¿Llegará el euro a la paridad con el dólar?
Muchas importantes firmas de inversión ya no ven un horizonte tan claro
Las últimas decisiones adoptadas por el Banco Central Europeo están consiguiendo, en parte, su objetivo: lograr la depreciación del euro con respecto al dólar estadounidense. Si hasta hace pocos años, la tendencia era la contraria, con un dólar muy barato como consecuencia de los estímulos monetarios llevados a cabo por parte de la Fed, en la actualidad, las empresas europeas exportadoras se están beneficiando de una reducción comparativa del precio de sus productos en el extranjero, lo que repercute de manera positiva en la balanza de pagos de los países de la eurozona.
¿Caminamos hacia la paridad?
Si bien muchos analistas pronosticaron la paridad para finales de año 2015, la realidad les ha quitado la razón. A principios de diciembre, Draghi anunció unas medidas más light de lo esperado y enfrió estas expectativas. La consecuencia fue la mayor subida diaria del par euro/dólar desde hace siete años, y unas previsiones económicas de crecimiento que invitan a pensar que la paridad no se alcanzará en tan corto espacio de tiempo. Sin embargo, en su última comparecencia, el presidente del BCE dejó la puerta abierta a nuevas medidas en la próxima reunión del organismo en Marzo.
Según los expertos del portal financiero Busconómico, incluso con estos pequeños altibajos, la tendencia sigue pareciendo clara: en los próximos meses, el euro seguirá depreciándose con respecto al dólar estadounidense. La realidad es que el BCE ha ampliado los QE en 60.000 millones de euros más al mes, lo que se traduce en un total de 360.000 millones de euros en compra de activos y una ampliación de la cartera de activos que el BCE adquirirá en los próximos meses.
Pero existe un factor adicional que puede condicionar todavía más esta evolución: la subida de tipos de interés en Estados Unidos. Es cierto que esta decisión que Janet Yellen tomó el 16 de diciembre estaba más que descontada por el mercado, pero las expectativas sobre las futuras decisiones y, muy especialmente, sobre el ritmo futuro de subidas posteriores, pueden encarecer notablemente la divisa estadounidense.
No obstante, muchos analistas consideran que una rápida apreciación del dólar provocará una menor competitividad de las empresas de Estados Unidos en relación a las europeas, lo que, desde su punto de vista, tendría que servir como justificación para que la Reserva Federal adopte esta medida de manera gradual, con un ritmo de subida de tipos de en torno al 0,25% por trimestre, más que suficiente para acomodar el ritmo de crecimiento del país a las diferentes necesidades de sus empresas, especialmente en lo que al coste de la financiación se refiere.
Ya no está tan claro
En este escenario, muchas importantes firmas de inversión ya no ven un horizonte tan claro. Goldman Sachs, por ejemplo, ha revisado sus perspectivas para el euro, con una previsión de que se alcance la paridad en 2017, cuando en sus anteriores proyecciones, lo había situado para mediados de 2016.
En cualquier caso, la divergencia entre las políticas monetarias del Banco Central Europeo y de la Reserva Federal no solo provocará en el corto/medio plazo que el tipo de cambio entre el dólar y el euro sea igual a uno sino que, más adelante, el euro pueda llegar a ser incluso más barato que el dólar.
Hay que recordar que el fantasma de la inflación está lejos de ser un problema para Europa. En algunos países como España, incluso, la deflación sigue amenazando los balances empresariales e, incluso, la consolidación de la recuperación económica. Se dan todos los ingredientes para que el Banco Central Europeo continúe con su programa de estímulos monetarios y que, incluso, eche más leña al fuego en el futuro.
En cualquier caso, no debemos olvidar que, en muchas ocasiones, el mercado se mueve de manera irracional. Quien se atreva a aventurar una fecha concreta para la consecución de la paridad, probablemente acabe fallando, tal y como ha ocurrido este año. La paridad puede ser solo cuestión de tiempo, pero el timing nadie lo conoce con exactitud.