Las compañías españolas se comen el mundo
Aumentan las exportaciones y el empleo.
No es un secreto que la alimentación es la industria más boyante de la economía española junto con el turismo. Ni en los peores tiempos de la crisis el sector dejó de aportar ese balón de oxígeno tan necesario para la reactivación económica, con empleo y exportaciones como sus motores más dinámicos.
En estos últimos años, la evolución de la industria de la alimentación y bebidas “es positiva y ha permitido fortalecer nuestra competitividad en variables claves como la producción, la generación de puestos de trabajo y las ventas al exterior”, señala Mauricio García de Quevedo, director general de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB).
Una bonanza que en cifras se aproxima cada vez más a los 100.000 millones de euros en facturación (93.000 millones en 2015) y que rondará los 26.000 millones en exportaciones este año, un 6% más que en 2015, lo que ha permitido un superávit comercial de 6.000 millones, según datos de la patronal. El sector da empleo a unos 480.000 trabajadores y espera generar otros 60.000 hasta 2020.
La internacionalización de nuestras empresas y la conquista de nuevos mercados como Estados Unidos, China y Japón tienen mucho que ver en la positiva cuenta de resultados del sector. Atentas a cualquier oportunidad y al deshielo entre las relaciones de Irán y la comunidad internacional, las empresas españolas han puesto sus ojos en la antigua Persia y hasta su capital se desplazaron a finales de mayo una veintena de compañías para participar en la Iran Food. Entre ellas, el grupo Ybarra (mayonesas, salsas, vinagres, verduras, aceitunas, tomates y sal) y Juver (zumos de frutas).
Las claves
El sector emplea a 480.000 trabajadores y espera generar otros 60.000 nuevos puestos hasta 2020. Frutas, verduras, carne y aceite son los productos estrella que más se venden en el exterior. Hay que destacar también el vino entre los que más crecen.
Ebro Foods, El Pozo, Viscofan, Deoleo o Campofrío fueron punta de lanza y líderes internacionales en sus nichos de actividad e incluso, las dos últimas, objeto deseo de otras multinacionales, pasando a manos de la china WH Group y a la mexicana Sigma, respectivamente.
Hoy, otras empresas siguen sus huellas. La cervecera Mahou San Miguel tantea el mercado estadounidense de cervezas artesanales para ampliar el peso de su presencia internacional. El objetivo es que “las exportaciones alcancen el 20% del total de la facturación del grupo en 2018”, anunciaba recientemente Alberto Rodríguez Toquero, director general de la compañía.
Otro grupo, el gaditano Osborne también se posiciona como una de las corporaciones con mayor proyección internacional y busca nuevos mercados tras su desembarco en Brasil y China luego de su alianza con la local Fosum. El próximo paso parece dirigirse a México.
La firma aspira a lograr “cuanto antes mejor” el objetivo de que “más del 50%” de las ventas procedan de su presencia en el exterior, señalaba hace poco en un encuentro profesional su consejero delegado, Ignacio Osborne. Hoy este porcentaje llega al 25% en un grupo que lleva varios años diversificando su negocio (bebidas espirituosas y jamón).
La actividad en el mercado exterior, enfatiza el portavoz de FIAB, “ha sido uno de los principales puntales en los que la industria ha apoyado la tendencia de crecimiento”. Una evolución al alza que “ha permitido contribuir en la mejora de los resultados de la balanza comercial, respaldando un saldo positivo para el sector desde 2008”.
Pero no todo es de color de rosa. En el debe institucional, el sector considera imprescindible “poder contar con un entorno socioeconómico estable, un marco de trabajo que potencie la colaboración público-privada y un crecimiento sostenido y consolidado para propiciar la captación de inversiones”, reclama García de Quevedo, y enfatiza la necesidad de “impulsar políticas que faciliten y protejan el gran consumo por su capacidad como palanca para la creación de empleo y riqueza”.
- Gastronomía y turismo
Casi uno de cada dos turistas que visitan cada año España lo hace atraído por la extraordinaria oferta gastronómica. Una posición privilegiada que ha advertido el sector “como una oportunidad para encarar el futuro inmediato”, dice García de Quevedo, y añade que “los alimentos y bebidas españoles son símbolo de variedad, calidad y seguridad”.
Para la patronal del sector, el trinomio alimentación-gastronomía-turismo es una apuesta segura. “Sabemos que la gastronomía es, después del clima, uno de los principales atractivos para los turistas extranjeros. Nos encontramos, sin duda, ante una alianza ganadora que debemos aprovechar para consolidar mercados, llegar a otros poco explorados y exportar más productos y con más valor”.
La cifra
6% se incrementaron las exportaciones en 2015 respecto al mismo periodo del año anterior, hasta los 26.000 millones. La industria de alimentación y bebidas es el primer sector del país y roza una facturación de 100.000 millones de euros.
De cara al futuro, “las expectativas pasan por consolidar las cifras y continuar la senda de crecimiento como locomotora de la economía, el empleo y la imagen de España, siendo competitiva en cualquier mercado global, atrayendo el mejor talento y basada en su seguridad, calidad y desarrollo científico y tecnológico”, concluye García de Quevedo.
El mercado exterior supone ya más del 25% de la producción y se espera que alcance el 40% en 2020, según las previsiones. Europa sigue siendo el principal cliente de las exportaciones y acapara en torno al 70% de las mismas, según los resultados del Vademecum on Food and Beverage Markets 2016, realizado por IESE Business School y Deloitte, en el que se analizan los mercados con mayores oportunidades.
Al Viejo Continente le sigue África, que se lleva el 10% de las ventas; tras ella, Asia y Latinoamérica, que concentran el 6% de las exportaciones españolas cada una, y hacia Estados Unidos y Australia va otro 4%, respectivamente.
El informe revela que los productos que más vendemos son frutas, verduras, carne y aceite. El documento destaca que las exportaciones en el sector aceitero son las que más subieron, un 10,8% entre 2010 y 2014, seguidas de las cárnicas, que crecieron un 9,8%, y el vino, con un 8% de aumento en el mismo periodo.
El humo se apaga lentamente
La hiperregulación y el contrabando son malos aliados para el sector del tabaco, cuyas cifras de ventas han caído estrepitosamente en los últimos años. Una debacle que alcanzó un desplome del 50% de las ventas de cigarrillos entre 2010 y 2015, lo que representa una caída media anual del 10%, señalan fuentes de Altadis.
La compañía confía en “una posible estabilidad de las ventas” tras el repunte del año pasado, cuando las mismas descendieron menos del 1%, hasta totalizar 11.904,08 millones de euros debido, en parte, a la reactivación económica y del consumo en general.
La presión normativa sobre el tabaco se ha endurecido con la nueva directiva europea que obliga a cubrir el 65% de la superficie de las cajetillas de cigarrillos por ambos lados con mensajes que adviertan sobre el riesgo de fumar.
El comercio ilícito no deja de aumentar y se estima que alcanza el 10,6% de las ventas legales, “una lacra contra la que Altadis seguirá desplegando todas las iniciativas y actividades que la han convertido en la compañía líder en esta lucha”.