El invierno demográfico se acerca a la abogacía: 44.000 letrados ejercientes deberán ser relevados en 15 años por 28.000
Un poco más de la mitad de los graduados en Derecho optan por cursar el máster de acceso; la abogacía ya no es la única opción para ellos
En la Cumbre de Davos de 2013, Michele Wucker, una conocida analista especializada en riesgos, expuso la metáfora de los “rinocerontes grises”. Con ella explicó que los problemas no suelen estar en “las señales débiles, sino en las respuestas débiles a las señales” que avisan de una crisis. Para ella, los desastres derivados del cambio climático son un ejemplo de este tipo de rinocerontes. Se trata de peligros predecibles que, a pesar de ello, son ignorados hasta que estallan.
Pese a su gran tamaño, uno de estos rinocerontes está empezando a avanzar por la abogacía sin llamar demasiado la atención. Es el de la caída de abogados jóvenes para afrontar el relevo generacional en las firmas. Este fenómeno, aunque global, presenta particularidades y ramificaciones en una profesión tan exigente como esta. Van, desde las diferencias generacionales a la hora de percibir el trabajo, hasta el efecto que provoca la competencia por el talento en los costes salariales.
Según los últimos datos del censo del Consejo General de la Abogacía Española (CGAE), la situación es la siguiente: el número de hombres y mujeres colegiados actualmente en el tramo de 26 a 30 años se sitúa en 13.208. En esta franja, junto con la siguiente, de 31 a 35 años, es donde se suelen producir más incorporaciones que bajas. En total, hay 34.908 abogados, de los que ejercen 25.340, siendo el 56% mujeres.
Estos datos contrastan con los de la franja de edad de 51 a 60 años, compuesta por 62.894 abogados, de los que 43.989 son ejercientes. Estos letrados en unos 15 años aproximadamente, cuando se vayan jubilando, deberán ser sustituidos por un máximo de 28.159 abogados, que son los que ejercen actualmente en el tramo de 36 a 45 años. Y que, en su momento, deberán ser reemplazados por un máximo de 25.340 abogados jóvenes, siempre que no se produzcan antes abandonos. Como explica José Luis Pérez Benítez, socio de la consultora legal black.swan, junto a su colega Miguel Ángel Pérez de la Manga en varios análisis, desde hace unos años esta brecha viene agravándose.
Puede pensarse que el progresivo aumento de las defunciones en España, superior al número de nacimientos, amortiguará el descenso de abogados jóvenes. Sin embargo, según las proyecciones del INE, en los próximos 15 años vamos a ganar más de cinco millones de habitantes, hasta superar los 53,7 millones en 2039, debido a la migración internacional.
Caen los estudiantes de Derecho
El invierno que anuncian los datos del CGAE de 2024, pero también los del año pasado o los del anterior, coincide con la caída de universitarios en la rama de Ciencias Sociales y Jurídicas. En 10 años, del curso académico 2012-2013 al de 2022-2023, han descendido en 57.361 los alumnos matriculados en esta rama, según la comparación de estadísticas del Ministerio de Universidades, aunque sigue por delante de la rama de Ingeniería o Ciencias de la Salud.
Además, dentro de los graduados en Derecho, no todos optan por cursar el máster de acceso a la abogacía. De acuerdo con los últimos datos del ministerio, en el curso 2022-2023 se graduaron en Derecho 13.801 personas en España. Sin embargo, los egresados del máster de acceso a la abogacía fueron poco más de la mitad, 7.172 personas. Es más, después de superar el máster, no todos se presentan al examen de acceso a la abogacía. Este año, según informó el Ministerio de Justicia, fueron llamados a la convocatoria de junio 6.443 personas.
¿Qué está pasando? ¿La abogacía está dejando de ser atractiva para los jóvenes? ¿Se acerca el invierno? Por partes. “Hay un componente demográfico, que es determinante a la hora de que haya menos alumnos”, explica José Manuel Almudí, director de la Escuela de Práctica Jurídica de la Universidad Complutense. “En el pasado podía haber grupos de 300 alumnos, pero desde que se aprobó el Plan Bolonia, son más pequeños”. Como consecuencia, algunos estudiantes se quedan fuera de la carrera de Derecho en la pública. Otros recalan en la privada, que ha maximizado su oferta en los estudios de Negocios, Administración y Derecho. Es más, los dobles grados han crecido de forma exponencial en los últimos 10 años. Actualmente, Derecho se puede cursar con otras carreras como ADE, Estudios Internacionales, Finanzas, Relaciones Laborales y Recursos Humanos, Marketing… Y esto hace que la abogacía no sea la única ni la primera opción de desarrollo profesional.
De los millennials a los Z: diferentes formas de trabajar
Por otro lado, la preocupación por la estabilidad laboral de los hijos de las dos crisis, la del 2008 y la del 2020, unida a la oferta de empleo público de los últimos años, ha impulsado el interés por las oposiciones. Aunque los graduados en Derecho pueden cursar el master habilitante como salvavidas en caso de no superar las pruebas, algunos nunca llegan a colegiarse.
