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Tribuna
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No se crea empleo para los jóvenes

El desempleo registrado en el mes de octubre se sitúa en más de 4,5 millones de parados tras aumentar en 79.154 personas (1,7%), según los servicios públicos de empleo. Por su parte, la encuesta de población activa (EPA), recientemente, nos informaba del aumento del empleo en los últimos 12 meses en 274.000 personas, pero sus efectos no han beneficiado a todos los segmentos de edad por igual. Preocupa especialmente la situación de los más jóvenes a los que el mercado laboral continúa castigando con dureza y negándoles una oportunidad laboral. Así, entre los menores de 45 años el empleo aumenta solo en 35.000 personas (13% del total), mientras en los mayores de 45 años aumenta la ocupación en 239.000 personas (85% del total).

Si realizamos un estudio por ramas de actividad, se refleja que si exceptuamos la actividad de hostelería, donde se distribuye el empleo proporcionalmente a todos los segmentos de edad, en las demás ramas restantes existe un claro predominio de puestos de trabajo que son ocupados por los segmentos de edad de las personas mayores de 45 años, y no por los menores de 45 años. A idénticas conclusiones llegamos con relación a los asalariados con contrato indefinido en los últimos 12 meses, donde todo el empleo creado lo han aglutinado exclusivamente los mayores de 45 años.

Llegado a este punto, hay que preguntarse: ¿por qué los empleos que se ofrecen al mercado de trabajo por parte de las empresas son ocupados en su gran mayoría por las personas mayores de 45 años y no por aquellas con edades inferiores?

La conclusión que puede extraerse es que el modelo productivo actual ofrece puestos de trabajo que no son los adecuados para los más jóvenes. Siempre se había dicho que los mayores de 45 años carecían de menor preparación cualificativa que los menores de 45 años. Hay que considerar que no cuentan con mucha formación ya que el 65% de este colectivo acredita solo niveles de estudios equivalentes hasta la educación obligatoria junto con falta de cultura digital. Solo tenemos que dar un repaso a la evolución en los últimos 12 meses por ramas de actividad y podemos comprobar cómo los puestos ofrecidos no son de gran calidad en términos de empleo. Ello puede explicar el descenso tan grande de la población activa como consecuencia de que muchos jóvenes tienen que hacer las maletas para buscar trabajo en el extranjero.

Además, si exploramos la letra pequeña, se deducen conclusiones muy interesantes. Si analizamos el comportamiento del desempleo se observa que, a pesar de aumentar muy poco el empleo, el paro disminuye con mayor intensidad entre los menores de 45 años (456.000 personas) que en los mayores de 45 años (59.000) cuando debía de suceder todo lo contrario. A un aumento del empleo debe corresponder una disminución del paro en términos cuantitativos muy semejante. Pero sin embargo ha sucedido todo lo contrario.

¿Cómo es posible que con aumentos tímidos del empleo el desempleo descienda notablemente? Ello ha sido debido no solo por la disminución del empleo, sino fundamentalmente por el efecto de otros factores, entre ellos, la disminución de la población activa en su conjunto (242.000), con un comportamiento muy asimétrico entre los distintos grupos de edad. De este modo, desciende fuertemente entre los menores de 45 años (420.000) y por contrapartida aumenta entre los mayores de 45 años (175.000).

La crisis económica ha generado serias desigualdades en el mercado laboral relacionadas con la edad pero su peso está recayendo con mucha mayor contundencia entre los menores de 45 años y, sobre todo, entre los más jóvenes, es decir, los menores de 25 años que todavía lo tienen mucho peor con una tasa de paro superior (52,39%). Ello no quiere decir que los mayores de 45 años lo tengan mucho más fácil para encontrar empleo ya que al perder su puesto de trabajo su recolocación es muy difícil.

Las medidas de flexibilización sobre el mercado laboral contempladas en la última reforma laboral han tenido poco impacto positivo entre los más jóvenes. Y, además, las medidas de austeridad han contribuido a amplificar el deterioro del mercado laboral, sobre todo entre los más jóvenes. La sociedad en su conjunto no puede permitir que bajo la política de austeridad los más jóvenes se vean obligados a emigrar y que sean los más castigados por la crisis económica.

 Vicente Castelló es profesor Universidad Jaume I.

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