Vuelta al pasado romano más mediterráneo
Atardeceres en el puerto, de compras por la Rambla Nova o recorridospor el centro histórico de Tarragona.
Imagine una muchedumbre hambrienta de “pan y circo”, 14.000 espectadores en concreto, que vitoreaban los violentos y mortales combates de los gladiadores del antiguo imperio romano con el Mediterráneo de fondo.
Es Tarragona, la pequeña Roma, una de las construcciones europeas más antiguas fuera de la península Itálica. Un viaje que transporta a sus visitantes a la esplendorosa civilización clásica, a través de sus monumentos históricos, hoy patrimonio de la humanidad; pero que también ofrece una atractiva oferta de sol y playa, con sus calas de agua cristalina, arena muy fina y de fácil acceso, gracias a su privilegiada ubicación, que le han valido el conocido nombre de Costa Dorada.
Aunque en esta época, aprovechando la calidez del lugar, proponemos una escapada de fin de semana entre lo clásico y lo moderno, por su centro histórico, arteria comercial, el puerto y el barrio marítimo.
En la parte más alta de la ciudad se alza la catedral, del siglo XII, de origen románico, y cuya fachada, con un gran rosetón y portalada gótica, se ha convertido en su imagen más emblemática. Visite el claustro, las capillas, su Museo Diocesano y el retablo de Santa Tecla, a quien se dedica esta arquitectura. A la derecha del edificio se encuentra el antiguo hospital medieval de Santa Tecla, también románico-gótico, hoy sede del Consell Comarcal del Tarragonès.
Más abajo, podrá apreciar las bóvedas góticas de la calle de la Mercería, unos porches del siglo XIV que antaño hacían de mercado de verduras, tradición que permanece cada domingo. Siga bajando... y se perderá entre los vestigios de arcos góticos y entramados de piedra de las estrechas calles del barrio judío, que tiende a desaparecer víctima de las reformas urbanísticas.
Muy cerca está el Museo de Arte Moderno, donde podrá admirar el Tapís de Tarragona, de Joan Miró; o las esculturas, mosaicos y colecciones de objetos típicos del Museo Nacional Arqueológico. En esta zona también se levantan la torre romana y la residencia real, así como las ruinas del circo romano.
Pero no deje de visitar la plaza del Pallol, donde se expone la maqueta de Tarraco, una reconstrucción en miniatura de la ciudad pero del siglo II. Aquí se alzan también las murallas, ideal para pasear por sus jardines.
Al sur, próximo a la costa, está el magnánimo anfiteatro, lugar de celebración de las ejecuciones públicas, además de las luchas de gladiadores. En su interior se conservan las ruinas de una basílica visigoda sobre la cual se edificó la iglesia medieval de Santa María del Miracle.
Disfrute del atardecer en el puerto o en el Balcón del Mediterráneo de la Rambla Nova, su principal punto de compras, donde confluyen los viajeros seducidos por las vistas panorámicas, el relax del mar y las tiendas y cafés más chics.
Guía para el viajero
Cómo ir. El AVE Madrid-Tarragona cuesta desde 80 euros ida y vuelta. Aunque para llegar a la ciudad deberá coger un taxi (26 euros) o un autobús (2 euros), ya que la estación está a 11 kilómetros del centro.Consulte los horarios en http://www.atmcamptarragona.cat/.
Dónde dormir. El Hotel AC, de la cadena Marriott, sencillo, acogedor y a 15 minutos del casco antiguo, ofrece habitaciones (en la imagen) desde 55 euros para estancias de dos noches.
Dónde comer. La Plaça de la Fonte es ideal para tomar el aperitivo: un vermú o cava con tapas. También tiene menús, entre 10 y 20 euros. Pero, cuidado, como es un sitio muy turístico, algunos establecimientos se exceden. Mejor reserve mesa en Serrallo, el barrio de pescadores, y pruebe la cocina autóctona: cazuela de romesco, esqueixadas, calçotadas, arroces marineros, pescados azules, gambas rojas, mejillones...