_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El puzzle del mercado: ¿qué está pasando?

Comenzamos el año 2016 con escalofríos al adentrarnos en los mercados. De forma inesperada, la temperatura de la bolsa ha caído en picado, como no se recordaba desde hacía muchos años.

En el mundo de la gestión, tratamos de analizar fríamente la situación y le encontramos solución en un círculo vicioso que tiene su origen en dos cuestiones: la decisión de normalización de la política monetaria por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y en las dudas sobre el crecimiento de los países emergentes.

Esta primera subida de los tipos estadounidense estaba descontada en el mercado y apenas tuvo impacto en los primeros días tras la decisión de Janet Yellen.

No obstante, la perspectiva de cambio de tendencia en el precio del dinero de la primera economía mundial produjo una apreciación del dólar y, a su vez, una depreciación de las divisas de los países emergentes.

En consecuencia, con un dólar en tendencia alcista (no debería caer más allá de situar la moneda única en 1,05 dólares), los márgenes de las materias primas y la producción de las mismas suben, lo que produce, con un efecto lógico, un incremento de la oferta.

La relación es sencilla: si los márgenes de compañías petroleras y energéticas suben, estas tienen más capacidad para producir más y, por tanto, para elevar la oferta.

Lo que no se esperaba, pero ahora compone un factor muy importante de la ecuación actual del mercado, es la desaceleración china, que ha sido mayor de lo esperado y que ha generado un efecto dominó con caídas en serie de la inversión, el crecimiento y la demanda de materias primas.

China ha pasado de crecer a tasas del 10% a hacerlo por debajo del 7% y existen dudas razonables sobre este crecimiento anunciado que no convencen en el mercado. Así se ha visto reflejado en la depreciación del yuan y la fuga de capitales, aspectos ambos que preocupan, y mucho, en las bolsas.

En las últimas semanas se ha acelerado la caída de la divisa china frente al dólar, precisamente por las dudas que existen sobre el crecimiento del gigante asiático.

No debemos olvidar que desde Pekín pretenden que la divisa de China se convierta en una moneda de uso mundial, por lo que le exigen que flote más libremente.

A todo ello se une otra gran incertidumbre: ¿el menor crecimiento está llevando realmente a una transformación de la economía china hacia un nuevo modelo que esté más centrado en el consumo y los servicios que en la inversión?

Todos estos ingredientes nos llevan a un escenario de desaceleración económica a nivel global que nos sumerge en la duda de si estaremos en la antesala de una tercera crisis. Primero vino la financiera; luego la de la deuda soberana en la eurozona. ¿Estaremos ahora viviendo el preludio de la crisis de los países emergentes?

El inversor debe ser en este momento consciente de estos riesgos: China, el petróleo y la depreciación del dólar. Todos ellos: la desaceleración económica de los emergentes, la fortaleza del dólar y la caída de las materias primas explican la alta volatilidad que se está viviendo en el mercado actual.

A pesar de las dudas recientes, nuestros modelos de valoración marcan interesantes potenciales para la bolsa europea y, en concreto, para la española. Pero es crucial resolver el riesgo político y que los países emergentes salgan de la dinámica negativa que causa la subida del dólar y la caída de las materias primas para que sus expectativas de crecimiento no se vean afectadas.

No debemos olvidar, además, que Estados Unidos actúa siempre como motor del mercado, con efecto contagio sobre el resto de bolsas, y que en aquella economía también existen dudas sobre su capacidad de mantener su crecimiento actual.

En estos momentos, consideramos que la bolsa americana se mueve en cotas de valoración elevadas, pero es necesario que asistamos a una consolidación de niveles para que no se vean resentidos el resto de mercados desarrollados, principalmente europeos, con mayores perspectivas de rentabilidad.

Esperemos que el capítulo “emergente” nos deje pasar página en el corto plazo.

Eduardo Roque es Director de inversiones de Mutuactivos

Archivado En

_
_