Los españoles aún no creen en el coche eléctrico
Los ciudadanos son pesimistas sobre la posibilidad de comprar un vehículo en los próximos meses y se inclinan más por los modelos híbridos y de combustión, según la encuesta de 40dB. ‘Termómetro 5D’ para CincoDías
El mercado del automóvil está en una encrucijada y retroalimenta las expectativas de los ciudadanos. Solo un 10% cree que en un futuro cercano adquirirá un nuevo vehículo y, en el caso de hacerlo, la opción eléctrica es marginal: los consumidores se decantan por los modelos híbridos, seguidos a corta distancia por los motores de gasolina o diésel. Así lo refleja la encuesta Termómetro 5D de 40dB. para CincoDías y EL PAÍS, elaborada sobre la base de 6.000 entrevistas llevadas a cabo entre enero y marzo de este año. Los hombres, los más jóvenes y aquellos que tienen mayor poder adquisitivo son algo más propensos a embarcarse en esta inversión, que en los últimos años se ha encarecido a un ritmo vertiginoso.
El aumento de precio de los vehículos, tanto nuevos como usados, ha sido muy marcado desde la pandemia. La falta de suministros y los cuellos de botella que se produjeron al salir de los confinamientos estrangularon la producción, agravando la fuerte caída de las ventas que ya había empezado con el parón obligado de la actividad. Este desequilibrio entre demanda y oferta, sumado a la incertidumbre regulatoria sobre el futuro del coche de combustión —y ahora también de la guerra arancelaria—, ha calentado el mercado. Los coches matriculados en 2024 fueron de media un 30% más caros que en 2019, según las estadísticas de la Agencia Tributaria. De acuerdo con los datos del portal Coches.com, la segunda mano se ha encarecido más de un 10% tan solo en los dos últimos años; la subida rozó el 40% el pasado ejercicio para los automóviles de más de 15 años.
La opción eléctrica es parte de este relato, aunque tiene características aparte. Su precio es, a priori, más elevado. Un idéntico modelo del mismo fabricante puede costar un 50% más en la versión enchufable (excluidas las ayudas públicas) con respecto a una de combustión, como es el caso de algunos vehículos del grupo Stellantis o del conglomerado Renault-Nissan-Mitsubishi. Además, las alternativas de gama baja son todavía escasas y las subvenciones públicas, aunque se van renovando —el Gobierno ha extendido el Plan Moves—, tardan en llegar al consumidor. Otro talón de Aquiles es la estructura de los puntos de recarga: la distribución no es homogénea en el territorio, un elemento más que pesa sobre la decisión de inversión de los compradores y que se convierte en una pescadilla que se muerde la cola, puesto que la baja penetración de autos eléctricos frena el desarrollo de la infraestructura.
Con este telón de fondo, los coches eléctricos en España no terminan de despegar: las ventas están cerca de 10 puntos por debajo de la media europea, aunque los compromisos adquiridos en seno comunitario están cada vez más cerca. La UE ha decidido prohibir a partir de 2035 las ventas de coches de combustión para cumplir con sus ambiciosos objetivos de descarbonización, con el año 2050 como meta para lograr la neutralidad climática.
Pesimismo moderado
El nuevo barómetro de 40dB., que se publicará cada tres meses, se construye en torno a las perspectivas de los entrevistados sobre cinco dimensiones económicas esenciales: consumo —que a su vez incluye siete subcategorías, entre ellas el automóvil—, ahorro, inversión, empleo y vivienda. A raíz de las respuestas, la agencia de investigación ha construido un indicador, el Índice 5D de clima económico, que va de 0 a 100, donde cero se corresponde a una expectativa totalmente pesimista y cien a una respuesta optimista. En el primer trimestre del año la expectativa de los españoles era estable —rango que va de los 45 a los 55 puntos— tomando en cuenta el conjunto de las categorías analizadas, con 46,1 puntos. Hay, sin embargo, tres apartados que acaparan una mirada “moderadamente pesimista”: el automóvil (41,9 puntos), el mercado laboral y la vivienda, con 42,5 y 30,1 puntos, respectivamente.
Al ser preguntados sobre la posibilidad de adquirir un vehículo en los seis próximos meses, más de un 26% de los entrevistados contesta que no está en sus planes. Los hombres son algo más proclives a comprar que las mujeres (11,9% frente a un 8,5%), así como la generación Z, es decir los jóvenes nacidos entre finales de los noventa y la primera década de los 2000, que es más optimista en casi todas las dimensiones. Un 17% de ellos planea hacerse con un automóvil en el corto plazo, frente al 5,8% de los mayores de 61 años, que representa el segmento de los baby boomers y la generación silenciosa, en general más pesimista sobre el futuro de su situación económica.
A la pregunta sobre qué vehículo compraría en caso de realizar la inversión, la mayoría, un 36,4%, se inclina por modelos híbridos, y un porcentaje parecido afirma que elegiría una opción de combustión (34,6%), gasolina o diésel. Quienes más optan por estas dos últimas opciones, que son las más baratas del mercado, son los jóvenes, aquellos que tienen dificultades para llegar a fin de mes y las clases bajas y medio bajas. Un indicio más de que la transición climática no tendrá el mismo coste para todos.