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Advierten que la venta y las garantías de Atlantica Yield son un escollo para el acuerdo

Los bonistas de Abengoa instan a la banca a poner tipos del 25%

Campus Palmas Altas, sede de Abengoa en Sevilla.
Campus Palmas Altas, sede de Abengoa en Sevilla.Efe

La batalla entre los acreedores de Abengoa está ahora en Atlantica Yield, que ha servido de garantía a las entidades del G7 para que inyecten liquidez. Los dueños de la deuda cotizada exigen que la banca libere la garantía del 8,2% en la filial que obtuvo por los 125 millones que dio en septiembre. Los bonistas consideran que los bancos deben igualar los intereses a los suyos desde el 5% al 25%.

El plan de viabilidad diseñado por Abengoa junto a Álvarez & Marsal se presentó ayer al consejo del grupo de ingeniería, que terminó más allá de las nueve de la noche. Los bancos liderados por KPMG, deben analizarlo a fondo antes de darle la luz verde. Pero entre medias existe una clave para que las negociaciones no se rompan en mil pedazos: la liquidez de emergencia.

Los bonistas, agrupados en torno al banco Houlihan Lokey, y con deuda cotizada con un valor nominal de más de 1.500 millones de euros –de un total de 3.800– están negociando con las entidades que lideran las conversaciones con Abengoa, el denominado G7, formado por Santander, CaixaBank, Bankia, Popular, Sabadell, HSBC y Crédit Agricole.

Una parte de los bonistas con mayor poderío económico, entre los que están BlackRock, AIG, Invesco, D.E. Shaw, Varde y Centerbridge, ofrece liquidez inmediata, por 100 millones de euros en un primer desembolso y por hasta 70 millones en una segunda parte, para que Abengoa pueda seguir a pie en las próximas semanas. Pero piden que los bancos liberen al menos el 8,2% de Atlantica Yield que se apuntaron como garantía el pasado 24 de diciembre por un crédito de 125 millones concedido antes de la solicitud de preconcurso, que tuvo lugar el 25 de noviembre.

Fuentes conocedoras de las intenciones de los bonistas señalan que esas garantías serán revocadas y perjudicarán la posibilidad de llegar a un acuerdo. “Es más que probable que un juez levante esas garantías concedidas ya en preconcurso por un dinero que no era nuevo”, señala Nacho Fernández Aguado, socio de concursal de CMS Albiñana & Suárez de Lezo.

El asunto no es baladí, pues para que un acuerdo reciba el visto bueno ha de ser suscrito por acreedores cuyos créditos representen al menos tres quintas partes del pasivo y por al menos el 75% del pasivo en manos de la banca.

La liquidez que necesita Abengoa, según fuentes conocedoras de la compañía, para evitar en concurso antes de finales de marzo, la fecha límite, se sitúa en el entorno de los 300 millones. De este importe, unos 170 millones procederían del crédito de los bonistas, y el resto, de desinversiones inminentes (inmobiliarias, suelo y una planta solar en Ghana).

Los bonistas han sugerido a la banca que, a cambio de compartir las garantías en Yield, equipare el tipo de interés de un 5% a tres meses, a las condiciones de la nueva inyección que están negociando ahora, con una tasa del 15% más otro 10% al vencimiento.

Ayer, el consejo de Abengoa recibió el plan que incluye la reducción de la deuda corporativa desde los actuales 9.000 millones a entre 3.000 y 4.000 millones. La compañía aboga por una triple fórmula: quitas, amortizaciones y capitalizaciones de deuda. Tanto bancos como bonistas optan por capitalizar la mayor deuda posible, lo que implicaría diluir la participación de los actuales accionistas, pero mantienen visiones opuestas sobre las desinversiones y en concreto sobre Atlantica Yield. Los bonistas abogan por dejar tiempo para evitar una venta a precio de derribo, mientras que la banca es proclive a vender la filial.

Los analistas creen que la acción vale cerca de 0 euros

Los títulos B Abengoa se dispararon ayer en Bolsa un 34,8%, hasta 0,213 euros, en su mayor subida desde que la compañía debutó en Bolsa en 1996. Las acciones A, que cuentan con 100 derechos de voto en lugar de solo con uno, como las B, avanzaron un 50,8%, hasta los 0,558 euros. Es la segunda mayor subida de la historia, por detrás del 66% que se anotó a finales de noviembre del año pasado.

Con todo, la capitalización de Abengoa se sitúa en los 230 millones de euros, a años luz de los alrededor de 3.000 millones que el grupo de ingeniería valía antes de que estallaran los problemas en julio del año pasado.Tanto bancos como bonistas están de acuerdo en un aspecto clave: el objetivo de ambos acreedores es capitalizar la mayor parte de la deuda y eliminar las quitas o crear unos convertibles que incluyeran en los fondos propios a su valor nominal. La pérdida se computaría a la hora de deshacerse de esos títulos, previsiblemente por debajo del nominal.

La dilución para los accionistas en caso de que el pasivo se transforme, después de eventuales amortizaciones por 1.500 millones, sería máxima. No tanta como en Bankia, donde la ampliación supuso multiplicar el número de acciones por cerca de 600, pero sí suficiente para dejar en la mínima expresión el peso, tanto a los actuales particulares como a los Benjumea, que controlan a través de Inversión Corporativa más del 50% de los derechos de Abengoa. Los analistas que han actualizado recientemente la valoración de las acciones B le dan un precio objetivo que apenas supera los 0 euros. JB Capital le asigna 0,05 euros; N+1, 0,1 euros; y Alphavalue califica el valor de especulativo y lo tasa a 0,39. Otro analista que prefiere no ser identificado asegura que su valor tiende a cero.

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