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Atención al paciente

Cómo humanizar los hospitales

Ucis 24 horas al día, urgencias abiertas y apoyo en el duelo ayudan a la recuperación.

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Aunque seguramente para muchos españoles humanizar la asistencia sanitaria pasaría por que la cita para una mamografía no sea dentro de ocho meses sino para la próxima semana y que los médicos no tengan 40 pacientes en la consulta sino 20, el concepto de “humanización” planea desde algún tiempo en los medios de comunicación y los despachos de las Consejerías de Sanidad.

La Comunidad de Madrid al igual que Castilla-La Mancha ya cuentan con planes concretos de humanización de la asistencia sanitaria (con sus respectivos responsables) y multitud de hospitales españoles trabajan también para paliar algunas de las consecuencias que han “traído la masificación de la sanidad y la tecnificación de la medicina de los últimos años”, explica Rodrigo Gutiérrez, director general de Calidad y Humanización de Castilla-La Mancha.

Era algo que tenía que llegar porque, según dice Manel Escobar, director clínico de diagnóstico por imagen del Hospital Vall d’Hebron, muchas experiencias europeas han demostrado que solo “mejorar el entorno hospitalario influye positivamente en la mejoría de los pacientes, sobre todo si son niños”.

Pero ¿cómo se humaniza un hospital? Habilitar figuras como el facilitador de duelos, que acompaña en caso de muerte; abrir la unidad de cuidados intensivos (uci) a las familias; flexibilizar los horarios, así como ofrecer información más frecuente de los ingresados en urgencias o el apoyo psicológico en procesos como el cáncer, la salud mental o paliativos, son solo algunas de las medidas en marcha.

En Madrid, las familias tiene acceso al 50% de las uvis

Pero, a juicio de Gutiérrez, la humanización también intenta hacer efectiva la empatía y recuperar el trato humano, el respeto y la confianza, porque el paciente “no solo busca competencia y rapidez en la atención sanitaria”. Ya en el siglo pasado, el clínico alemán Ernst Von Leyden decía que “el primer acto de un tratamiento es dar la mano al paciente”, añade.

“El concepto de humanización está íntimamente ligado con la calidad”, explica Marta Solé, coordinadora del plan de atención al ciudadano y trabajo social del Hospital Vall d’Hebron, y consiste en “la atención integral de las necesidades de los pacientes y sus familias, guiadas por un conjunto de valores” para hacer más cercana y humana su estancia.

En este hospital incluso se han puesto en marcha cursos de formación dirigidos a profesionales (y pacientes) para mejorar el trato y el cauce de información a los usuarios, a veces alterado por la presión asistencial.

En Madrid, uno de los ejes más destacados es el programa de uci de puertas abiertas, y actualmente el 50% de las ucis del Servicio Madrileño de Salud ya lo han implantado. Una medida que ha ido acompañada de protocolos de actuación y estrategias para combatir el estrés y el desgaste profesional de los sanitarios. En urgencias se han desarrollado instrucciones (resoluciones) para facilitar el acompañamiento de los pacientes por familiares en todo el proceso asistencial y para que reciban información clínica cada 90 minutos.

Huir del concepto “hospital robado” es otra de las dianas de cualquier plan de humanización. Hasta tal punto que en Madrid el requisito de hacer espacios amables se ha incluido en los pliegos de obra y reformas de infraestructuras de los centros sanitarios y no se descarta que se vinculen a los presupuestos. Iniciativas como decorar las áreas de pediatría de los hospitales, transformar la unidad del dolor en “unidad del color”(La Paz) o construir jardines en las azoteas (La Paz o el 12 de Octubre) son algunas de las más recientes.

El plan de Castilla-La Mancha, que arrancó en junio, se ha esmerado en mejorar la comunicación y el trato en los puntos más críticos de los centros: urgencias, ucis, quirófanos, oncología, paliativos y obstetricia, donde se genera más nivel de ansiedad e incertidumbre.

Además de abrir las puertas de unidades (ucis), esta región ha empezado a impartir cursos de bioética y humanización a profesionales y residentes por primera vez, está amabilizando los espacios hostiles y ha comenzado a colaborar con asociaciones de pacientes.

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‘Apps’ y perros que dulcifican la estancia

Al igual que uno de los seis consejos para atender a un paciente hospitalizado –recogido en el famoso artículo del psiquiatra y profesor de Harvard Michael Kahn, La medicina basada en la etiqueta– era que el simple hecho de sonreír o sentarse al lado del paciente influye en su mejoría, el Hospital Vall d’Hebron ha creado una app para reducir el nivel de ansiedad de los niños cuando se enfrentan a pruebas como el escáner o TAC, la resonancia magnética o la ecografía. Una aplicación que, convirtiendo las distintas pruebas diagnósticas en un juego, ha ayudado a reducir en un 70% las sedaciones desde julio, comenta Manel Escobar.

Esta iniciativa forma parte de un proyecto, en el que han participado también la Fundación Philips y la Fundación CurArte, desarrollado en el servicio de radiología pediátrica, donde, entre otras cosas, se han amabilizado los pasillos, las salas de espera y la máquina del TAC, ahora transformada en una nave espacial.

El Hospital La Fe de Valencia también cuenta con una comisión de humanización interdisciplinar que se está encargando de gestionar la adecuación, eficiencia y mejora de los circuitos y espacios del centro. Las actuaciones que se están llevando a cabo en el programa responden a las peticiones de los pacientes y los profesionales, que están orientadas a introducir mejoras en los gestores de colas, adecuación de salas de espera, decoración y ambientación de espacios o jornadas formativas de humanización para el personal. La última iniciativa incorpora perros de asistencia para los niños ingresados.

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