Abengoa ofrece otras garantías para lograr dinero extra
Abengoa necesita un crédito de emergencia de más de 160 millones para sobrevivir hasta marzo. Los bonistas están dispuestos, pero quieren garantías de Atlantica de Yield, ahora en poder de la banca. Como contrapartida, el grupo ofrece en prenda plantas de bionergía.
El plan de viabilidad de Abengoa ya está en manos de la banca, después de que ayer lo ratificara el consejo de administración. El grupo planea venta de activos por unos 1.500 millones de euros, entre los que destacan todos los relacionados con bionergía “de primera generación” tasados en libros en 2.500 millones, pero valorados para la venta en torno a 1.000 millones.
El 41,5% que Abengoa conserva en su Atlantica Yield su filial cotizada en Wall Street, valorado en unos 700 millones de euros, no está incluido en el plan de desinversiones, según fuentes próximas a la compañía. “Su interés es estratégico y su desinversión solo se contemplaría en el peor escenario”, afirman estas fuentes.
Pero antes de nada, el asunto que la compañía que preside José Domínguez Abascal debe resolver de forma inminente es el de la liquidez de supervivencia hasta el 28 de marzo, cuando concluye el periodo de preconcurso. Si a esa fecha no se ha obtenido un acuerdo mayoritario entre todos los acreedores, se decretaría automáticamente el concurso de acreedores.
El dinero necesario para los dos próximos meses está cifrado en unos 160 millones, que serían en forma de crédito, y entre 100 y 150 millones adicionales por ventas inminentes de activos inmobiliarios. Entre estas últimas están su sede histórica en la avenida de Buharia en Sevilla, la enajenación de sus antiguas oficinas en Madrid –ya realizada– y la desinversión de terrenos y de una planta de energía solar en Abu Dabhi.
Los bancos que forman el G7 –Santander, CaixaBank, Bankia, Popular, Sabadell, HSBC y Crédit Agricole– ya inyectaron 106 millones de liquidez de emergencia el 24 de diciembre, cambio de una garantía del 17,2% de Atlantica Yield. Ahora los bonistas agrupados en torno al banco de inversión Houlihan Lokey –dueños de bonos por más de 1.500 millones de euros– están dispuestos a tomar el relevo y permitir que la empresa siga a flote.
Mientras que la deuda cotizada supone el 43% del pasivo financiero corporativo (de 8.900 millones de euros a finales de septiembre), el 57% está en manos de entidades financieras. La compañía necesita llegar a un acuerdo con los acreedores cuyos créditos representen al menos tres quintas partes del pasivo y por al menos el 75% del pasivo en manos de la banca para evitar entrar en concurso de acreedores.
Pero los dueños de la deuda cotizada, entre los que se encuentra BlackRock, AIG, Invesco, D.E. Shaw, Varde y Centerbridge han puesto unas líneas rojas. Primero, quieren que la banca del G7 ceda las garantías del 8,2% que tienen en Atlantica Yield (Abengoa Yield hasta hace unos días) que la compañía les concedió a finales del año pasado por un crédito de 125 millones entregado en septiembre. Segundo, exigen un tipo de interés del 15% anual más un 10% al vencimiento.
La compañía asegura que el crédito, que previsiblemente se ejecutará en dos tramos –uno inmediato de 100 millones y otro de alrededor de 60 en una primera fase–, se firmará a finales de la primera semana o comienzos de la próxima. Abengoa está dispuesta a sustituir el colateral de Yield de ese crédito de septiembre por activos de bionergía que están a la venta.
Otro punto de fricción es el tipo de interés de ese crédito de emergencia. Los bonistas, para un crédito con vencimiento a un año, exigen en conjunto un interés del 25%, mientras que el préstamo de los bancos, a tres meses, fue al 5%. “Se está en un proceso de negociación que implicaría una rebaja de las expectativas de los bonistas al tiempo que los bancos subirían lo que ellos están cobrando”, señalan fuentes cercanas a las negociaciones.