, cómo y para qué. Pero para ello es necesario una regulación, como mínimo, de ámbito europeo.
R. Usted es una alta directiva en una tecnológica. ¿Qué papel juega la mujer a día de hoy en el sector?
R. Mujeres nunca hay suficientes. Somos mitad y mitad de población, pero a medida que subimos en la pirámide de la empresa menos mujeres hay, y es que estar arriba no es fácil porque tenemos que hacer un mayor esfuerzo por mantenernos, no se nos hace la vida fácil. A esto se le añade que cada vez hay menos interés por las ramas STEM [ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas por sus siglas en inglés]. Por eso es necesario fomentar la cultura del esfuerzo. Los jóvenes ya no estudian estas carreras porque parece que después de todo el sacrificio no hay trabajo y la alternativa es emigrar. Es necesario que todo ese trabajo se vea recompensado, tanto en hombres como en mujeres.

Sobre la firma

Pablo Sempere
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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