“Nos interesa la deuda de España e Italia de 10 a 30 años”
La búsqueda de rentabilidad en la renta fija de la zona euro se ha convertido en una tarea desafiante en el inicio de este año, marcado por la activación del programa de compra masiva de deuda del BCE y, en paralelo, por la incertidumbre que plantea la renegociación de la deuda griega que reclama el nuevo gobierno de Syriza. Alberto Gallo, director de estrategia de crédito para Europa de Royal Bank of Scotland, cree que la actual deuda helena es insostenible y que la negociación de sus nuevas condiciones de pago impondrán la volatilidad en el mercado en un año que no solo estará marcado por el ruido político en Atenas sino también en España, donde prevé revuelo en el mercado ante la celebración de las elecciones generales y las autonómicas en Cataluña.
¿Qué desenlace espera para las negociaciones que se avecinan sobre la deuda griega?
Es una especie de guerra fría, hay dos partes que se están amenazando con el uso de armas nucleares pero la primera que haga uso de ellas asegura la destrucción. Necesitan llegar a un acuerdo, la deuda griega no es sostenible en el largo plazo. El interés ha sido recortado pero el volumen sigue siendo muy elevado. El FMI calcula que Grecia crecerá al 3,5% durante los próximos diez años, una previsión de crecimiento imposible. Solo en Noruega y Canadá han tenido una década de crecimiento al 3,5%. El problema es que los políticos están fingiendo que el problema desaparecerá en el tiempo por sí solo y que no se afrontarán las pérdidas. En Europa, a diferencia de Estados Unidos, existe la aversión a asumir pérdidas con la deuda, alargamos los plazos y apostamos por que las cosas van a salir bien. El escenario más probable es el de un punto intermedio, que haga la situación políticamente sostenible. Se pueden alargar los plazos y después hacer una reestructuración más profunda de la deuda griega, que debe vincularse al crecimiento.
¿Cabe la posibilidad de que Grecia abandone el euro?
Es una discusión teórica, puesto que la mayoría de los griegos quiere estar en el euro. Damos una probabilidad de menos del 10% a que Grecia abandone el euro, aunque sí se puede crear una situación muy volátil, con problemas de liquidez en la banca griega o una quita en el caso más extremo.
¿Qué riesgo de contagio hay hacia otros países de la periferia? ¿Qué consecuencias puede tener en España un acuerdo para Atenas?
Por ahora, el problema está en Grecia. En el mercado se está viendo a Grecia como un problema separado, aunque sí haya un poco de miedo en la renta variable. El de deuda está sostenido por el programa de expansión cuantitativa del BCE. Sin embargo, en el ámbito político surge el problema de que si ahora se hacen concesiones a Grecia, habrá otros países como Portugal, Irlanda, Italia o España que también lo pidan. En muchos países de Europa hay elecciones este año.
¿Y qué puede suceder en España ante el auge de Podemos?
Estos nuevos partidos tienen un aspecto positivo al destacar que hay un problema de exceso de deuda en la zona euro. Pero, obviamente, España está en mejor situación que Grecia, aunque su reto esté en la creación de empleo. En España hace falta crear dos millones de puestos de trabajo. Si el actual gobierno es capaz de crear suficiente empleo en los próximos meses, puede que la situación política se estabilice.
¿Será capaz el BCE de absorber toda la volatilidad y el ruido político del mercado con el QE?
Hay que distinguir el efecto del QE en el mercado y en la economía real. En el mercado, el BCE va a rebajar aún más la rentabilidad de la deuda soberana. Y aún tiene sentido invertir en deuda pública del euro a plazos largos, como en bonos españoles e italianos entre 10 y 30 años. En unos meses, cuando las rentabilidades hayan caído todavía más, para un inversor europeo tendrá sentido ir al mercado estadounidense.
¿Y en la economía real? ¿Logrará reactivar el crédito?
La vía para conectar el QE con la economía real está en la compra de bonos de titulización. Si estos cuentan con garantías estatales, pueden ser considerados por los inversores casi como un bono soberano y entonces los comprarán. Entonces el QE sí podrá funcionar. El plan es necesario pero no suficiente para la recuperación, hacen falta estímulos fiscales. Y ahí creo que Alemania se equivoca. Su población cuenta con más empleo y confianza en el futuro y se beneficiará más por cada euro que se preste y por ser una economía muy exportadora. Tiene que repartir esas ganancias con el resto de Europa.
No burbuja sino agujero negro en la renta fija
La larga expectativa, sostenida durante meses y confirmada este mes de enero, de que el BCE acabaría comprando deuda soberana de la zona euro ha derrumbado las rentabilidades, hasta el punto de que el 25% de la deuda pública de la región está en terreno negativo o con rendimiento próximo a cero, según apunta Alberto Gallo. ¿Estamos por tanto ante una burbuja en el mercado de renta fija? En su opinión, “no estamos ante una burbuja porque en las burbujas el comportamiento de la gente es irracional, se endeuda para adquirir cosas por encima de sus posibilidades”. Para Gallo, en el momento actual estamos “en el reverso de la burbuja, es como un agujero negro. Una burbuja es inflacionista. Y ahora tenemos recortes de sueldos, caídas de precios...el conjunto de la economía se contrae, ese es el riesgo. Por el contrario, en una burbuja tienes inflación”. La fórmula de darle la vuelta a la situación actual es, en su opinión, la reestructuración de la deuda. “Hay tres formas de salir de una recesión de balance: una forma es crecer, algo que no ocurre ahora. La otra vía es monetizar la deuda, una opción que el BCE no permite. Y la tercera es reestructurar la deuda”,añade. El elemento positivo del momento presente es la depreciación del euro, que favorece claramente las exportaciones. “El euro va a caer a 1,1 dólares o por debajo. Aunque no vemos probable la paridad con el dólar este año, puede que la Fed reaccione y no suba tipos hasta septiembre”.