“Los jóvenes cambiarán de trabajo 15 veces antes de los 38 años”
Juan Ferrer es autor de "Gestión del cambio" un libro que nos ayuda a transformar organizaciones y grupos de trabajo en un entorno tan cambiante como el que vivimos en la actualidad.
Juan Ferrer es autor de "Gestión del cambio" un libro que da pautas sobre cómo transformar organizaciones en la nueva realidad del mercado laboral y empresarial. Una realidad más cambiante que nunca, y a la que el ser humano, a juicio del autor, tendrá que acostumbrarse.
Para Ferrer, "las suegras eran un indicador económico-social. Ellas querían que sus yernos fueran funcionarios o trabajaran en un banco". Pero la realidad hoy, como certifica el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos, es que antes de los 38 años habremos cambiado, de media, unas 15 veces de puesto de trabajo. ¿Está el ser humano preparado para vivir en un entorno profesional con este índice de variabilidad? ¿Cómo gestionar los cambios en entornos empresariales y laborales? El autor nos desvela a continuación algunas de sus pautas y recomendaciones para crecer en un ambiente tan cambiante.
- ¿Están los emprendedores y directivos españoles preparados para los cambios?
Tras la crisis que hemos vivido, creo que ya nadie puede obviar la necesidad de cambiar. Otra cosa es si sabemos hacerlo y más desde una posición de dirección. He observado que el día a día, la gestión del presente, hace que no se sepa gestionar el proceso de cambio. Desconocimiento de las resistencias, falta de escucha, ignorancia del valor de la inteligencia colectiva, ausencia de estrategia y estructura del proceso de cambio, provoca que muchos procesos de adaptación se prolonguen o no se hagan, con un alto coste emocional y de recursos.
- ¿Existirán periodos en el futuro "sin cambios"? ¿O el avance de las nuevas tecnologías, y la falta de estabilidad en mercados nos van a obligar a estar en readaptación continua?
Si ya Heráclito afirmaba que "lo único constante es el cambio", no quiero imaginar si viviera en los tiempos actuales. El cambio va a ser constante, disruptivo y exponencial. Va a ir incluso más rápido que nuestra propia capacidad de adaptación, no tanto desde el punto de vista tecnológico, sino desde el punto de vista humano o de aprovechamiento a nivel empresarial y profesional. Cualquier negocio o idea puede ser superada por un nuevo avance o un nuevo invento en unos pocos meses. Ahora bien, otra cosa es si todo esto mejora la satisfacción y la felicidad del ser humano. Este es otro cambio en el que sí deberíamos pensar en ello.
- ¿Algún país de referencia en el que los directivos españoles deban mirarse por su capacidad de adaptación al cambio?
Siempre pensé que un indicador económico-social en España eran las suegras. Ellas querían que sus yernos fueran funcionarios o trabajaran en un banco. Y parecer ser, gracias a Dios, que los nuevos Millennials buscan otra cosas. A nivel directivo, aquellos países que promueven la emprendeduría son los que tendrán mayor capacidad de adaptación. Casos como los de Israel, EE.UU., algunos países árabes que han evolucionado del petróleo al turismo o las finanzas, o zonas como Londres, están creando un ecosistema cultural y empresarial que habla de esa capacidad para adaptarse al cambio.
- ¿Qué características tiene que tener una persona para adaptarse a los cambios? ¿Se puede entrenar esta capacidad? ¿Cómo?
Tendríamos que partir de la propia personalidad o de los roles que de forma innata posee cada persona. Hay algunas personas que su zona de confort es estar fuera de la zona de confort. Aman, desean y promueven el cambio, porque supone un enriquecimiento y un descubrimiento de lo fascinante que es el mundo tanto a nivel exterior como a nivel interior. Pero existen otras, que su zona de seguridad, que no de confort, es la rutina, lo conocido y lo estable. Estas lo van a tener más difícil. ¿Entrenar? Creo que un entrenamiento es algo previo a la gran prueba para la que uno se prepara. En este caso, la propia prueba hace que te entrenes. Si no, desapareces, como ha ocurrido con numerosas especies animales a lo largo de la historia. Algunas desaparecieron por esa falta de adaptación a un ecosistema natural. En los tiempos actuales, quien no se adapte al ecosistema económico, social, tecnológico, y cultural, va a sufrir mucho. El propio peligro o la incomodidad del presente hace que te pongas las pilas y es ahí cuando empieza el entrenamiento.
- ¿Cómo se prepara a un equipo para que esté siempre preparado para cambiar su orientación? ¿Acepta el ser humano una condición laboral que pueda estar en constante cambio?
No le va a quedar más remedio. En EE.UU. el Departamento de Trabajo afirma que un joven cambiará de trabajo cerca de 15 veces antes de los 38 años. Respecto a las empresas, el objetivo actual va a ser crear un sistema de gestión que pueda adaptarse a un futuro incierto. Y ello supone introducir la cultura del bottom-up, crear la participación y la inteligencia colectiva, donde el líder ya no resuelve el problema, sino que facilita la creatividad y la involucración de todos los implicados en el cambio. Va a ser necesario combinar la jerarquía con la redarquía. Será la única manera de gestionar, captar y mantener el talento. Y esto supone un cambio en el software mental de los directivos y de los que no lo son. Ahora bien, si hablamos de nuevas generaciones, la historia es distinta. Para ellos el cambio es natural, y en cuanto perciban rutina y aburrimiento, buscarán donde moverse para lo que ellos consideran que es el éxito en esta vida: disfrutar.