Las grandes cotizadas, a la espera de recuperar la brecha del ‘procés’
Los beneficios y sus expectativas justifican que los títulos absorban el hueco abierto con Europa
Las Bolsas mundiales llevan la misma tendencia alcista desde el abismo de la crisis, pero con ritmos bien diferentes, en coherencia con la situación de cada zona monetaria o cada país. En EE UU, con el ciclo más maduro, los estímulos cuantitativos en retirada y los tipos de interés en suave tendencia alcista, la renta variable marca máximos y los analistas no se ponen de acuerdo sobre la existencia o no de recalentamiento de los precios de las acciones; en Japón y en Europa, también con la muleta monetaria, los mercados marcan máximos de hace varios años, aunque el ciclo de crecimiento está en fase de maduración. Y en España, con una expectativa de beneficios mejores que las de las grandes economías continentales, la Bolsa está atenazada por la crisis política catalana, que se ha convertido en una montaña rusa que sacude a los índices bursátiles y a la deuda. Tiene un comportamiento comparado negativo, pero no extremo, y reacciona a cada acontecimiento de forma calculada. En todo caso, la brecha abierta con los indicadores alemanes se mantiene en los últimos meses y se acerca a mil puntos de Ibex, casi el 10% de desfase.
La recomposición del clima político que parecía haberse logrado con la aplicación del artículo 155 de la Constitución y el cese del Govern de la Generalitat puede malograrse con los acontecimientos judiciales y queda de nuevo en suspenso un arreglo tras las elecciones del 21 de diciembre. En todo caso, los analistas consideran que resuelto tal nudo político, no hay excusa económica ni financiera para mantener el castigo en las Bolsas. Las cotizadas que tenían sede en Cataluña, especialmente los bancos, han sufrido un castigo excesivo, así como las grandes compañías manufactureras y de servicios (Inditex, Telefónica, Santander, BBVA, etc.), que han perdido posiciones en sus precios por el simple hecho de cotizar en España. Ellas son las que deben arrastrar de nuevo al índice hasta los máximos que marcó ya este mismo año por encima de los 11.100 puntos, aunque la recomposición de los precios de las acciones antes de que termine el año parece complicada por el delicado calendario político, pese a disponer de generosos fundamentales en las empresas.