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Movilidad laboral

Irse con la oficina a otra parte

A pesar de su carga negativa, a la movilidad laboral le acompañan muchos beneficios tanto para el empleador como para el empleado. De ser impuesta por la empresa hay que distinguir entre traslado y desplazamiento

En un mundo globalizado, las necesidades de las compañías cambian a un ritmo de vértigo. Ya sea por cuestiones de producción, estrategia o ajuste de plantilla, muchas veces, el trabajador se encuentra con la obligación de moverse. Otras, es el propio empleado el que decide y solicita este cambio con el apoyo de su empresa, lo que proporciona una larga lista de beneficios a ambas partes.

Dentro del ámbito legal, y siempre que se trate de una imposición por parte del empleador, se debe distinguir entre dos conceptos parecidos pero no iguales: traslado y desplazamiento.

El traslado tiene carácter indefinido, mientras que el desplazamiento, por ley, se refiere a la formula temporal (cuando se superen los tres años de estancia pasará a denominarse como la primera). Además, pueden tener carácter individual o colectivo, dependiendo del numero de empleados que se vean afectados.

Por otro lado, los expertos advierten: “es importante fijarse en las especificaciones de cada contrato, puesto que, el centro de trabajo puede figurar como itinerante o móvil y ya no sería una condición especial”. En caso de obligatoriedad, siempre se tendrá en cuenta la distancia de la nueva sede, así como el tiempo y el coste que conlleve llegar hasta allí.

Por otro lado, el traslado requiere una notificación previa de 30 días, mientras que el desplazamiento no contempla más de cinco y solo para aquellos casos en los que se estime una estancia superior a tres meses.

Moverse o morir

Las principales firmas multinacionales han convertido en rutina diaria la movilidad de sus empleados que, ya sea de manera forzada o voluntaria, pasan algún periodo de su carrera laboral fuera de su casa y, aseguran los responsables, “aporta notables beneficios a ambas partes”.

La firma de servicios profesionales KPMG, gracias a su carácter multinacional, lleva años fomentando este aspecto mediante programas de movilidad entre las diferentes sedes de la compañía y en diferentes países. “Para que los empleados desarrollen conocimientos y capacidades de una manera acelerada es necesario identificar países o áreas en los que la firma está más desarrollada y enviarles allí”. Lo explica Segor Teclesmayer, socio responsable de Recursos Humanos de KPMG en España.

Además, añade que, “es una oportunidad inmejorable para que profesionales de la organización puedan optar a una experiencia en mercados internacionales y con clientes de una tipología distinta a la que tienen en casa”. De hecho, varios estudios aseguran que salir de la denominada zona de confort puede reforzar la autoestima y mejorar las capacidades de cualquier trabajador.

Pero, ¿qué aportan este tipo de programas? El directivo responde claro: “al empleado le sirve para acelerar su desarrollo profesional, exponiéndose a mercados diferentes, clientes o situaciones diversas”. Para la firma los beneficios pasan por los conocimientos que se adquieren así como “una mejora del nivel de motivación de los empleados por permitir experiencias diferentes y la posibilidad de diferenciar su oferta de atracción de talento”, apunta Teclesmayer.

KPMG permite la movilidad de sus empleados siempre que cuenten con una experiencia mínima de dos o tres años y para estancias entre tres meses y cinco años. “Una de las preocupaciones de los desplazados es su reincorporación al puesto anterior al finalizar el transfer. Nosotros aseguramos el regreso y las condiciones a la vuelta”, añade el socio.

Además, el programa de movilidad va acompañado de un paquete de prestaciones y servicios de apoyo que cubre aspectos como logística por los desplazamientos, alojamiento o integración en la cultura del país de destino. Una serie de condiciones básicas para fomentar la salida del nido.

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