Ahora bien, la forma de relacionarse con el trabajo de las nuevas generaciones de abogados también es fundamental para desenmarañar esta madeja. Si algo diferencia a los Z, que tienen como mucho 27 años, es “la inmediatez” con la que buscan desarrollarse profesionalmente, apunta el analista José Luis Pérez Benítez. Esta urgencia, relacionada con las redes sociales, hace que, para ellos, “el corto plazo sea mucho más largo que antes”. En la abogacía, sin embargo, el éxito se alcanza “tras una carrera muy larga. Y eso hace que sea menos atractiva. Ahora tienen otras salidas, dado que muchos estudian dobles grados”.
La pandemia también puso sobre la mesa cuestiones impensables hace unos años, como el teletrabajo, la desconexión digital, el equilibrio entre la vida profesional y personal o la preocupación por la salud mental. Desde entonces, los millennials, que tienen entre 28 y 43 años y encaran desafíos como el retraso en la edad para tener hijos, han cuestionado la forma de trabajar en los despachos, donde la disponibilidad hacia el cliente y la socialización son muy importantes.
Subida salarial en los grandes bufetes
Ante las dificultades de los últimos años para encontrar talento joven, los grandes despachos han reaccionado subiendo salarios, incluso por encima de los 40 mil euros anuales a los júnior. Sin embargo, algunas firmas empiezan a reconocer en privado cierta preocupación por la repercusión de los costes salariales en el negocio.
Aunque de momento no se observan grandes cambios en las políticas para atraer y fidelizar talento joven cualificado, hay departamentos que creen que el futuro pasa por adaptarse “a las expectativas y valores de las nuevas generaciones”, como expresa Núria Martín, directora de Recursos Humanos de Cuatrecasas. “Esto implica implementar políticas de flexibilidad, invertir en el desarrollo profesional, fomentar una cultura organizacional más humana y, sobre todo, comunicar de manera clara la misión y los valores de la firma”, añade Victoria de la Calle, responsable de selección de la oficina de Madrid de Baker McKenzie.
De no responder a tiempo, “la escasez de talento derivará en un debilitamiento de la propia estructura de la firma, que inevitablemente afectará a la competitividad y limitará el desarrollo del despacho”, pronostica Estefanía Caballero, directora de Recursos Humanos de KPMG Abogados. No en vano, los grandes despachos compiten en el mismo mercado de socios, profesionales y clientes.
El papel de la IA
En medio de este escenario ha irrumpido la inteligencia artificial generativa, que puede jugar un papel “crucial”. La opinión compartida, en palabras de la directiva de Cuatrecasas, es que “permitirá a los abogados centrarse en trabajos de mayor valor añadido” al “automatizar” tareas y mejorar la “eficiencia”. No suele decirse que absorberá el trabajo de investigación, análisis y redacción de algunos júnior, aunque, dada la asombrosa evolución que está experimentado, tampoco parece desdeñable.
Pese a ello, la batalla por el talento joven seguirá al rojo vivo, pues, en el actual modelo piramidal de socios, los abogados que sean capaces de entender y domeñar la inteligencia artificial serán más necesarios que nunca. Los próximos años dirán si, con los rinocerontes grises, ha llegado el invierno.
El análisis de los colegios
España Vaciada. La falta de sustitución en la abogacía puede ser un “problema”, reconoce Encarna Orduna, secretaria general de la Abogacía Española (CGAE), aunque “solo en algunas provincias y más en el largo plazo”. La situación puede verse desde la panorámica de la España Vaciada. Y es que, como dice el decano del Colegio de la Abogacía de Barcelona (ICAB), Jesús M. Sánchez, en su corporación tienen “una media de más de 650 colegiaciones al año”, incluso con “repuntes” algunos ejercicios, como el pasado, cuando sobrepasaron las 700. Estas cifras contrastan con las de colegios más pequeños, como los de Tafalla y Estella, en Navarra, con 44 y 74 abogados respectivamente, según el censo del CGAE de 2024, o los de Teruel y Soria, con 222 y 250.
Causas. El Colegio de la Abogacía de Madrid observa “con preocupación una disminución en el interés de los jóvenes por dedicarse a la abogacía”, reconoce el diputado Gabriel Rodríguez, responsable de Abogacía Joven. Entre las causas, “dificultades para conciliar, el impacto de la abogacía en la salud mental, la necesidad de desconexión o la falta de orientación profesional en las universidades”. Por otro lado, también destaca “la mayor oferta de opciones profesionales y una mayor diversidad de sectores alternativos” al ejercicio y no tan explorados en el pasado, como la posibilidad de asesorar en los departamentos jurídicos de empresa o en firmas alternativas de servicios legales (ALSP). Desde Barcelona apuestan por hacer frente al reto demográfico desde “diferentes aproximaciones a aspectos como la retribución, la conciliación, planes formativos y de carrera”, dice su decano. En esta línea también está Madrid, que añade planes de choque frente a la “creciente precarización laboral”.
Ciudadanía. El descenso de abogados jóvenes para afrontar el relevo generacional en la abogacía también impacta en la sociedad. Como dice el decano del Colegio de Barcelona, “circunstancias extraordinarias como la DANA, el volcán de La Palma o el coronavirus han provocado un alud de nuevos casos en el ámbito laboral, civil y de la responsabilidad social”. Al mismo tiempo, “las nuevas tecnologías y la globalización” también están dando lugar a “nuevos y complejos delitos”. Esta es, por tanto, “una profesión esencial en nuestra sociedad para defender los derechos y libertades de la ciudadanía”, resume Encarna Orduna, secretaria general de la Abogacía Española.