Oporto, el vino que da fama a una ciudad
Es uno de los grandes clásicos del mundo y quizá elmás antiguo embajadorde Portugal
Es un país con una gran tradición vitivinícola, pero es la región del Duero, en el nordeste, la más reconocida y famosa de Portugal. Allí se produce el vino de Oporto, probablemente el más antiguo embajador del país y uno de los grandes vinos clásicos de Europa. Cultivado en las terrazas del río Duero, el Oporto pertenece a una de las regiones demarcadas más antiguas del mundo desde la creación, en 1756, de la Companhia Geral da Agricultura das Vinhas do Alto Douro. Su misión era delimitar las tierras, registrar las viñas y catalogar los vinos según sus cualidades. En 1757 se hizo la primera clasificación completa de las viñas, casi un siglo antes que en Burdeos.
Se configuró así un paisaje extraordinario de terrazas construidas por el hombre para plantar viñedos en una región de suelos agrestes, catalogado mucho tiempo después por la Unesco como Patrimonio Mundial y poblado de haciendas tradicionalmente ligadas al vino.
Existen unas 40.000 hectáreas de viñedo en esta zona, repartidas en unas 85.000 parcelas diferentes, calificadas según unos parámetros de localización, altura, inclinación, exposición, composición del suelo, rendimiento, etc. Estas se extienden hasta la frontera española, a unos 70 kilómetros de la ciudad de Oporto.
Es un vino generoso, es decir, un vino al que se le añade alcohol vinícola para interrumpir la fermentación. Es la diferencia fundamental con cualquier otro. De esta forma se consigue conservar la dulzura original de las uvas, pero con un alto nivel de alcohol. También le aporta una mayor estabilidad ya que, una vez abierta, una botella de vino generoso puede durar varios meses sin perder sus propiedades. Precisamente, la idea de añadir alcohol al vino surge en el siglo XVII a partir del interés de los comerciantes ingleses por el vino portugués. Estos vinos no soportaban largos viajes en los barcos donde eran transportados y se empezó a fortalecerlos con aguardiente para que no se echaran a perder durante la travesía.
Vintage, Tawny, Late Bottled Vintage (LBV), Ruby... son algunas de las palabras que podemos encontrar en las etiquetas del Oporto, que revelan sus diferentes estilos. Si bien el método de vinificación es similar, es la forma en la que se realiza la crianza la que le imprime su carácter diferenciador. Hay oportos blancos y tintos, de envejecimiento en madera o en botella, de añada o sin añada... Y todas estas combinaciones producen tal variedad que en sus extremos poco tienen que ver unos con otros. Esta diversidad es uno de sus aspectos más interesantes, porque convierte al Oporto en un vino variado y versátil.
Vintage, literalmente añada o cosecha, es la categoría reina de los Oporto. Son vinos elaborados con las mejores uvas, generalmente de viñedos diferentes, que solo se producen en años de cosechas excepcionales. Se embotellan entre el segundo y el tercer año, sin filtrar, y evolucionan en botella durante varias décadas; como mínimo, precisan entre 10 y 15 años para estar listos. Los Vintage solo suponen un porcentaje pequeño de la producción de una bodega, pero es precisamente por estos vinos por los que se mide la calidad de un viticultor determinado y los que, en definitiva, le dan mayor prestigio.
A pesar de ser producido en el interior de Portugal, en el alto Duero, el vino toma su nombre de la ciudad de Oporto, localizada en la costa atlántica y desde donde tradicionalmente se ha exportado. Hasta bien avanzado el siglo XX, era transportado desde las viñas río abajo en barcos especiales llamados rabelos. Después, se descargaba en las bodegas de guarda o caves de las casas de vino de Oporto, ubicadas en las estrechas calles de Vila Nova de Gaia, frente al centro histórico de la ciudad de Oporto. En estas cuevas el vino era envejecido, mezclado, embotellado y finalmente despachado a Europa. El último viaje comercial de un barco rabelo tuvo lugar en 1964. Hoy se pueden ver en la orilla del río y son una atracción turística más.
En la actualidad, la mayoría de las bodegas siguen en Vila Nova de Gaia. Solo es necesario cruzar el puente Luis I, que une Oporto con Gaia, para visitarlas. Muchas están fechadas antes de 1700 y situadas en antiguos monasterios, como la de Ferreira, que junto a Sandeman, Graham, Taylor’s o Calém son algunas de las más antiguas e interesantes. El abanico de precios es amplísimo. Casi hay un Oporto para cada bolsillo: la gama de precios se extiende desde menos de 10 euros hasta más de 1.000.
Cuatro décadas de maduración para alcanzar la plenitud
No todas las bodegas de Oporto producen vinos Tawny de 40 años. Cuatro décadas de evaporación y envejecimiento en madera concentran este vino hasta convertirlo casi en una esencia, con complejos aromas de frutos secos y especias. Se caracteriza por permanecer más tiempo en contacto con la madera durante su envejecimiento, lo que le da unas tonalidades rojizas ligeramente ocres, con notas doradas. Estos vinos proceden de mezclas de distintas cosechas y viñedos. Son de los más apreciados entre los generosos.