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Tribuna
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Balance de una legislatura

A priori las estadísticas del mercado laboral, en el transcurso de la presente Legislatura, parecen favorecer al Gobierno de Mariano Rajoy y le ofrecen una baza importante frente la próxima campaña electoral del 20D. Sin embargo, si se analizan exhaustivamente los datos suministrados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) no nos deben de ilusionar ya que la realidad es bien distinta y hecha por los suelos la euforia y desmienten el optimismo exagerado por parte del Gobierno. Presumir de datos laborales no tiene ningún sentido, sobre todo cuando España ostenta el récord de tener la mayor tasa de paro (21,6%) de la Unión Europea, tras Grecia, según la Oficina Estadística Europea (Eurostat).

En este sentido, según la Encuesta de población Activa (EPA) elaborada por el INE, si comparamos el último trimestre de 2011 con el tercer trimestre de 2015, que corresponde al período de la presente Legislatura, se han destruido más de 100.000 puestos de trabajo pero el paro ha descendido en 436.500 desempleados. Llegado a este punto debemos de preguntarnos cómo es posible que habiendo destruido empleo baje el paro. Cualquier manual sobre economía laboral nos dice que lo habitual es que cuando se destruye empleo aumente el paro y, viceversa, cuando el empleo aumente descienda el paro. Pero en esta ocasión ha sucedido todo lo contrario: ¡baja el empleo y también el paro!

Así, al analizar los datos de la EPA se observa que la disminución del paro es debido a un factor fundamental: el descenso de la población activa (personas en edad de trabajar que están buscando o tienen empleo). En concreto, en el período de la presente Legislatura, se han perdido 540.800 personas activas. Esta y no otra es la causa más importante de la disminución del paro. Sin embargo, el descenso de la población activa no ha repercutido por igual en todos los grupos de edad lo que ha producido una gran desigualdad en el mercado laboral. De este modo, lo jóvenes menores de 34 años han visto disminuir su población activa en 1,45 millones mientras en los mayores de 34 años aumenta en más de 900.000.

Todo ello evidencia que son muchas las personas, sobre todo jóvenes, que han perdido la esperanza en su búsqueda por un puesto de trabajo y aumenta el desaliento (efecto desánimo) al no encontrar trabajo tras varios años en paro y otras, tanto españolas como extranjeras (flujos migratorios), han abandonado el país ante la falta de expectativas laborales en busca de mejores opciones en otros países de nuestro entorno. Hay que destacar que en el cuarto trimestre de 2011 la tasa de paro de larga duración (más de un año buscando empleo) era del 50%. Actualmente se ha disparado en 11 puntos porcentuales (61%).

Además, debemos destacar un dato revelador que nos indica que en la presente Legislatura, según el INE, la población extranjera ha disminuido en 760 mil personas. Mientras en las anteriores Legislaturas la población extranjera no cesaba de aumentar. Por ejemplo en la Legislatura anterior (2007-2011) la población extranjera aumentó en 250.000 personas. Por lo tanto, los escenarios son bien distintos. Anteriormente venían flujos de emigrantes a España y ahora se van. Otros datos relevantes que nos deja la presente Legislatura se refieren a que disminuye el empleo a tiempo completo (-400 mil empleos) mientras aumenta el empleo a tiempo parcial (300 mil empleos). Además, hay menos empleos indefinidos (355 mil), y más temporales (153.000) lo que aumenta la tasa de temporalidad en 1,4 puntos hasta situarse en el 26,2%, precisamente una de las medidas estrella de la Reforma Laboral consistía en la diminución de la tasa de temporalidad.

Los datos son muy tozudos y por mucho que se empeñe el Gobierno en ponerse medallas por el descenso del paro lo que debería hacer es reflexionar las causas de la disminución de la población activa y más, en concreto, la disminución de la tasa de actividad que ha pasado del 60,29% al 59,5%. El efecto de la caída demográfica, la emigración laboral y el abandono de la búsqueda activa de empleo, la mala calidad del empleo (temporalidad, contrato a tiempo parcial y bajos salarios) se traduce en menores cotizantes a la seguridad social con repercusiones muy negativas sobre nuestra economía y el Estado de Bienestar.

Vicente Castelló Roselló es profesor de la Universidad Jaume I y miembro del Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local.

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