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Informe OCDE

¿Por qué los emigrantes van siempre a los mismos países?

15 países, entre ellos España, atraen al 64% de la emigración de todo el planeta La concentración aumenta a pesar del aumento de riqueza en otras zonas del planeta

Llegada al puerto de Almería de 64 inmigrantes, entre ellos 11 mujeres y 2 niños de corta edad.
Llegada al puerto de Almería de 64 inmigrantes, entre ellos 11 mujeres y 2 niños de corta edad. Efe

Más emigrantes, pero la mayoría con los mismos destinos. En lo que va de siglo, el número de personas que viven en un país distinto al de su nacimiento ha pasado de 173 millones en el año 2000 a 244 millones en 2015 o el 3,3% de la población mundial, según la base de datos de la ONU. Pero ese incremento no ha ido acompañado por una mayor variedad en los países receptores. Todo lo contrario

 El 64% de los emigrantes del planeta residen y trabajan en un reducido número de países, la mayoría europeos, según un denso estudio publicado ayer por la OCDE.

“El porcentaje de emigrantes que se dirigen a los países de mayor renta ha pasado del 36% al 51% entre 1995 y 2015”, señala Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, en la introducción del informe. Y en contra de la impresión habitual, la inmensa mayoría de los emigrantes no procede de las zonas más pobres del planeta, sino de países con alto nivel de crecimiento, pero escaso bienestar.

La población aprovecha los mayores ingresos para marcharse en busca de un mejor nivel de vida y no lo hacen a países vecinos algo más prósperos sino, a ser posible, a los países más avanzados del planeta.

244 millones de personas vivían en 2015 en un país distinto al de su nacimiento, el 3,3% de la población mundial.

El informe de la OCDE aspira a dar una visión rompedora de la emigración y algunos de sus capítulos pueden leerse como un apasionante ensayo sobre un fenómeno que ha marcado gran parte de la historia y que sigue provocando grandes debates políticos.

El estudio empieza por rebatir la teoría de que los movimientos migratorios actuales se producen entre países en vías de desarrollo, un dato que, según la OCDE, no se corresponde con la realidad.

La OCDE calcula que dos de cada tres emigrantes se dirigen a países de “de altos ingresos”, un grupo integrado por 28 países, 16 de ellos europeos, más Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, los países del Golfo e Israel, Japón, Corea, Hong Kong y Singapur.

La concentración se produce en ambos extremos, porque el 80% de los emigrantes también procede de un grupo homogéneo de 59 países, calificados como “de elevado y sostenido crecimiento” localizados en África, Asia y América Latina, pero también en Europa del Este. En ese grupo, ha aumentado el porcentaje de emigrantes hacia los países más ricos y ha disminuido el de inmigración cruzada.

La OCDE apunta varias razones para que el éxodo sea cada vez más unidireccional. En primer lugar, según la OCDE, se debe a que la brecha de renta entre los países más ricos de destino y los emergentes de origen se ha ampliado en los últimos 20 años. En segundo lugar, a pesar de la mejora en ingresos, los países de origen siguen lejos en términos de seguridad, bienestar y posibilidades de futuro, lo que anima a las personas que pueden permitírselo a buscar alternativas en el extranjero.

Y en tercer lugar, las nuevas generaciones de emigrantes suelen optar por países donde ya tienen familiares o amigos, lo que también contribuye a la concentración. El efecto llamada o el de arrastre se traduce en que el 64% de los emigrantes se encuentran en apenas 15 países, con EE UU a la cabeza y con Alemania, Reino Unido, Francia, España e Italia como representantes europeos (por ese orden) en el ranking de destinos.

Los países del Golfo, gracias al petróleo, se sumaron en los años 1970 a la lista de destinos habituales y los emigrantes suponen ya el 40% de la población y llegan al 70% en Kuwait o el 80% en Catar y Emiratos Árabes, aunque la mayoría proceden de solo seis países asiáticos (Bangladés, India, Indonesia, Nepal, Filipinas y Sri Lanka).

La OCDE recomienda poner en marcha un proceso de coordinación internacional para facilitar que los flujos de emigración se diversifiquen, tanto para beneficiar a otros países potencialmente receptores como para ofrecer más oportunidades a los emigrantes.

El desarrollo en origen no frena la emigración

“Se suele creer que el progreso económico reduce la emigración y aumenta la inmigración”, señala el capítulo IV del informe de la OCDE. Pero “sorprendentemente, los emigrantes en los países más ricos proceden cada vez más de países que están experimentando un crecimiento muy alto y duradero”. La paradoja se explica, según la OCDE, porque los emigrantes no buscan sólo un beneficio económico sino también una mejora de las condiciones de vida para ellos y sus familias. El organismo internacional recuerda que en algunos países el rápido desarrollo económico no va acompañado de avances en democracia, libertad, igualdad o integración de la mujer. Y en esos países, el progreso económico alienta la emigración en lugar de frenarla. Un éxodo que puede ir a más porque según los sondeos el 11% de la población desea emigrar y sólo lo ha logrado el 3,3%.

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