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La histórica familia Sanahuja, de construir casas baratas en el franquismo a la insolvencia tras la burbuja inmobiliaria

La familia catalana hizo fortuna construyendo casas baratas en Barcelona durante el desarrollismo franquista

Román Sanahuja, llegando a los juzgados de plaza de Castilla en febrero de 2011.
Román Sanahuja, llegando a los juzgados de plaza de Castilla en febrero de 2011.Pablo Moreno (CINCODIAS)
CINCO DÍAS

La familia Sanahuja, una saga histórica en el ladrillo español, se resiste a dar entrada al grupo mexicano Cojaswinvest en su centro comercial estrella en Badalona. La familia Cojab ha adquirido la deuda de la sociedad que explota este activo en concurso de acreedores desde el pasado verano, tal y como han informado Álvaro Bayón y Alfonso Simón este miércoles en el diario CincoDías.

La familia barcelonesa Sanahuja es una de las principales sagas del inmobiliario en las últimas décadas. El apellido hizo fortuna construyendo casas baratas en Barcelona durante el desarrollismo franquista. Román Sanahuja, que encabezó la segunda generación de la familia, se convirtió más tarde, durante el bum de la construcción residencial de principios de siglo, en uno de los conocidos como señores del ladrillo y habitual de las clasificaciones de personas más ricas de España. Su nombre estuvo asociado a grandes inmobiliarias del sector como Metrovacesa, la principal promotora entonces, a la que lanzó una opa en 2006 y entró en una guerra de opas.

Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, en 2008, Sacresa fue a concurso de acreedores con 1.800 millones de deuda, lo que supuso una de las grandes insolvencias junto a las de Martinsa-Fadesa y Habitat. De aquella época todavía quedan consecuencias recientes, ya que el Tribunal Supremo condenó la pasada semana a Sanahuja a pagar 210.000 euros por la opa sobre Metrovacesa por información privilegiada.

Los Sanahuja llegaron a las primeras posiciones de los rankings de los más ricos de España con la burbuja inmobiliaria, sin embargo, cuando esta se pinchó, diversas de sus empresas se declararon en concurso de acreedores. Una de ellas fue Sacresa, una de las grandes insolvencias de aquella época junto con la de Martins-Fadesa.

Estos empresarios catalanes no volvieron a las listas de grandes fortunas hasta hace poco tiempo, solo unos meses antes de que otra de sus empresas, la propietaria del centro comercial Màgic Badalona, presentara suspensión de pagos con una deuda de 44 millones de euros.

En la actualidad, las diferentes ramas familiares comparten la sociedad Indicesa, que el pasado año facturó 33,6 millones y ganó 13,7 millones. Entre las propiedades familiares cuentan también con L’Illa Diagonal, centro comercial y oficinas en la avenida Diagonal.



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