Grifols asegura que “no es necesario un plan B” tras la retirada de la oferta de Brookfield
El consejero delegado de la multinacional farmacéutica, Nacho Abia, desmiente las acusaciones de que no se diera información suficiente al fondo, y señala que se reunió 20 veces con ellos y que la empresa respondió 4.500 preguntas
Después de cinco meses de conversaciones en las que el fondo Brookfield —de acuerdo con la familia, propietaria del 38% de las acciones— ha estado estudiando lanzar una oferta para hacerse con Grifols y sacarla de Bolsa, el miércoles esta opción de una opa de exclusión quedó finalmente descartada. En todos estos meses, la compañía se ha impuesto un silencio que el consejero delegado, Nacho Abia, rompió este jueves en un encuentro con un reducido grupo de medios de comunicación. En él, Abia defendió que la oferta de Brookfield —que valoraba el capital social de la multinacional en 6.450 millones de euros, a los que había que sumar los más de 9.000 millones de euros de deuda que el fondo iba a asumir— no reflejaba el valor real de la multinacional farmacéutica. Y explicó que no necesitan una operación como esta para salir del atolladero en el que entraron hace casi un año, cuando el fondo bajista Gotham publicó un informe en el que acusaba a la compañía de maquillar sus cuentas y le daba un valor de cero euros a sus acciones.
El negocio, según Abia, es fuerte, y puede darle la vuelta a la crisis de deuda y de cotización sin necesidad de que un fondo se haga cargo. “Después de Brookfield, si alguien se acercara a nosotros con una propuesta seria, el consejo lo valoraría. Pero los accionistas han dicho que no hay un plan B, y esto tiene que ver con nuestra propia viabilidad, que es razonable y manejable. No es necesario un plan B”, insistió el consejero delegado.
Con todo, la crisis de cotización es visible cada día: desde el informe de Gotham, la acción de Grifols ha caído casi un 40%, y solo la retirada de la oferta de Brookfield provocó un desplome del 9%. La compañía convocará un Capital Markets Day —se tenía que celebrar en octubre pero se aplazó— para presentar a los inversores toda su estrategia, que coincidirá con la publicación de resultados anuales, entre finales de febrero y principios de marzo. Y, por otro lado, la deuda aprieta pese a los esfuerzos de reestructuración de la compañía. Por ello, Grifols está negociando con los bancos refinanciar el bono de 350 millones que vence en febrero, así como la extensión de la línea de crédito revolving, de hasta 1.000 millones (de los que dispone cuando lo necesita), que también vence el año que viene, en noviembre. En total, 1.350 millones de euros cuyo pago es inminente y que la compañía quiere refinanciar “hasta 2027 y más allá”, explicó Abia, quien afirma que la empresa “con o sin opa de Brookfield” ha seguido trabajando para reducir la deuda. “La deuda no me preocupa, pero me ocupa. Es muy relevante pero está bajo control”, dijo.
La ratio de endeudamiento está en 5,1, y una de las principales medidas que Grifols ha tomado para reducirla ha sido vender el 20% de Shanghai Raas por 1.600 millones de euros, que se han destinado a menguar el pasivo. Abia afirmó que más allá de esta operación “no hay ninguna desinversión relevante prevista, pero sí disciplina y rigor en el manejo de toda la actividad”. “Vamos a mirar rigurosamente dónde queremos seguir adelante y donde queremos cambiar”, expresó. Tampoco será necesaria, según afirmó, ninguna ampliación de capital.
Abia recordó que, más allá de estos problemas, el negocio sigue creciendo: entre enero y septiembre los ingresos crecieron un 9,1%, hasta los 5.237 millones de euros, y el beneficio neto reportado fue de 88 millones. “Este año será excelente en resultados, y no es fácil con nuestro tamaño”, apuntó.
Sobre las acusaciones que este jueves volvió a lanzar Gotham acerca de que Brookfield retiró su oferta en parte porque no estaba obteniendo la información que necesitaba en los libros de Grifols, Abia recordó que Brookfield presentó su oferta después de dar por completada una auditoría, “a falta de alguna confirmación”. En su opinión, Brookfield tuvo toda la información necesaria, se le respondieron hasta 4.500 preguntas y el propio Abia se reunió una veintena de veces con el fondo. Sí admitió que cuando se presentó la oferta, que el comité de transacción estimó insuficiente, “no tenía sentido seguir haciendo reuniones”. El consejero delegado recordó una vez más que el consejo recibió una importante cantidad de cartas por parte de accionistas en las que afirmaban que la oferta infravaloraba la multinacional.
Abia también desmintió que haya habido un conflicto entre él y el consejo de administración por un lado, y la familia Grifols y el comité de transacción —que se encargó de estudiar la oferta— por el otro. “En absoluto, se ha garantizado mi neutralidad en el proceso, y que el foco estuviese en la gestión”, apuntó. El objetivo compartido por todos, recordó, es aumentar el valor de la compañía y ejecutar el plan estratégico.