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Tribuna
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Desafíos del próximo Gobierno en el empleo

Aunque cambie el año, los problemas, por sí solos, no cambian. Nuestra sociedad tiene todavía muchos problemas pendientes por resolver.

Una vez terminadas las elecciones generales, las promesas electorales y las inexactitudes e imprecisiones que hemos vivido en la campaña electoral, ahora lo que queda son los desafíos para el próximo Gobierno. Reducir el déficit público, intentar resolver el problema territorial o la reforma de la Constitución y reducir el desempleo se encuentran entre los problemas fundamentales. Precisamente, es este último desafío el reto más importante, al menos, para la gran mayoría de la sociedad española, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

Preocupación que no solamente es propia de nuestro país. Sin ir más lejos, países de nuestro entorno, como Francia, aun después de los atentados del mes de noviembre, continúa siendo el desempleo la principal preocupación. Y eso que su tasa de paro es la mitad de la nuestra.

Incluso, recientemente, el periódico The Guardian (Reino Unido) reconocía que la cuestión clave para España es el empleo. Para muchos expertos y organismos, como el servicio de estudios de BBVA, BBVA Research, el mercado de trabajo es una de las asignaturas pendientes de la recuperación y el punto más débil de la economía.

En este contexto, aunque ha mejorado el comportamiento de nuestro mercado laboral, una gran parte de la sociedad sigue sintiendo las profundas heridas de la crisis. A pesar de que la economía española crecerá un 3,1%, la pobreza se ha ampliado. Más del 20% de la población española se encuentra en situación de riesgo de pobreza o de exclusión social en 2014, dos puntos más que en 2013. Y entre ellos, 400.000 viven en extrema pobreza con menos de 300 euros mensuales.

Hay que añadir que, actualmente, hay más de 4,8 millones de parados (el 21,2% de la población activa, la más elevada de la Unión Europea, tras Grecia) y dos de ellos, de larga duración, difíciles de recuperar. A destacar que, en el cuarto trimestre de 2011, la tasa de paro de larga duración era del 50%. Actualmente se ha disparado en 11 puntos porcentuales (61%).

El aumento en la permanencia en el desempleo se acompaña de una pérdida de los derechos de indemnización, que se traduce por una degradación, en la situación personal, de las personas en desempleo. Así, la tasa de cobertura de las prestaciones por desempleo ha bajado del 69,5% en 2011, hasta el 55,3% actualmente (disminución de más de 14 puntos porcentuales).

En este sentido, aún no hemos recuperado los niveles de empleo previos a la crisis. Ahora tenemos 2,6 millones menos de empleos, equivalente a una tasa de empleo de 7,5 puntos porcentuales inferior, lo que dificulta alcanzar un nivel adecuado de equilibrio que garantice la sostenibilidad de nuestro sistema de protección social.

La precariedad laboral es otra de las asignaturas pendientes. Hoy más de una cuarta parte de las personas ocupadas son temporales. En concreto, la tasa de temporalidad se sitúa en el 26,1% (diez puntos porcentuales más que la media de la Unión Europea).

La contratación temporal es la nueva característica de los nuevos puestos de trabajo. Así, el 91,7% del total de contratación, en 2015, son contratos temporales.

Otro factor que influye negativamente en la calidad del empleo se refiere a la duración de los contratos registrados: cuatro de cada diez son inferiores a un mes.

El empleo a tiempo parcial involuntario es uno de los factores fundamentales de la disminución de la calidad del empleo. Han aumentado en más de un millón de personas (135% de incremento, frente al 30% de la Unión Europea).

Tampoco ayuda nuestro actual modelo productivo, basado principalmente en sectores como el turismo (hostelería) y la construcción, y buena parte del sector servicios. Todos ellos requieren de un mayor número de trabajadores y/o contratos temporales. Así, un 65% de los contratos registrados son empleos de escaso valor añadido con remuneraciones en el segmento inferior de la escala salarial (inferiores a 1.000 euros), como refleja la encuesta de salarios del INE. Ello genera menos ingresos a la Seguridad Social para poder atender las pensiones.

Esperemos que la undécima legislatura de la democracia pueda dar respuesta a los desafíos del mercado laboral y que la inestabilidad en el empleo deje de ser el ADN de nuestro mercado de trabajo. La política existe para resolver los problemas de la gente. Para ello hay que apostar por las personas junto con un crecimiento con calidad y equidad, pero huyendo de las trivialidades o de frases bonitas, y averiguar por dónde debemos atacar los problemas.

Vicente Castelló es Profesor Universidad Jaume I y miembro del Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local

 

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