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Columna
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VW necesita un presidente externo

Volkswagen necesita un nuevo presidente. A principios de septiembre, el mayor fabricante de automóviles de Europa nombró a Hans Dieter Pötsch como sucesor de Ferdinand Piëch, patriarca de la familia que controla Volkswagen. El escándalo de las emisiones que ha desbancado a Martin Winterkorn como presidente ejecutivo hace que el nombramiento sea insostenible.

Puede que Pötsch no fuera consciente de que su empresa utilizó un software especial para evitar la regulación sobre emisiones. Después de todo, se ocupó de las cuentas en sus 12 años consecutivos al frente de las finanzas de Volkswagen, no de los diésel. El inevitable aluvión de multas, daños y costes de llamadas a revisión que ahora llegarán al gigante automovilístico hacen que un respetado experto en finanzas sea un activo. Pero Pötsch, como alguien interno, no está bien situado para una vacante en el consejo de supervisión.

El próximo presidente de Volkswagen tiene que supervisar una investigación sobre el escándalo, así como una profunda reestructuración y recortes de costes. Para ello es necesario cuestionar cada decisión tomada por el antiguo régimen. Pötsch, que era parte de él, no cumple los requisitos.

El sustituto debe tener un expediente limpio y capacidad para tratar con reguladores y jueces

Un reemplazo más apropiado debería tener un expediente limpio, sin vínculos con el grupo y capacidad para tratar diplomáticamente con los reguladores y jueces estadounidenses. Un jefe no alemán sería difícil, ya que los sindicatos tienen poder en Volkswagen y la confianza de los trabajadores es clave.

Wolfgang Reitzle, antiguo dirigente en su rival BMW y director ejecutivo del grupo industrial Linde, es un buen candidato. Pero ya preside la recientemente fusionada LafargeHolcim, así como el fabricante de componentes de automóvil Continental. Una alternativa podría ser el jefe de ThyssenKrupp, Heinrich Hiesinger. Ingeniero eléctrico y exejecutivo de Siemens salvó al grupo de la bancarrota, transformado su cultura y luchando contra la corrupción. O Matthias Wissmann, que desde 2007 preside la asociación de la industria automotriz de Alemania y anteriormente sirvió como ministro de tecnología y transporte.

El escándalo de las emisiones ofrece una oportunidad única para un nuevo comienzo.

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