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Prevención

El médico de familia es clave para frenar el sida

Pese a los avances científicos, la prevención sigue siendo la gran asignatura pendiente.

Thinkstock

No nos engañemos. En el sida se han superado muchas cosas, pero tras una trayectoria de casi 40 años y los importantes avances científicos alcanzados en los tratamientos para esta enfermedad de transmisión sexual, que ahora se puede tratar con una sola pastilla al día, la prevención sigue siendo la gran asignatura pendiente.

En España se siguen contagiando de VIH más de 3.000 personas cada año (3.366 casos en 2014, según el último dato disponibles de Sanidad), y aunque ya “no se puede hablar de epidemia”, según explica Vicente Estrada, jefe de sección del Hospital Clínico San Carlos y especialista en esta enfermedad, “sí de infección persistente no controlada”, que según las estimaciones afecta a unos 150.000 españoles y todavía se lleva por delante la vida de unas 700 personas al año.

En Europa ocurre más de lo mismo. En los últimos cuatro años, los contagios entre los varones jóvenes que practican sexo con hombres han crecido un 4%, sobre todo “porque apenas usan el preservativo”, añade Estrada.

Las personas de entre 20 y 59 años de edad son uno de los principales blancos de los test diagnósticos

Pero ¿qué es lo que falla? ¿Por qué no se consigue contener esta enfermedad aún tan estigmatizada? Pese a que gracias a los modernos test, dispensados en multitud de ONG y centros sanitarios (como Sandoval, en Madrid), se puede obtener un diagnóstico, totalmente confidencial, en tan solo 20 minutos, sin necesidad de pasar por el médico de familia, a juicio de María José Galindo Puerto, presidenta de Seisida y jefa de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínico de Valencia, “la pérdida del miedo al sida, ya convertido en una enfermedad crónica, y el aumento de las prácticas de riesgo sobre todo en el colectivo de varones homosexuales”, que representan cerca del 55% de las infecciones al año, impide su control.

Pero la infección oculta, aún no diagnóstica, que afecta a unas 50.000 personas, según estiman en Seisida, es otro de los motivos que impide controlarla porque ayuda a propagar el contagio.

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Sacar a la luz estos casos es uno de los retos que actualmente tienen sobre la mesa las autoridades sanitarias. En España, una de las estrategias de Sanidad ya en marcha es la implantación de una guía de actuación (basada en guías europeas) para todos los profesionales sanitarios con el objetivo de extender los test diagnósticos a una mayor parte de la población general.

Los centros de atención primaria son las principales dianas de este proyecto que, además, tiene como objetivo detectar la infección en fases más tempranas, ya que en el 50% de los diagnósticos ya está avanzada la enfermedad, y también especialidades médicas como odontología, ginecología o hematología, con menos tradición en la oferta de la prueba. Se están empezando a recoger los primeros resultados, dice Galindo, aunque el proceso es lento “porque hay que formar a muchos profesionales”.

Además de proponer la prueba a personas con patologías sugerentes de VIH, como ciertos tumores, la hepatitis B o C, o infecciones de transmisión sexual (dentro de una larga lista), los profesionales han empezado a proponer el test de forma rutinaria a personas aún si síntomas, como la población sexualmente activa de entre 20 y 59 años; en extracciones de sangre; embarazadas; internos de instituciones penitenciarias, o a personas procedentes de países con alta prevalencia de la enfermedad y provincias españolas cuyas tasas de nuevos diagnósticos son más elevadas, además de a las personas que se han expuesto al VIH.

Truvada: me tomo la pastilla antes de tener sexo

De momento no ha llegado a España, pero el antirretroviral Truvada, que combina tres fármacos, se vislumbra como uno de los tratamientos que puede ayudar a prevenir el sida a falta de una vacuna.

Aprobado en julio por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), el uso de Truvada es profiláctico y consiste en tomar el fármaco antes de exponerse a una relación con riesgo de contagio, explica el especialista Vicente Estrada.

Francia, Noruega, Holanda o EE UU son algunos de los países que ya lo utilizan, pero en España el debate está aún abierto. De entrada, los pacientes no descartan incluso que se establezca un copago por el fármaco, dice Estrada.

Después de los modernos retrovirales, que han logrado hacer indetectable la carga viral en sangre impidiendo nuevos contagios, incluso de las madres a los neonatos, uno de los progresos en España ha sido conseguir llevar el tratamiento al 95% de los diagnósticos. El coste anual del tratamiento del VIH asciende a unos 10.000 euros.

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