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Cinco plazas en liza en la gran renovación del BCE

La salida del vicepresidente en mayo de 2018 abre la pugna por los puestos de Fráncfort El relevo marcará la continuidad o la ruptura con el legado del presidente Mario Draghi

El presidente del BCE, Mario Draghi (d), junto a su vicepresidente, Vítor Constâncio, este jueves en Fráncfort EFE/ARMANDO BABANI
El presidente del BCE, Mario Draghi (d), junto a su vicepresidente, Vítor Constâncio, este jueves en Fráncfort EFE/ARMANDO BABANIARMANDO BABANI (EFE)

El mandato de cuatro de los seis miembros de la cúpula del Banco Central Europeo expira durante los próximos 26 meses (vicepresidente, economista jefe, presidente y responsable de mercados financieros, por ese orden). Y la carambola de relevos y nacionalidades podría abrir un quinto hueco, lo que supondría la renovación casi total del Comité Ejecutivo del BCE en poco más de dos años.

La carrera por lograr una plaza en Fráncfort (o mantenerla) ya ha empezado entre los 19 países de la zona euro. En apenas cuatro meses (desde febrero de 2018) empezará la elección del sustituto del vicepresidente Vítor Constâncio, cuyo mandato concluye en mayo del año que viene.

Esa plaza está reservada para España, según insiste el ministro español de Economía, Luis de Guindos, quien asegura contar con el respaldo de Berlín. Pero fuentes europeas advierten que el equilibrio de fuerzas es muy delicado y el número de aspirantes muy numeroso, sobre todo, entre los ocho países que todavía no han ocupado nunca una plaza en el BCE (Irlanda, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Estonia, Letonia, Lituania, Chipre y Malta).

El relevo de Constâncio, en todo caso, resultará especialmente significativo porque marcará también la sustitución del economista jefe (el belga Peter Praet en mayo de 2019) y, sobre todo, del presidente Mario Draghi (en octubre de 2019).

La mayoría de las fuentes calculan que en la cumbre europea de marzo, cuando se anuncie el nombramiento del nuevo vicepresidente, se pactará de manera más o menos tácita el reparto de los otros dos cargos. Un triplete en el que España, Irlanda y Alemania, por ese orden, figuran, por ahora, como máximos aspirantes. Pero fuentes europeas subrayan que la secuencia no está garantizada y no descartan que España pierda la vicepresidencia y deba que esperar a 2019 para ocupar el puesto del economista-jefe.

Berlín culpa a Draghi del avance de la extrema derecha en Alemania

Las bazas las moverá Berlín, empeñada en poner fin cuanto antes al legado expansivo del actual presidente. El gobierno saliente de Angela Merkel y, en particular, su ya ex ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, han mantenido una difícil convivencia con la política monetaria de Draghi y con la inagotable imaginación del italiano para adoptar medidas no convencionales que han cargado el balance del BCE con miles de millones de deuda pública y privada.

Schäuble llegó a acusar a Draghi de alimentar los avances de Alternativa para Alemania, grupo de extrema derecha que en las elecciones del 24 de septiembre logró un éxito sin precedentes con el 13% de los votos.

Sería bueno que Alemania se hiciese por fin con la presidencia del BCE, para apaciguar el debate en ese país sobre la política monetaria y el futuro del euro”, concede una alta fuente europea. A Berlín se le escapó el puesto en 2011, cuando la espantada de Axel Weber (entonces presidente del Bundesbank), en protesta por las primeras compras de deuda, abrió el camino hacia Draghi.

Las fuentes consultadas incluso aceptan el nombramiento de Jens Weidmann, actual presidente del Bundesbank y antiguo asesor de Merkel al que hasta hace poco se identificaba con las posturas maximalistas de Schäuble y Weber. Pero el banquero central alemán ha suavizado su perfil en coincidencia con sus posibilidades de asumir la cúspide del BCE.

La entrada de Weidmann o de cualquier otro compatriota suyo precipitaría, con toda probabilidad, la salida prematura de la alemana Sabine Lautenschläger. Otro puesto libre que permitiría dar entrada a algún país sin representación previa o compensar a alguno de los posibles damnificados durante la carambola

Poco después, en enero de 2020, saldrá el francés Benoît Couré, plaza que se presupone reservada para Francia a menos que el gobierno de Emmanuel Macron decida pugnar por la presidencia, no tanto para hacerse con ella como para vender más caro el puesto a Berlín o a otra capital.

La canciller alemana, Angela Merkel. EFE/ Omer Messinger
La canciller alemana, Angela Merkel. EFE/ Omer Messinger

Dominio alemán

Alemania e Italia son los únicos países que han ocupado plaza en el Comité ejecutivo del BCE de manera ininterrumpida desde el nacimiento del euro. Berlín ha encadenado mandatos a pesar de la dudosa fiabilidad de sus representantes (Otmar Issing, eurorreticente; Jürgen Stark y Jörg Asmussen dieron la espantada). Italia es el único país que durante un breve período (dos meses) contó con dos puestos (Lorenzo Bini-Smaghi y Mario Draghi).

El presidente francés, Emmanuel Macron. REUTERS/Etienne Laurent/Pool
El presidente francés, Emmanuel Macron. REUTERS/Etienne Laurent/Pool

París siempre cuenta

Francia es la otra fuerza incuestionable, aunque ha perdido dos veces la silla en el Comité Ejecutivo. La primera, durante 17 meses, a la espera del nombramiento de Jean-Claude Trichet como presidente, bloqueado por un proceso judicial. Y la segunda (dos meses) entre la salida de Trichet y la dimisión de Bini-Smaghi para dejar hueco a Benoît Coeuré.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. REUTERS/Juan Medina
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. REUTERS/Juan Medina

España, la gran ausente

España, como Alemania, Francia e Italia, tenía un derecho tácito a una de las seis plazas del Comité Ejecutivo. Pero lo perdió en 2012, tras la salida de José Manuel González Páramo. Un castigo atribuido a Berlín y justificado por la grave crisis que atravesó la banca española.

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