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La acción se desploma un 31% tras anunciar una ampliación de capital de 650 millones

La macroampliación de Abengoa por el 50% de su valor siembra más dudas sobre su liquidez

La sociedad de la familia Benjumea, Inversión Corporativa, participará en la operación con nuevos fondos

Santiago Seage, consejero delegado de Abengoa.
Santiago Seage, consejero delegado de Abengoa. Pablo Monge

Abengoa continúa en el ojo del huracán. El grupo de ingeniería venderá activos adicionales por 100 millones de euros y ampliará capital por 650 millones, equivalentes el 50% de su capitalización. Las dudas sobre su liquidez han disparado el interés de su deuda a cinco años al 18,6% desde el 13%; su acción se hundió un 30,9%.

Las sacudidas de Abengoa continúan. Las dudas arrancaron el 23 de julio, cuando el nuevo consejero delegado de la compañía, Santiago Seage, celebró una conferencia con analistas. Fue una puesta de largo del directivo convocada con gran antelación de alrededor de un mes y medio, después de que Seage sustituyera a mediados de mayo a Manuel Sánchez Ortega. Este último tuvo que afrontar varios problemas sobre el cómputo de la deuda de la compañía en noviembre de 2014.

El día de la conferencia, los seguros de impago de la compañía (CDS) se dispararon y Abengoa convocó otra conferencia con analistas con la excusa de adelantar los resultados del primer semestre. La intención real, sin embargo, era calmar al mercado. Pero las palabras del directivo desataron más dudas.

De entrada, reconoció que la caja de 3.000 millones no era tal, pues el dinero estaba bloqueado por pagos a proveedores y otros compromisos. Posteriormente, fuentes de la empresa concretaron que la posición de tesorería disponible rondaba los 1.300 millones.

Seage advirtió además de que un bono vendido en abril no se utilizaría de manera inmediata para amortizar deuda, como estaba previsto en un principio, si bien aseguró que esa amortización se produciría antes de final de año.

Si a comienzos de julio los CDS para la deuda a cinco años cotizaban a 1.000 puntos básicos, ahora lo hacen por encima de los 2.500. Es decir, por cada 10 millones de euros en deuda se deben pagar dos millones para conseguir la garantía. La rentabilidad del bono de Abengoa también está fuera de control. El que vence en abril de 2020 ronda el 18%, cuando a finales de junio se situaba por debajo del 7%. Un bono griego al mismo plazo paga el 16%. Su acción se ha hundido un 30,9% y desde el cierre del 20 de julio se desploma un 49,5%.

La compañía anticipó al viernes 31 de julio la presentación de resultados, y en ella advirtió que reducía su estimación de flujo de caja libre (liquidez tras impuestos, inversiones y necesidades de financiación de corto plazo) de 2015 hasta un rango de entre 600 y 800 millones, frente al entorno de los 1.400 millones estimados en un principio, debido al incremento de las inversiones (capex).

Citi, una de las casas de análisis más optimistas con la compañía, a la que asigna un precio objetivo de 6 euros por acción, advierte sin embargo que realizar una ampliación de capital con el nivel de cotización actual es difícil de interpretar como un factor positivo. Añade que se ve como un movimiento para arreglar un problema de liquidez.

La compañía asegura que esa ampliación, que supone casi el 50% de su actual capitalización, se utilizará para reducir deuda corporativa en 300 millones de euros, y para fortalecer sus fondos propios. La familia Benjumea, a través de Inversión Corporativa, participará en la ampliación, aunque no ha concretado en qué porcentaje. Abengoa, además, ha elevado en 100 millones el programa de desinversiones de 400 millones anunciado el viernes.

Este plan para obtener dinero fresco se contradice con su presentación del viernes; en ella aseguró que su posición de caja neta es sólida. Su estimación en el mejor escenario roza los 1.900 millones, mientras que en el adverso sería de 1.300 millones.

Los problemas del grupo que señalan los analistas

La compañía redujo el viernes sus previsiones en ingresos y resultado bruto de explotación (ebitda) para el conjunto del ejercicio 2015. Así, la empresa logrará en el año unos ingresos de entre 7.300 y 7.700 millones de euros, entre un 2% y un 8% más que en 2014, pero por debajo de la estimación de entre 7.750 y 7.850 millones que manejaba hasta ahora. En lo que respecta al ebitda, Abengoa espera obtener entre 1.310 y 1.360 millones de euros, entre un 4% y un 7% por debajo de las cifras de 2014 y también por debajo de las previsiones vigentes hasta ahora, de entre 1.330 y 1.380 millones.

Las ratios de endeudamiento de 2015 han pasado de un rango de deuda corporativa entre ebitda de 1,2 veces a entre 1,7 y 1,9 veces, mientras que el de deuda consolidada respecto a ebitda ha pasado desde las 3,9 veces hasta una horquilla entre los 4,3 y las 4,6 veces. Al cierre del segundo trimestre, sus múltiplos de deuda se han quedado en niveles similares a los del primer trimestre. “Esperábamos que tendieran a la baja después de las operaciones que anunció a cierre del primer trimestre”, avisan desde Renta 4. Desde esta casa de análisis advierten de “la dificultad que sigue encontrando para financiarse, con un coste muy elevado en el mercado y el acceso restringido a su liquidez”.

Aunque los Benjumea, que son los máximos accionista con el 57% capital y en torno al 40% derechos políticos a través de Inversión Corporativa, acudirán a la anunciada ampliación, no han aclarado si aportarán su parte correspondiente. “Aún falta por conocer términos relevantes de dicha ampliación (fecha, precio, etc...). Entendemos que la ampliación se hará con acciones clase B, cuyos derechos políticos son 1/100 de los de clase A”, según Renta 4.

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