¿Por qué vamos a lograr la racionalización horaria?
Los expertos coincidimos en que el punto de inflexión es la vuelta a nuestro huso horario
La racionalización de horarios reacciona como un fluido no newtoniano. Este tipo de fluidos funciona de la siguiente manera: si se imprime una fuerza pequeña sobre él, el fluido se mantiene líquido. Sin embargo, si se da un gran golpe, con toda la mano, el fluido se solidifica. Algo parecido está ocurriendo con el tema de la racionalización horaria. Cuando lográbamos avanzar en un aspecto, en uno de los elementos que inciden en el problema, la situación no cambiaba. Pero ahora que estamos abordando el problema desde diferentes puntos de vista, implicando a todos los agentes afectados, estamos consiguiendo avances importantes.
La racionalización de los horarios laborales es una cuestión pendiente que preocupa a las familias y ocupa a los políticos, que lo llevan en sus programas electorales sin entender muy bien qué hacer, más allá de vociferarlo en los mítines (algo lógico si tenemos en cuenta que la jornada laboral partida es la más extendida en España).
Cuando hace ya más de 10 años se creó la Comisión para la Racionalización de los Horarios Españoles, empezamos a trabajar intentando distintas estrategias para sensibilizar a la Administración y a la sociedad; avanzábamos, pero a un ritmo lento. Estaba claro que todos los agentes sociales debían ponerse de acuerdo. Se trataba de hacer un buen diagnóstico de esta realidad: unos husos horarios únicos en el mundo. Descubrir sus causas históricas y los costes en salud, productividad, natalidad, calidad de vida... Y hacer pedagogía eliminando barreras, con optimismo, explicando las ventajas a los implicados, sin forzarlos, para que las empresas empezasen a situar el foco en el valor del trabajo por los resultados obtenidos, en lugar de en nuestra capacidad de fichar.
En Cataluña, los cambios empezaron a acelerarse el 10 de marzo de 2016, cuando quedó constituida la Ponencia sobre la Ley de la Reforma Horaria en Cataluña y se crearon las mesas cuadrangulares de las seis palancas del cambio (educación, tejido productivo, comercio y consumo, cultura y ocio, administración pública y movilidad). Estas mesas reúnen a representantes de la administración, a los sindicatos, a la empresa, y a expertos que facilitan el debate para profundizar en el tema, discutir los obstáculos y encontrar soluciones.
"Se consiguen efectos que van más allá de las personas como la reducción de CO2 y las horas de reuniones y desplazamientos"
Y... ¡funciona! Con esta iniciativa, Cataluña está liderando la estrategia de la racionalización de horarios. En estos momentos, todos los implicados estamos preparando el Momento Cero, el día que –siguiendo con el símil del fluido no newtoniano– marcará el punto en el que todos juntos golpeemos el problema y consigamos, realmente, que se solidifique. Algo parecido a lo que sucedió con la prohibición de fumar en los bares y restaurantes.
En el caso de la racionalización horaria, los expertos coincidimos en que el punto de inflexión para que el engranaje empiece a moverse es la vuelta a nuestro huso horario. Cambiar a Greenwich (no tocar la hora en marzo) es el mejor punto de arranque para posicionar horarios de colegios, de comida, anular la media-mañana, adelantar el prime time en la televisión, etc. No hay duda de que todos los cambios requerirán concienciación y empeño porque si no actuamos conjuntamente, el fluido seguirá líquido.
En las mesas cuadrangulares estamos escuchando las experiencias piloto de empresas que han avanzado en el tema. Después de aplicar medidas concretas (flexibilidad en la hora de entrada, promoción del teletrabajo, cambio de horarios…) se consiguen efectos que van más allá de las personas como la reducción de CO2 y las horas de reuniones y desplazamientos…
Las experiencias, sin embargo, tienen también una constante. No podemos olvidar que la conciliación es esencialmente una competencia de liderazgo, que se concreta en la agenda personal de cada uno. La agenda –como no me canso de repetir en clase– es el lugar en el que te comprometes con tus prioridades. El horario del trabajo, el prime time televisivo o la afición española por fijar eventos más allá de las 20:00h son obstáculos…, pero si no tenemos claras nuestras prioridades y firme nuestra voluntad, aunque las circunstancias cambien, nosotros seguiremos igual.
Como todo cambio de envergadura, ahora necesitamos dos cosas: un líder con poder que apoye la iniciativa y muchos líderes empresariales, familiares y sociales que hagan microcambios diarios y sean referentes de una mejor gestión del tiempo: más productiva, saludable y sostenible.
Nuria Chinchilla es profesora del IESE y directora del Centro Internacional Trabajo y Familia del IESE.