Anatomía de la economía de EEUU
Los votantes de Trump ven la situación de color rosa; Krugman se tira de los pelos. ¿Quién tiene razón?
Las personas sienten el estado de la economía personalmente, en sus posibilidades de trabajo, perspectivas de aumento de sueldo, etc. Es la tesis del nobel de economía Richard Thaler. Preguntando a la gente si cree que la economía mejora, otro factor actúa: la ideología política.
Según la mayoría de los datos, la economía norteamericana ha seguido mejorando en 2017. Las percepciones difieren, sin embargo. Los votantes de Donald Trump ven una economía de color rosa. Paul Krugman se tira de los pelos, en cambio.
La Universidad de Míchigan dijo el 22 de noviembre que su índice de confianza del consumidor fue de 98,5 (noviembre), por encima de una lectura preliminar de 97,8. Estaba por debajo de los 100,7 de octubre, que era el nivel más alto desde enero de 2004.
La tasa de paro se ha reducido al 4,1%, su nivel más bajo en casi 17 años. El mercado de valores alcanza nuevos récords. Según la Universidad de Míchigan, “los consumidores han expresado una mayor certidumbre acerca de sus expectativas de ingresos, el empleo y la inflación”.
La expectativa de inflación para el próximo año es de 2,5%, aunque la Reserva Federal tiene como objetivo una inflación anual del 2%. El índice de precios aumentó un 1,6% en octubre con respecto al año anterior, mientras que los precios de los alimentos y la energía subieron un 1,3%. Se espera que la Fed eleve las tasas de interés a corto plazo a mediados de diciembre: “Esperamos que la inflación retroceda en un año o dos, pero no estoy muy segura acerca de esto“, afirmó Janet Yellen recientemente. Por su parte, Trump debería dar las gracias a Obama y no arrogarse el mérito por el crecimiento económico actual. La sola presencia del presidente no puede explicar por qué el mundo entero está disfrutando del crecimiento y el auge de los mercados bursátiles, aunque él tiene una explicación: “La razón por la que nuestra Bolsa es tan exitosa se debe a mí”. Anda sobrado de humildad.
Trump prometió devolver Estados Unidos a un crecimiento sostenido del 4% a través de una regulación menos rígida y menores impuestos, para fomentar la inversión y la innovación. El problema es que ese ritmo de crecimiento no sería sostenible. Requeriría que los empresarios contrataran más trabajadores con cualificaciones que no tienen. En 2017, el PIB está donde lo dejó Obama, en el 3%. La tasa de desempleo es del 4,1%, pero la temporalidad es un problema, como admite Janet Yellen: la mayor parte del crecimiento del empleo se da en la distribución retail y en alimentación, con bajos salarios. Ocho millones de personas han estado sin trabajo tanto tiempo que difícilmente regresarán a los empleos bien remunerados que tenían.
La manufactura aumentará más rápido que la economía en general. La industria quiere crecer un 3% en 2017 y un 4% en 2018.
La Fed mantiene los tipos y se espera que los eleve al 1,5% a final de año. También, la Fed empezó a vender sus 4 billones de dólares en bonos del Tesoro en octubre. A medida que la economía mundial ha mejorado, los inversores han estado pidiendo menos bonos. Como resultado, las tasas de interés a largo plazo y fija aumentarán en 2018.
La mayoría de los estadounidenses cree que el mercado inmobiliario se estancará en los próximos dos años, tras un fuerte crecimiento. Los recuerdos del estallido de la burbuja inmobiliaria siguen vivos…
Estados Unidos anticipa que los precios del crudo serán de 52 dólares/barril Brent en 2018. West Texas Crude será dos dólares más barato. La AIE advirtió de que aún hay cierta volatilidad y que los precios subirán a 54 dólares/barril en 2018.
Un dólar fuerte deprime los precios del petróleo. Eso es porque los contratos petroleros tienen un precio en dólares. Las petroleras están despidiendo trabajadores y algunas compañías podrían incumplir con su deuda. Los fondos de bonos de alto rendimiento no han tenido éxito, como resultado.
El mercado del petróleo todavía está respondiendo al impacto del aumento de producción de petróleo de Estados Unidos. Los precios del petróleo descendieron el 25% en 2014 y 2015. La buena noticia para la economía americana es que también se reduce el coste del transporte, los alimentos y las materias primas para las empresas.
Eso elevó los márgenes de beneficios empresariales y, también, les dio a los consumidores más ingresos disponibles para gastar, aunque la tendencia es que, tanto las empresas como las familias están ahorrando en lugar de gastar.
La Oficina de Estadísticas Laborales publica una perspectiva ocupacional cada década. Entra en gran detalle sobre cada sector. Se espera que el empleo total aumente en 20,5 millones hasta 2020. El crecimiento más rápido ocurrirá en la atención médica, cuidado personal, asistencia social, las TIC y la construcción.
La Fed y el Tesoro creen que la economía se recuperará totalmente de la recesión de 2007-2009 en 2020 y que la fuerza de trabajo volverá al pleno empleo aumentando la tasa de participación laboral, al incorporar mayores de 55 años y veteranos de las guerras de Irak y Afganistán. El mayor crecimiento (5,7 millones de empleos) tendrá lugar en la asistencia médica y otras formas de atención social. El siguiente sector en crear empleo (3,7 millones) será el tecnológico, gracias a la digitalización de la economía y las empresas. Se trata del diseño de nuevos sistemas informáticos, especialmente tecnologías móviles, inteligencia artificial, científica y técnica, robótica y cloud. Las empresas desean asesoramiento sobre planificación y logística, implementación de nuevas tecnologías y cumplimiento de las normas de seguridad, medio ambiente y empleo seguro en el lugar de trabajo.
Otros aumentos sustanciales de empleo ocurrirán en la educación (1,8 millones), distribución (1,7 millones de empleos) y hoteles/restaurantes (1 millón de empleos).
Otra área son los servicios profesionales (1,6 millones de empleos), que incluye recursos humanos, consultores y asesoría. A medida que la vivienda se recupera, la construcción puede agregar 1,8 millones de empleos, mientras se destruye empleo en áreas tradicionales y se crean nuevos empleos propios de la cuarta revolución industrial.
Jorge Díaz-Cardiel es Socio director de Advice Strategic Consultants. Autor de ‘Trump, año uno’