Morella, sabor medieval en el Maestrazgo
En su fisonomía amurallada se percibe, a medida que nos vamos acercando, su intenso pasado.
Ciudad de paso, cruce de caminos entre el valle del Ebro y el Mediterráneo, enlace de Cataluña, Aragón, Valencia… En el extremo norte de la Comunidad Valenciana, en la provincia de Castellón y en plena comarca del Maestrazgo, Morella ha sido protagonista de importantes episodios históricos.
En su sorprendente fisonomía amurallada se percibe, ya desde lejos, ese intenso pasado. Y es que el potente peñasco sobre el que se asienta ha estado habitado por íberos, romanos, visigodos, árabes, cristianos… Conquistas y reconquistas; el Cid Campeador o Jaime I el Conquistador, que expulsó definitivamente a los árabes, libraron aquí batallas cruciales.
Pero su historia más reciente no ha sido menos turbulenta. Durante las Guerras Carlistas, el llamado Tigre del Maestrazgo, el general Cabrera, hizo de Morella su base de operaciones y la convirtió en la capital de los carlistas de toda España, hasta que en 1840, tras cuatro años de lucha, fue derrotado por el general Espartero y tuvo que exiliarse en Inglaterra.
No debe perderse la imagen de la ciudad con su castillo iluminado
Sin embargo, ahí sigue su imponente muralla del siglo XIV, que se extiende casi dos kilómetros rodeando el peñón sobre el que se asienta el castillo, medio derruido tras las acometidas de la artillería liberal durante las batallas carlistas.
Su emplazamiento privilegiado, a 984 metros de altura, sus calles porticadas, su estructura medieval, sus casas solariegas, sus misteriosos rincones y su espléndido patrimonio cultural son algunos de los motivos que han hecho merecedora a esta pequeña villa, con una población que hoy apenas alcanza los 3.000 habitantes, de la declaración de Conjunto Histórico Artístico.
Y es que Morella reúne innumerables razones para ser visitada. Su estructura medieval obliga a recorrerla a pie, ya que el tráfico en el centro está restringido (una bendición), pero se puede dejar el coche en un parking municipal. Franqueando las dos torres octogonales de la entrada principal de la ciudad, la puerta de San Miguel, del siglo XV, nos adentramos en un viaje en el tiempo.
De inmediato nos topamos con el Museo Tiempos de Dinosaurios, que narra el pasado de estas tierras habitadas por dinosaurios, cuyo emblema es el Iguanodon. Alberga fósiles de reptiles del Cretácico, con una exposición permanente en la capilla barroca de la iglesia de San Miguel.
Callejeando se llega a uno de los ejes comerciales de la ciudad, Blasco de Alagón, una bonita vía con bajos porticados medievales y repleta de bares, restaurantes, pastelerías donde comprar delicias como las flaons (empanadillas rellenas de requesón, almendras y miel), y tiendas de productos típicos.
Cerca, la Cuesta de Prades desemboca en la joya arquitectónica de Morella, la basílica gótica de Santa María la Mayor, con su altar churrigueresco y un espectacular órgano de 4.000 tubos. Hay que fijarse en la escalera de caracol del coro y contemplar las vidrieras originales de la escuela valenciana del siglo XIV. Lo mejor es hacer la visita en domingo o festivo, cuando el sonido del órgano del siglo XVIII invade el templo.
Hacer el recorrido circular por el paseo de la Alameda y acercarse al acueducto medieval de Santa Lucía son dos propuestas imprescindibles para conocer mejor la ciudad. Y, por supuesto, subir al castillo, testigo impasible de guerras, leyendas y alianzas. Tampoco debe perderse la imagen de la ciudad con el castillo iluminado al caer la noche.
Guía para el viajero
Cómo llegar. Por la carretera nacional 232, que une Morella con Zaragoza y con el litoral, se alcanza la ciudad. Además, desde Castellón se puede acceder por la C-238 que enlaza con la 232.
Gastronomía. Es uno de los fuertes de Morella, y la trufa negra, una de sus señas de identidad, la estrella. La temporada se extiende entre noviembre y febrero, y es cuando el mercado morellano de la trufa se celebra cada viernes. Además de restaurantes clásicos como el Cardenal Ram, en Morella han surgido nuevas propuestas como La Fonda.
El Maestrazgo. Se trata de un amplio territorio, muy montañoso, que abarca las provincias de Teruel y Castellón. Hasta el siglo XII permaneció en manos de señores musulmanes. Fueron los reyes aragoneses quienes lo conquistaron, ayudados por caballeros templarios, que recibieron estos territorios como recompensa, quedando bajo la jurisdicción del gran maestre de la orden militar del Temple, de ahí su nombre, Maestrazgo. Tras la desaparición del Temple en 1308, sus propiedades pasaron a manos de las órdenes militares del Hospital y Montesa.