La ecuación perfecta para el despegue exportador
El euro no encuentra el suelo en su comparación con el dólar. El pasado viernes llegó a 1,09 dólares, lo que representa el mínimo desde septiembre de 2003. Desde julio hasta marzo, el euro se ha depreciado un 20,1%. Un dato que debería haber servido para impulsar las ventas al exterior de España. La teoría económica señala que la depreciación de la moneda única abarata las ventas fuera de la zona euro y las hace más competitivas frente al resto de competidores.
Algo que no ha sucedido en 2014, en el que las exportaciones fuera de la zona euro crecieron tan solo un 0,3%, lo que supone precisamente el ritmo más bajo desde 2003 (ver gráfico). Pese a ello alcanzó un récord histórico en términos absolutos. Esta aparente contradicción revela que en el ritmo de crecimiento de las exportaciones de bienes en España no solo influye un euro más barato o más caro. Fue el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, quién apuntó que el impacto del abaratamiento de la moneda única no se reflejó en 2014 en mercados afectados por fuertes crisis económicas, como Brasil o Rusia, y en el que desplome de la demanda no ha podido ser compensado por un euro barato.
Ese efecto revela que el crecimiento de las ventas depende también del coste del barril de petróleo (España es importador neto y el mayor o menor precio determina que los exportadores tengan más margen de gasto) y de que el crecimiento mundial sea suficientemente sea equilibrado y se produzca tanto en los países desarrollados como en los emergentes. En los seis años de crisis se han encadenado la crisis de la deuda soberana en la zona euro, el desplome del crudo y su impacto en las pujantes economías de Oriente Medio o el ajuste sufrido por economías con riesgo de recalentamiento como Brasil.
Cambio euro-dólar
1,08 dólares por euro fue el cambio con el que se cerró el pasado viernes, lo que supuso el nivel más bajo desde septiembre de 2003.
Si se realiza un análisis de las exportaciones de bienes en España desde 2003 (fecha en la que el euro estaba en paridad con el dólar) hasta la actualidad, el resultado es que el mayor incremento de las ventas de bienes al exterior se produjo en 2010, en el que todos los factores citados con anterioridad jugaron a favor de la internacionalización de las empresas españolas. En ese ejercicio, las ventas al exterior crecieron un 16,8%. El avance del PIB mundial ascendió al 4,14%, lo que supuso el mayor incremento de la serie de 12 años, mientras que el precio del Barril de Brent, de referencia en Europa, fue de 60,64 euros de media en ese año, 14 euros por debajo del nivel registrado en 2014.
Frente a esos buenos resultados obtenidos en 2010, los de 2014 muestran como la depreciación del euro tan solo fue apreciable en la segunda mitad del año (el promedio anual del cambio se situó en 1,328 dólares, el mismo nivel que en 2013) y que el crecimiento de la economía mundial (según los datos del Fondo Monetario Internacional) se situó en el 2,64%, muy por debajo de la cifra de 2010.
El peor ejercicio se produjo en 2009, coincidiendo con crisis financiera mundial. Las exportaciones de bienes cayeron un 15,9%, la mayor bajada de la historia, mientras que las ventas fuera de la zona euro se desplomaron un 18,4%. Todo ello pese a que la moneda única se cambiaba a 1,394 euros, un nivel no muy lejano al registrado en 2014, y a que el barril de crudo cotizaba en mínimos históricos (44,68 por barril). El determinante del desplome fue la corrección del crecimiento mundial (-2,01%).
Las pymes empiezan a exportar con regularidad
Dos de los objetivos que se marcó Jaime García-Legaz cuando llegó a la Secretaria de Estado de Comercio en diciembre de 2011 fue diversificar geográficamente la exportación de bienes de España, hasta ese momento muy concentradas en la zona euro, y ampliar la base exportadora de empresas, muy pequeña con respecto al resto de socios de la zona euro. El primero apenas lo ha conseguido (entre diciembre de 2011 y diciembre de 2014 las ventas a los vecinos del euro apenas han bajado del 52,5% al 49,7% del total). El segundo, sin embargo, sí se ha logrado con suficiencia.
En 2014, la estadística que elabora el ICEX a partir de los datos que proporciona Aduanas y que mide el número de empresas que vende bienes en el exterior, descendió un 2,2% y se situó en 147.731 compañías en 2014. Un mal dato que, sin embargo, se vio compensado por el impulso experimentado por las empresas que exportan regularmente (cuatro años consecutivos). En ese año, la cifra ascendió a 45.842 empresas, lo que supuso un 11,4% más que en 2013 y un nuevo máximo histórico. Un análisis más detallado muestra cómo la variación más importante se ha producido entre las empresas que venden menos de 5.000 euros. En 2013, apenas había 6.548, un 4,3% del total;un año después, la cifra creció hasta las 9.058, un incremento del 38,3% o que 2.510 pymes lograron concatenar en 2014 cuatro años seguidos exportando.
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