Sanidad: puntos clave para alcanzar la excelencia
España cuenta con uno de los mejores sistemas de salud del mundo, y así lo recoge la Organización Mundial de la Salud (OMS), que sitúa a la sanidad española en el séptimo lugar en el ranking mundial de sistemas sanitarios.
No obstante, la recesión económica ha tenido un fuerte impacto en nuestro sistema. El gasto total en sanidad, que equivale al 9% del Producto Interior Bruto, fue de 93.048 millones de euros en 2013, lo que se traduce en una reducción del 7% respecto al año 2009. Detrás de este ajuste se encuentran la contención del gasto público y la presión presupuestaria, que han contribuido a situar el gasto público sanitario en 61.710 millones de euros en 2013, un 12,5% menos que cuatro años antes.
El sector privado, que representa un 29% del total del gasto, juega un papel clave en todo el sistema y se ha convertido en un aliado estratégico del sector público en la prestación de servicios a través de diferentes tipos de acuerdos de colaboración. Este mercado ha experimentado un proceso de concentración, presentando tasas positivas de crecimiento tanto en el número de asegurados, superior a 9 millones en 2013, como en volumen de primas, alcanzando los 6,7 millones de euros.
La mayoría de reformas que se han introducido en España y en el resto de países europeos se han centrado en la reducción del gasto a corto plazo, con un mayor impacto en el gasto farmacéutico y en los programas de prevención.
De cara al futuro, es importante considerar toda una serie de tendencias clave dentro de nuestro sistema. En primer lugar, España es, por detrás de Japón, el segundo país con la esperanza de vida más alta. El envejecimiento de la población, unido a los avances médicos y al estilo de vida de los países desarrollados, está teniendo un fuerte impacto en el aumento de pacientes crónicos, cuya prevalencia se estima que llegue a los 20 millones en 2020. Actualmente, el 80% de las consultas de Atención Primaria y el 60% de los ingresos hospitalarios corresponden a pacientes crónicos, y la carga económica se sitúa en un 80% del total del gasto.
Por otro lado, cabe destacar que el sistema sanitario ha evolucionado hacia un modelo en el que el paciente se sitúa en el eje central, con una mayor capacidad de obtener información y tomar decisiones que impactan en el modelo de relación con el resto de agentes.
De manera paralela, las nuevas tecnologías han tomado un gran protagonismo y cada vez es más habitual su uso en el campo de la salud por parte de organizaciones, profesionales y pacientes. Estos avances tecnológicos están generando una gran cantidad de datos que provienen de diversas fuentes, que van desde los resultados con evidencia comparativa, los sistemas de información y los dispositivos médicos de los centros asistenciales, hasta los sensores y dispositivos individuales de los pacientes que monitorizan su actividad diaria.
Estos avances, unidos a los progresos llevados a cabo en el campo genético, están dando pie a la medicina personalizada, cuyo objetivo fundamental es aumentar la esperanza de vida de las personas a la vez que se reduce el gasto en sanidad. Detrás de esta lógica está el uso del perfil genético de un individuo para guiar las decisiones tomadas en relación con la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades. Todos estos factores se deben tener en cuenta a la hora de diseñar nuevas políticas y reformas sanitarias. Así, hace falta trabajar para consolidar un modelo de atención a los pacientes crónicos integrado y proactivo, que asegure la coordinación entre los diferentes agentes que participan en el cuidado y atención de estos pacientes, muchos de ellos dependientes.
En esta misma línea, es necesario impulsar la medicina basada en la evidencia y fortalecer la coordinación entre la asistencia primaria y la especializada para evitar demoras en los diagnósticos, reducir el número de pruebas innecesarias y evitar complicaciones que tienen un impacto negativo en la salud del paciente y conllevan un alto coste económico.
En relación a los datos, se debe invertir en infraestructuras e introducir marcos legales que permitan gestionar, explotar y analizar la información de forma eficiente y en condiciones de seguridad, privacidad y cumplimiento de riesgos.
La nueva legislatura nos brinda la oportunidad de trabajar en estas áreas clave y de introducir las políticas necesarias para hacer frente a los grandes retos de nuestro entorno, asegurando la sostenibilidad del sistema y la mejora de resultados en salud.
Silvia Ondategui-Parra es socia responsable de Ciencias de la Vida de EY.