El aterrizaje del Foro de Davos en la empresa
Es necesario que los sistemas de gestión de riesgos se integren en el engranaje de las compañías
El análisis del Informe de riesgos globales realizado por el Foro Económico Mundial celebrado este mes en Davos ha puesto de manifiesto los cinco retos clave que afronta el mundo en la actualidad, derivados de la evolución de los riesgos globales. Estos son la necesidad de reavivar el crecimiento económico; la reforma del capitalismo de mercado; abordar la importancia de la identidad y la comunidad; proteger y fortalecer nuestros sistemas de cooperación global, y la gestión del cambio tecnológico.
Los riesgos tienen su reflejo en amenazas para las sociedades, y dentro de ellas, para las organizaciones y las instituciones. Por tanto, el conocer los retos y las tendencias que influirán en la economía, la política y la sociedad derivadas de los mismos es una gran oportunidad, y una aún mayor responsabilidad, para afrontar los riesgos y así como para tratar de mitigarlos.
Durante la última década, hemos advertido un conjunto persistente de riesgos sociales y económicos que requieren que las compañías –además de los líderes políticos– tomen medidas urgentes para solucionar problemas críticos. Por citar un ejemplo, y asociado al reto de gestionar el cambio tecnológico, el Informe de riesgos globales señala un apremiante problema de gestión si debemos crear las reglas, normas, estándares, incentivos, instituciones y otros mecanismos para definir el desarrollo y la implantación de las tecnologías emergentes de la denominada cuarta revolución industrial.
"Las empresas españolas se encuentran casos en que no existen mecanismos para que los responsables del gobierno de las empresas eviten el fracaso empresarial"
Gestionar una empresa implica gestionar riesgos, y para poder hacerlo con garantías y posibilitar la generación de valor es necesario hacer un balance entre los riesgos y las oportunidades; y el apetito de riesgo –esto es, la cantidad de riesgo que la empresa desea asumir– debe servir de guía para la toma de decisiones, la asignación de los recursos, para fomentar una cultura ética y para alinear a toda la empresa en la consecución de los objetivos fijados, permitiendo hacer un seguimiento y monitorización de los resultados obtenidos y sus riesgos asociados.
El documento Definición e implantación del apetito de riesgo, editado por La Fábrica de Pensamiento, el think tank del Instituto de Auditores Internos de España, señala la importancia de que los sistemas de gestión de riesgos no funcionen como piezas aisladas, sino que se integren en el engranaje de las compañías y se alineen con la estrategia y la cultura corporativa. Los principales órganos de gestión y control de las empresas “deben apoyar e impulsar la gestión de riesgos con el objetivo de que se transmita a toda la organización y se integre en la operativa diaria de todas las áreas”. Por lo tanto, la definición clara de los roles y responsabilidades en esta materia será clave para el éxito del sistema que se implante.
En este aspecto, cobra gran importancia el establecimiento de un entorno de control que proporcione disciplina y estructura adecuada y sólida. Este es el pilar básico del control interno, que establece la forma en la que una organización opera e influye en la manera de actuar de las personas, y en cualquier contexto, más si cabe en circunstancias tan complejas como el mundo actual, se hace imprescindible para afrontar con éxito los riesgos que amenazan a las compañías y los retos derivados. Así lo esperan los grupos de interés de cualquier organización, lo exigen los reguladores, y también es a lo que debe aspirar cualquier compañía.
Si bien las empresas españolas avanzan rápidamente en estas materias, a menudo se encuentran casos en los que no existen mecanismos para que los responsables del gobierno de las empresas eviten el fracaso empresarial. Mecanismos independientes, con visión global de las operaciones y con recursos y calificaciones adecuadas para detectar las debilidades de control interno y espíritu crítico en la propuesta de soluciones y mejoras.
En este campo, el aseguramiento proporcionado por auditoría interna sobre la solidez del entorno de control y la eficacia del sistema de gestión de riesgos es la clave para mitigar los riesgos y para proteger el valor de las compañías. También para participar activamente en la responsabilidad de todos para aportar soluciones globales como parte de la sociedad global en la que nos desenvolvemos.
Javier Faleato Ramos es director general del Instituto de Auditores Internos de España.