El primer exoesqueleto robótico infantil, un éxito de la I+D española
Se trata de un avance de Maris, 'spin off' del CSIC, y la ingeniería Escribano Los creadores buscan su venta en varios países europeos
La firma española Marsi Bionics, una pequeña spin off del CSIC, ha desarrollado el primer exoequeleto pediátrico portable del mundo. La empresa de ingeniería Escribano, asociada al proyecto, ha cedido este miércoles la primera unidad al Hospital Sant Joan de Déu Barcelona. De esta forma, los niños afectados por Atrofia Muscular Espinal (AME) podrán acceder a una nueva terapia para retrasar los síntomas de la enfermedad y lograr lo hasta hace poco imposible: ponerse de pie y largarse a caminar.
Marsi, empresa especializada en robótica aplicada al sector de la sanidad, comenzó a desarrollar hace cinco años un primer prototipo. Escribano se asoció al proyecto, lo capitalizó y compró un 25% de la empresa. “Nosotros hemos aportado el paso a la industrialización”, ha explicado Ángel Escribano, presidente de Escribano Mechanical and Engineering, tras la presentación del exoesqueleto en Barcelona.
La AME es una enfermedad neuromuscular, de carácter genético, que se manifiesta por una perdida progresiva de la fuerza muscular. Se considera la segunda enfermedad neuromuscular más frecuente en la infancia, con una incidencia de uno por cada 10.000 bebés. Se estima que en España existen 1.500 familias afectadas. El tratamiento actual está centrado en retrasar la aparición de complicaciones derivadas de la debilidad y la perdida de movimiento.
Se trata de un robot que, en lugar de caminar por si solo, se acopla al cuerpo de una persona
Natalia Rodriguez, jefa de rehabilitación del Sant Joan de Déu
El exoesqueleto sirve para demorar el avance de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Pesan 14 kilos, pero los niños apenas notan su peso. Tienen un cuerpo rígido que tiende a adaptarse al cuerpo humano, con una estructura telescópica que puede modificarse según la altura y el tamaño del usuario. Y cuenta con sensores que detectan la fuerza, la intención de movimiento e incluso los problemas de contracturas a nivel articular.
“Se trata de un robot que, en lugar de caminar por si solo, se acopla al cuerpo de una persona. El paciente pone lo cognitivo y el robot aporta lo físico”, ha explicado Natalia Rodriguez, jefa de rehabilitación del Sant Joan de Déu.
Para diseñarlo, los ingenieros debieron pensar en un robot que diera al paciente movilidad completa. Por eso, cada pierna cuenta con cinco motores que permiten a los niños impulsarse en cualquier dirección. “El esqueleto se adapta a las condiciones de marcha. Los niños tienen la sensación de que flotan”, ha explicado Elena García, ingeniera de Marsi.
La inversión total en investigación y desarrollo aportada por ambas empresas asciende a casi 10 millones de euros. Cada unidad tiene un costo aproximado de 30.000 euros, monto que Escribano espera dividir por tres antes de alcanzar una escala de producción de entre 100 y 150 unidades.
El proyecto es también un ejemplo de colaboración entre lo público y lo privado para el desarrollo de productos innovadores. Durante cuatro años, el hospital ha trabajado junto a las firmas para perfeccionar los aparatos. “La combinación de clínicos que se hacen preguntas con empresas que intentan solucionarlas es el coctel perfecto para que las cosas salgan bien”, ha asegurado Jauné Perez Payarols, director de innovación del Sant Joan de Déu. El proyecto también ha recibido financiación de la Comisión Europea.
En España, donde la cobertura sanitaria no es tan amplia, Escribano se imagina un esquema basado en la donación empresarial
El próximo enero, el exoesqueleto entrará en una etapa previa a la comercialización. Desde Marsi creen que recién a fines de 2018 estarán listos para ofrecer su producto en Alemania, Suecia y Dinamarca, países que cuentan con importantes subvenciones estatales para este tipo de tratamientos. En España, donde la cobertura sanitaria no es tan amplia, Escribano se imagina un esquema basado en la donación empresarial.
En principio, la firma ofrecerá los exoesqueletos en alquiler por un precio que rondará los 2.800 euros mensuales. “Es una tecnología cara, y eso es una barrera para el uso particular”, ha reconocido Escribano, aunque confía en que su empresa podrá reducir los costos en los próximos años para hacer el tratamiento más accesible. La firma también está probando escalar de tamaño la tecnología para utilizarla en otro tipo de terapias en personas adultas, como el ictus de rodilla.
El exoesqueleto comenzará a probarse, a partir de hoy, tres veces por semana en varios pacientes. Y los médicos esperan que el tratamiento pueda mejorar, poco a poco, su calidad de vida. Más de 800 niños del Hospital Sant Joan de Déu padecen enfermedades neuromusculares, de los cuales 80 tienen AME tipo 2 y no pueden siquiera deambular. La ingeniera Elena García, que conoce a esos niños muy bien, suele decir que son pacientes con una debilidad muscular muy grande, pero con una fortaleza mental increíble.