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José Luis Zoreda: “Los políticos no deben subestimar la turismofobia”

“El turismo masivo solo se controla encareciendo el producto o limitando el acceso” “Hay millones de chinos e indios dispuestos a viajar en los próximos años”

España cerró el pasado ejercicio con un nuevo récord de llegada de turistas extranjeros. En concreto superaron los 82 millones de viajeros, siete más que en 2016 y 30 más que los que llegaron en 2012. Eso significa que se ha producido un incremento de seis millones de viajeros al año en los últimos seis ejercicios y todos ellos se han concentrado casi de forma exclusiva en seis autonomías (Cataluña, Canarias, Baleares, Andalucía, Madrid y Comunidad Valenciana). A este dato, José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de Exceltur, le une la proliferación de pisos turísticos en algunas ciudades como Madrid o Barcelona, lo que ha provocado un fenómeno inédito en España: el rechazo a los turistas. “El efecto final es mucha gente en ciertos barrios. La diferencia es que antes iban a hoteles y ahora permanecen en los barrios las 24 horas del día. La otra gran externalidad es el incremento de precios, generando la expulsión de los propios vecinos de sus barrios”.

Este es uno de los temas principales que se tratarán en el noveno Foro de Exceltur, que arranca mañana en la víspera de Fitur y que contará con la intervención del presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, que dará una ponencia sobre los principales desafíos tecnológicos del turismo. Este lobby, que cumple quince años, representa a 21 grandes empresas de la industria turística como Amadeus, Iberostar, Iberia, Meliá, NH o Renfe.

R. Ustedes han sido muy críticos con el fomento del turismo masivo y con la permisividad de las distintas administraciones con la proliferación de pisos turísticos. ¿Cómo valoran la aparición de manifestaciones de rechazo de vecinos a los turistas?
R. Los políticos no deben subestimar la turismofobia. Las autoridades dicen que fueron hechos puntuales, ligados a colectivos violentos o independentistas, y han simplificado el problema. En ciertos barrios de las ciudades más visitadas sí que hay un cierto germen de rechazo social y debemos evitar que crezca en las ciudades donde se han producido ese rechazo, como Palma de Mallorca, Barcelona o San Sebastián, y que no se extienda a otras como Madrid, Valencia, Málaga o Sevilla. La turismofobia es la suma de dos cosas:la congestión en puntos concretos y el rechazo de los vecinos que no pueden descansar, que han visto cambiar la fisonomía de sus barrios y que comprueban como los precios de los alquileres se han disparado y no pueden ya vivir en sus barrios. Todo este colectivo no puede hablar bien del turismo y además no se beneficia del récord de viajeros.
R. ¿Cómo se puede solucionar este conflicto entre vecinos y turistas?
R. España ha sufrido una presión inusitada de turistas en los últimos años como consecuencia de los problemas que han tenido algunos destinos competidores y por la proliferación de pisos para turistas.La presión se puede corregir ordenando mejor el flujo de turistas. Puedes regular la llegada de cruceros, reduciendo el número de barcos que atraquen en los puertos o puedes regular la entrada de autobuses que lleven al centro de las ciudades e incluso obligarles a aparcar en las afueras. También se puede mejorar la movilidad interna, como se ha hecho en Amsterdam, con señales para dirigir de alguna manera el tráfico de turistas. Todo esto se tiene que hacer antes de subir precios y poner impuestos, aunque en algunos casos será obligatorio. Subiendo precios, limitas la demanda y España sigue teniendo unos precios muy por debajo de algunos competidores. O encareces el producto o pones limitaciones para controlar la congestión. Pero las externalidades, como los conflictos con los vecinos o la subida del precio de los alquileres, solo se corregirán si se regulan los pisos turísticos. Ya no cala el buenismo que tratan de vender las plataformas que los alquilan que sirven para que el propietario llegue a final de mes. Una parte muy importante está controlada por fondos buitres, animados por la alta rentabilidad y la opacidad. En cualquier caso no estamos hablando de prohibir ni el turismo ni las viviendas para turistas. Simplemente queremos que se regule.
R. Las previsiones que maneja la Organización Mundial de Turismo apuntan a un crecimiento exponencial en los próximos años, con lo que parece que España superará la cifra de 82 millones en los próximos años. ¿Esta España preparada para un fenómeno como este?
R. Precisamente, los responsables de la OCDE, de la Organización Mundial del Comercio y del Consejo de Turismo Mundial tratarán en nuestro foro las principales tendencias de futuro del turismo. Y la principal va a ser el brutal impacto que va a tener la demografía en los flujos de viajeros. En la actualidad hay 20 millones de indios que se están moviendo con el mundo y que gastan mucho más que los europeos. Habrá millones de chinos e indios que se van a incorporar a la clase media dispuestos a viajar. El problema es que todos querrán ver lo mismo:la torre Eiffel en París, el Big Ben en Londres y la Sagrada Familia en Barcelona. Otra derivada también se refiere a cómo se va a gestionar en el futuro el crecimiento de vuelos a tenor del gran número de pedidos que han recibido los dos granes fabricantes (Airbus y Boeing). Esta subida se debe a que esperan unos crecimientos de tráfico brutales. Pero las empresas también deben reflexionar sobre la creación de productos específicos para colectivos. Las necesidades de los millenials o de la tercera edad no son los mismos y van a ser los dos colectivos más importantes en el futuro.
R. Las empresas turísticas en España se han mostrado preocupadas por el proceso de independencia en Cataluña y las consecuencias que ha tenido en el turismo y las que puede tener en el futuro.
R. El proceso en Cataluña ha producido una merma de actividad cifrada en 329 millones de euros en el último trimestre. El impacto ha sido mucho menos grave de lo que preveíamos en octubre y se ha circunscrito a Barcelona. Pero si vuelve a ver una nueva situación de inestabilidad política con el Ejecutivo que surja de las últimas elecciones, el coste podría elevarse a 924 millones de euros en 2018. Lo que nos dicen la mayoría de empresas turísticas catalanas es que anticipan un primer trimestre complejo con un gran número de hoteles urbanos que auguran un freno en sus principales indicadores de negocio. Uno de cada tres esperan caída de resultados en los tres primeros meses de 2018.
R. ¿Cuáles han sido los mercados que han cancelado más reservas en Cataluña?
R. Pensábamos que el mayor número de cancelaciones iba a proceder de los mercados de larga distancia, como Asia o América, y hemos encontrado que ha sucedido todo lo contrario. De hecho, la mayor caída entre octubre y noviembre se ha producido en el mercado más importante en volumen, como Francia, con una bajada del 19,7%, seguida por Alemania y Reino Unido, con retrocesos del 14% y del 8%. En el otro lado han crecido las llegadas desde EEUU, Argentina o Canadá.

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