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Educación

Impulsar el liderazgo en la escuela, otro reto educativo

Se necesitan directores y profesores de colegios que lideren el cambio entre los pequeños Una tarea pendiente es acabar con el antagonismo entre equidad y calidad

Son los adultos los que desarrollan y fijan los planes de estudio de los más pequeños, en base a lo que creen que será necesario en el futuro. Esto podía tener sentido hace varios años, cuando los cambios en la sociedad eran mucho más lentos y había tiempo para anticiparse a ellos. “Pero ahora, con la velocidad a la que suceden todas las transformaciones, los mayores no sabemos qué cualidades se necesitarán en el futuro”, explicó ayer el escritor y pedagogo José Antonio Marina, durante la presentación del informe ¿Cómo pueden los líderes escolares ser el motor de los ecosistemas de innovación en la educación?, elaborado por la World innovation summit for education (Wise).

Por esta razón, en un mundo en el que prima la incertidumbre, “lo que necesitamos son funciones especiales de liderazgo en el ámbito docente”, recalcó Marina. De hecho, es necesario atajar esta realidad desde la base de la educación, porque esta es, en palabras del director interino de la RSA (Royal Society for the encouragement of Arts, Manufactures and Commerce), Joe Hallgarten, la herramienta que puede transformar el mundo y subsanar las deficiencias que rodean a los procesos de innovación y creatividad. De momento, parece que tal transformación no se está dando. “El mundo entero está en estado de emergencia educativa, porque todas las estructuras y ecosistemas de aprendizaje se están quedando pequeñas en relación a lo que se encuentra fuera de las escuelas y universidades”, señaló Marina. Uno de los agentes responsable de este desfase son las instituciones educativas y la administración pública, que, tal y como relató el filósofo se han dedicado a implantar reformas y medidas sobre un sistema caduco, “razón por la que no han tenido ninguna utilidad”. Una parte de la responsabilidad recae también sobre la sociedad, que no ha sabido entender la necesidad de impulsar el liderazgo dentro de las aulas. “Es un término que no está bien visto dentro del mundo de la educación, porque se relaciona indirectamente con la política o la empresa”, reconoció Marina.

Y es esta visión la que se necesita atajar con relativa urgencia. “Dirigir es algo muy difícil, y por eso, de la misma manera que se forma a líderes en otros sectores, se debe hacer lo propio con los directores educativos, para que sean ellos los que impulsen y encabecen el cambio dentro de las instituciones docentes”, prosiguió. En definitiva, son ellos los que más protagonismo tienen en este proceso de cambio y los que más pueden aportar.

Si todo este proceso de cambio no se lleva adelante, se corre el riesgo de que los jóvenes que ocupan las aulas sientan una desconexión con el sistema que los educa, “algo que ya estamos empezando a ver en todo el mundo”, recalcó Hallgarten. En este discurso coinciden ambos expertos: para que un sistema educativo sobreviva, debe ir a la misma velocidad de cambio que el entorno que lo rodea. “Por eso se deben dejar de lado los modelos de innovación basados en herramientas antiguas y obsoletas, así como colocar a los profesores en el centro de estos procesos de cambio, ya que son los que más impacto pueden generar en toda esta transformación”, afirmó Hallgarten.

A estos cambios deben acompañarles otros, como apostar por el emprendimiento en el corazón del sistema de liderazgo, construir proyectos colaborativos de aprendizaje e impulsar los proyectos curriculares locales, “para que cada región, e incluso cada centro, pueda decidir varios de los contenidos que debe transmitir a sus alumnos, así como en qué forma hacerlo”, matizó Hallgarten.

Pero sin duda, el gran reto a conseguir, solicitado en innumerables ocasiones por las distintas voces del mundo docente, es el pacto por la educación. “Es vital abandonar las reformas a corto plazo impulsadas de forma centralizada”, recordó Marina. Entre 2008 y 2014 ha habido más de 400 pequeñas y grandes reformas educativas en España, “y la inmensa mayoría no han funcionado porque estaban sustentadas sobre un sistema caduco”, señaló. Solo con una férrea voluntad de acuerdo se podrán impulsar todos estos cambios con perspectivas de futuro, y poner a los profesores y a los directores de las escuelas y centros docentes en el foco de la innovación. “Esta es la única manera de que la transformación emerja desde dentro del sistema educativo”.

De izquierda a derecha, José Antonio Marina, filósofo y pedagogo; Stavros Yiannouka, director general de Wise, y Joe Hallgarten, director interino de la RSA (Royal Society for the encouragement of Arts).
De izquierda a derecha, José Antonio Marina, filósofo y pedagogo; Stavros Yiannouka, director general de Wise, y Joe Hallgarten, director interino de la RSA (Royal Society for the encouragement of Arts).

Reconciliar equidad con calidad

Uno de los mayores retos que tiene por delante la educación es acabar con el antagonismo entre igualdad y calidad docente. “Porque una de las consecuencias que está causando la transformación de la educación es que se está haciendo más grande la brecha de la desigualdad”, relató José Antonio Marina, escritor y pedagogo.

En muchos casos, los altos niveles de innovación, que inciden en una aparente mayor calidad de la educación, no están haciendo más que aumentar las diferencias, tanto entre unos y otros estudiantes, como entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo. “Y una innovación que no sirve para potenciar la equidad, realmente no es buena”, sentenció Marina.

Esta es una de las tareas pendientes: si la educación, por sí misma, es un motor de cambio para propiciar la igualdad, “con todos los cambios y avances de hoy en día, el potencial de mejora se multiplica”, señaló el pedagogo.

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