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Deuda soberana

¿Llega el punto de inflexión al mercado de bonos?

El gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda
El gobernador del Banco de Japón, Haruhiko KurodaKIMIMASA MAYAMA (EFE)
Nuria Salobral

El mercado de deuda soberana hace tiempo que dejó de regirse por las leyes estrictas de la oferta y la demanda y ha adquirido rasgos propios de una burbuja gracias a las intensas políticas de compras de bonos de los bancos centrales, en especial el Banco de Japón y el Banco Central Europeo. El resultado es una ingente cantidad de bonos con rentabilidad negativa, superior a los 8 billones de euros, en un mercado que ya ha perdido la lógica y en el que los inversores están dispuestos a adquirir bonos a pérdida. Aunque solo en principio, puesto que tales compras se hacen con la expectativa de que ya sea el BCE o el Banco de Japón van a adquirirlos incluso con una rentabilidad inferior con tal de cumplir con las compras a las que les obliga sus políticas monetarias.

Hasta ahora, la confianza de los inversores en la continuidad de las compras de activos por parte de los bancos centrales ha sido plena. Pero algo ha comenzado a cambiar en las últimas jornadas, a raíz precisamente de los mensajes más recientes del BCE y el Banco de Japón, los grandes compradores de deuda. Mario Draghi defraudó a los inversores tras la reunión del pasado 8 de septiembre cuando, en contra de lo que esperaba el mercado, no anunció la extensión del programa de compras más allá de marzo de 2017, la fecha prevista para su término, ni tampoco un reajuste de esas compras, con tal de adaptarlas a la realidad de que cada vez escasean más los bonos que se ajustan a los criterios que el BCE marca para sus compras, como sucede con la deuda alemana. Y el Banco de Japón anunció este miércoles una medida que supone un cambio significativo en su política de estímulos y en la que algunos analistas ven ya el principio del fin de los programas masivos de compra de bonos.

El Banco de Japón no ha modificado el volumen anual de compra de bonos de 80 billones de yenes (701.000 millones de euros), pero ha introducido un nuevo objetivo en su política: el control de la curva de tipos, de modo que la rentabilidad del bono nipón a diez años se mantenga en niveles similares al actual, entorno al 0%. Este anuncio impulsó con fuerza la cotización de bancos y aseguradoras, que sufren en sus márgenes y en su balance el contexto de tipos de interés a cero e incluso negativos. Y también propició la caída de precios del bono nipón a diez años, con el consiguiente incremento en su rentabilidad.

En opinión de Goldman Sachs, este control de la curva de tipos, inédito hasta el momento entre las medidas de estímulo puestas en marcha por los bancos centrales, “es posiblemente el primer paso hacia la reducción de las compras de deuda”. En definitiva, una vía sigilosa hacia el tapering que ya puso en marcha la Reserva Federal, aunque el gobernador del banco central nipón, Haruhiko Kuroda, negara en rueda de prensa tal intención. “El Banco de Japón pretende que el foco del mercado se ponga sobre el control de la curva de tipos y provocar así un suave movimiento de fondo hacia el tapering”, añade el banco de inversión estadounidense. El Banco de Japón estaría así ensayando la fórmula con la que romper la espiral por la que la respuesta a la crisis ha sido la aplicación creciente de estímulos monetarios, hasta el punto de que “se hace cada vez más difícil mantener el gran volumen de compras de bonos por razones técnicas”, según Goldman.

Citi insiste en la idea de que con el control de la curva de tipos, el Banco de Japón se prepara para una larga batalla para lograr el objetivo del 2% de inflación, en la que habrá que ir moderando las fuertes expectativas de nuevos estímulos que los inversores esperan de cada reunión y que padece igualmente el BCE.

¿Podría Mario Draghi decidir también un objetivo de control de la rentabilidad del bono a 10 años? Para Bank of America Merrill es complicado por razones técnicas, con 19 miembros en la zona euro, además de políticas, con la previsible negativa del Bundesbank.

“Desde hace unas semanas se ven ciertas señales de agotamiento en la deuda europea. Los precios no han tocado techo porque continuarán las compras del BCE pero hay mucha volatilidad. Los inversores aprovechan cada subida para vender después”, explica Javier Casal, director de deuda de Ahorro Corporación, que apunta que comienza a calar la idea de que llegará el día del fin de las compras de deuda.

45.300 millones a tipo cero para la banca

Además de la compra masiva de bonos, por un total de 80.000 millones de euros al mes, el BCE también ha puesto en marcha líneas de liquidez para la banca condicionadas a la concesión de crédito, en un esfuerzo por que sus medidas de política monetaria lleguen a la economía real. El BCE ha adjudicado una segunda ronda de financiación barata –conocida como TLTRO por sus siglas en inglés– por una cuantía de 45.270 millones de euros, según datos publicados ayer. Esta solicitud de financiación al BCE por parte de la banca está en la parte alta de las estimaciones y supone que los bancos obtienen financiación a un tipo de interés cero y llegarán a recibir una prima del 0,4% por parte del BCE si se ajustan a los objetivos de concesión de crédito que marca la institución. Los bancos han aprovechado para devolver 9.400 millones de euros de financiación concedida previamente a mayor interés, con lo que la adjudicación queda en términos netos en 36.000 millones de euros.

La primera de las líneas de financiación TLTRO, por la que el BCE puede llegar a pagar a los bancos ese 0,4% por que den crédito, se lanzó en junio por una cuantía de 399.000 millones de euros, repartidos entre 514 entidades financieras. Si bien en términos netos, y descontando la devolución de rondas anteriores, la cuantía que iba destinada a la concesión de crédito se redujo a 31.000 millones de euros.

Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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