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Necesita una inyección inminente

El retraso en la entrega del plan de Abengoa irrita a la banca

Torre de una planta solar de Abengoa.
Torre de una planta solar de Abengoa. Reuters

Los bancos que lideran las negociaciones con Abengoa estaban ayer nerviosos por carecer del plan de viabilidad de la empresa, pese a que su consejo ya le había dado luz verde. La banca asegura que el grupo necesita cerrar ya un pacto con los bonistas para que inyecten 100 millones de forma inminente. 

El tiempo corre en contra de Abengoa. Necesita llegar a un acuerdo antes del 28 de marzo con acreedores que tengan créditos por al menos tres quintas partes del pasivo y con más del 75% que está en poder de la banca. En caso contrario, se verá abocada al concurso de acreedores.

La hoja de ruta, elaborada por Álvarez & Marsal, se aprobó el lunes a última de la noche, pero el martes los bancos que forman el G7 –Santander, CaixaBank, Bankia, Popular, Sabadell, HSBC y Crédit Agricole– aún no lo tenían en su poder. “La verdad es que el retraso respecto a la fecha inicial del 18 de diciembre ya era inquietante, pero que todavía no lo tengamos lo es aún más”, señalan fuentes financieras.

Desde la empresa aseguran que estará en breve en manos de los principales acreedores. Eso sí, KPMG, deberá chequear en cualquier caso cada uno de los puntos del plan, que es muy extenso y que tiene un horizonte a cinco años.

Las entidades financieras niegan que vaya a existir una quita –reducción del valor nominal– en la deuda corporativa, que la empresa quiere bajar desde los 9.000 millones hasta un entorno situado entre los 3.000 y los 4.000.

Los bancos, que controlan unos 5.200 millones, y los bonistas (unos 3.800 millones) abogan por convertir en acciones el máximo importe posible y no aplicar rebajas en el valor de la deuda. Mientras, fuentes cercanas a la empresa solicitan quitas de entre el 60% y el 80%. La solución de la banca es transformar una parte de esa deuda en títulos convertibles, que mantengan de entrada el nominal, aunque su valor de mercado sea muy inferior. Todos estos puntos deberán ser discutidos por todas las partes en el proceso para sacar a flote Abengoa.

La liquidez para hacer frente a otros pagos es un punto que debe cerrarse inmediatamente –este viernes o el lunes como muy tarde– y en este caso son los bonistas los que toman el relevo a los bancos. La idea es inyectar 100 millones en una primera fase y otros 65 posteriormente.

El negocio industrial se basará en los orígenes: la ingeniería. Tanto las construcciones para terceros como los denominados “proyectos integrados”, que incluyen el pago a lo largo del tiempo mediante concesiones. Las zonas clave serán Estados Unidos, Latinoamérica, Oriente Medio, el norte de África, Sudáfrica y Europa occidental. Las áreas serán la generación de electricidad, incluida la energía solar, desalación, transporte de energía y mantenimiento de instalaciones. Atlantica Yield, la filial que cotiza en EE UU, de la que Abengoa controla el 41,5%, porcentaje valorado en unos 700 millones, no está a la venta. Solo se haría caja con ella en un caso extremo.

Lo que está completamente en venta es el área de biocombustibles, con un valor en libros de unos 2.500 millones que se pueden traducir en una entrada de caja de unos 1.000 millones. Las desinversiones programadas supondrán unos 1.500 millones limpios. Yla facturación bajará un 33%, hasta el entorno de los 5.000 millones, frente a los 7.150.

La plantilla de Abengoa, de unas se ha reducido en unos 500 empleados y continuará recortándose. Eso sí, el ajuste en España –con alrededor de 5.000 trabajadores– pretende ser mínimo.

Plantas de bioenergía en lugar de títulos de Yield

Los nuevos rescatadores de Abengoa son los bonistas. Una parte de ellos son fondos oportunistas que han comprado deuda con descuentos de entre el 80% y el 85% del nominal y también hay grandes gestoras, como BlackRock, AIG, Invesco, D.E. Shaw, Varde y Centerbridge, coordinadas por el banco Houlihan Lokey. Ellos están dispuestos a inyectar la liquidez que necesita Abengoa para superar el preconcurso –de unos 165 millones más desinversiones por hasta 150 millones–, a cambio de un tipo de interés del 15% anual y de un 10% a vencimiento. El plazo original es de un año, de forma que el coste efectivo sería del 25%.

Los bonistas solicitan que los bancos liberen el 8,2% de Atlantica Yield como garantía del préstamo de 125 millones que el G7 le concedió en septiembre. Esas acciones están hipotecadas no desde la concesión del crédito, sino desde el pasado 24 de diciembre, cuando las entidades y el ICO inyectaron 106 millones de urgencia.

La banca está en conversaciones para ceder a los bonistas parte de sus garantías en Yield y subir el tipo de interés del 5% que cobran por su liquidez a tres meses.

Como contrapartida, los dueños de la deuda cotizada bajarían el precio de su crédito. La empresa ha ofrecido a los bancos del G7 sustituir parte de esas garantías en Yield –tienen pignorado a su favor el 25,5%– por otro tipo de prenda. Abengoa hipotecaría favor de los bancos las plantas de bionergía que ha puesto a la venta.

Las facturas con los proveedores suman unos 5.000 millones de euros, pero el importe vencido hasta ahora suma unos 500 millones, que podría incrementarse en unos 300 millones de euros adicionales hasta de marzo. La empresa negociará de forma personalizada aplazamientos en el pago.

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