La Mutualidad de la Abogacía absorbe a las de los procuradores y los gestores administrativos
El sector de la previsión social complementaria suma fuerzas ante la ofensiva legal
Las mutualidades unen fuerzas. La Mutualidad de la Abogacía (que opera bajo la marca genérica de Mutualidad), la Mutualidad de los Procuradores y la Mutualidad de los Gestores Administrativos han anunciado que se van a integrar “para mejorar el servicio a sus mutualistas”. Las dos primeras llevaban semanas negociando su fusión.
Las tres entidades suman 10.719 millones de euros de ahorro gestionado, 594 millones de fondos propios, 225.000 mutualistas y una solvencia que duplica la legalmente exigida por el regulador. Realmente, es más una absorción que una integración, porque la Mutualidad de la Abogacía representa el 95% del dinero gestionado.
Esta operación corporativa se produce en un momento de alta virulencia social y legislativa en relación al modelo de negocio de este tipo de aseguradoras, que durante años han sido una alternativa a la cotización a la Seguridad Social. Abogados y procuradores llevan meses manifestándose contra sus mutualidades y reclamando al Gobierno que cree una pasarela para convertir las aportaciones realizadas a estas entidades privadas en años de cotización al régimen público.
La ministra de Seguridad Social, Elma Saiz, anunció que se va a aprobar esta pasarela -de la que aún se están negociando las condiciones- pero también que modificarán la ley para hacer obligatoria la cotización en el Régimen de Autónomos para los nuevos profesionales colegiados, a partir de 2027. De aprobarse este cambio legal, las mutualidades dejarán de ser un sistema alternativo a la Seguridad Social, como ha ocurrido hasta ahora.
Enrique Sanz Fernández-Lomana, presidente de Mutualidad, explica en un comunicado que la operación les consolida “como la entidad líder de previsión social en España”, afirma. El directivo ya se ha mostrado totalmente en contra de que este tipo de entidades pierda su condición de alternativas al Régimen de Autónomos.
Los tres órganos de administración de las respectivas mutualidades han firmado este proyecto de fusión y darán traslado del mismo a las autoridades de la competencia para su evaluación.
La Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, el organismo encargado de supervisar al sector asegurador, ha subrayado en varias ocasiones que le gustaría que hubiera un proceso de concentración y que fueran desapareciendo las entidades más pequeñas. No porque tengan un problema de solvencia, sino para hacer más eficiente el sector.
Hace dos años, la Mutualidad de la Abogacía ya absorbió a la la Asociación Mutualista de la Ingeniería Civil. Entre las dos crearon la sociedad Avanza (controlada al 76% por la Fundación de la Mutualidad de la Abogacía y al 24% por la Fundación de los Ingenieros) para vender seguros de vida-ahorro.
El presidente de la Mutualidad de Procuradores, Luis Sánchez González, ha señalado que “la fusión enriquece al sector, genera una entidad más eficiente y permitirá mejorar las prestaciones a los mutualistas”.
Las mutualidades profesionales surgieron después de la Guerra Civil española, cuando se fomentó que colectivos como los abogados, los arquitectos, los notarios, los curas o los policías, tuvieran una agrupación donde ahorraran para conseguir una protección social. Cuando se creó el Instituto de la Seguridad Social en 1963 poco a poco las mutualidades se fueron integrando, pero las de los abogados y procuradores se mantuvieron. De hecho, hasta 1995 era obligatorio para poder ejercer ser mutualista y no se podía cotizar a la Seguridad Social.
El sistema original de las mutualidades era de reparto, solidario. Tanto dinero entraba cada año, tanto se repartía entre los profesionales jubilados o con incapacidad. Pero, con el envejecimiento de la población y los tipos de interés al cero por ciento, el modelo se volvió insostenible, así que se convirtieron a un sistema de cuentas individuales. Tanto aportas, tanto tendrás al jubilarte.
En el caso de los procuradores hay problema adicional. “La profesión está en declive y hoy hay un 5% menos de procuradores ejerciendo que hace cinco años, y se cobra proporcionalmente menos”, apuntan desde la mutualidad del ramo. “Integrarnos en la Mutualidad del Abogacía nos permitiría ofrecer a nuestros mutualistas mejores coberturas”, reconocen.
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