La huerta española se mide al ‘general invierno’
“España ha sido uno de los países que más ha sufrido el veto ruso”, dice la patronal “La gran asignatura pendiente de España es abrir nuevos mercados”, opina un experto
El gazpacho andaluz representa bien al sector de las hortalizas españolas. El secreto de la sopa fría más popular del país reside en la mezcla adecuada de sus ingredientes, que deben quedar bien ligados entre sí. Algo que también se aplica a la industria. “Una de nuestras fortalezas es la gran variedad de productos que tenemos, y la amplitud del calendario que nos permite manejar, posibilitándonos tener trabajo todo el año”, explica José María Pozancos, director general de Fepex, la patronal del sector hortofrutícola.
La misma composición del gazpacho resume también los productos de la huerta que más se exportan al extranjero y consumen en España. Este ranking lo lidera el tomate, la hortaliza nacional más buscada: en 2013 se facturaron 988 millones de euros en ventas fuera del país. Le sigue el pimiento (718 millones); la lechuga, con 568 millones (única variedad incluida en el top ventas que no entra en la receta), y el pepino (464 millones). La lista del consumo patrio de hortalizas sería la misma, añadiéndole, eso sí, la cebolla, que se cuela en la segunda posición en las preferencias de los españoles.
Una cita de referencia para el sector agrario
Fruit Attraction reunirá entre hoy y el viernes a más de 800 empresas con expositor en la feria. La superficie de estands contratados en este evento organizado en Ifema ha aumentado un 26% respecto a la anterior edición.
El recinto ferial le dedica los pabellones 3, 5, 7 y 9 a este sector, que representa en torno al 60% de la producción vegetal española (un 35% de la agraria, teniendo en cuenta aquí la producción ganadera).
Uno de los atractivos de la feria es su fuerte componente internacional: estarán representados una veintena de países, entre los que se cuentan algunos los principales productores y consumidores mundiales de frutas y hortalizas, incluyendo Alemania, Reino Unido, EE UU o China. Rusia será uno de los grandes ausentes.
Pero el peso de la industria hortofrutícola recae en la fruta. Supuso en 2013 casi el 60% de las exportaciones del sector. A diferencia de los productos de la huerta, entre los que funciona bien el símil del gazpacho, cuesta encontrar una imagen que resuma bien los entresijos de este subsector (¿la macedonia, quizá?). Los productos más exportados y demandados son en este caso los cítricos (naranjas, mandarinas, limones y pomelos), seguidos de las frutas de hueso (melocotón, nectarina, albaricoque, cereza, etcétera) y los frutos rojos (fresa, mora, frambuesa, etcétera).
El balance del año pasado fue muy positivo. El sector, orientado eminentemente a la exportación, que acapara más del 70% de la producción, aumentó sus ventas al extranjero en un 11%, que alcanzaron los 10.682 millones de euros. Y, hasta julio, este año estaba siendo tan bueno o mejor que el anterior. Pero en agosto una decisión tomada en Moscú hizo que todas las previsiones se desmoronasen.
Las exportaciones hortofrutícolas venían creciendo un 6% en volumen desde enero a julio respecto al mismo periodo del año anterior, lo cual hacía esperar un 2014 de récord. Sin embargo, el pulso diplomático que mantienen la Unión Europea y la Federación Rusa por la anexión de esta última de la península de Crimea y por su intromisión en los acontecimientos vividos en los últimos meses en Ucrania ya tiene repercusiones en el sector. En marzo, la UE y EE UU decidieron limitar sus importaciones de gas ruso. La respuesta de Moscú fue publicar el 7 de agosto una lista de productos cuya importación quedaba prohibida y que incluía todas las frutas y hortalizas frescas procedentes de los Estados de la Unión.
La respuesta de la Comisión Europea fue anunciar en septiembre un programa de ayudas de 125 millones de euros, a repartir entre los Estados miembros en función de lo perjudicados que resultasen por el veto ruso. La supuesta entrega a Bruselas de datos inflados por parte de Rumanía para obtener más fondos de los que les tocarían hizo que el programa se congelase durante unas semanas, para volver a anunciarse a finales del mes pasado ligado esta vez a un sistema de contingentes. A España le tocan 8.700 toneladas para manzanas y peras; 6.900 para ciruela, uva de mesa y kiwi; 20.400 toneladas para tomate, zanahoria, pimiento dulce, pepinos y pepinillos, y 58.600 toneladas para naranjas, clementinas y mandarinas.
Esta respuesta no satisface a la industria española, la primera exportadora mundial de frutas y hortalizas, por delante de Países Bajos y China. Fuentes empresariales aseguran que algunos productos muy afectados por el veto ruso, como la lechuga o el brócoli, no están incluidos en las medidas compensatorias de la UE, por lo que su situación queda al descubierto.
Por lo pronto, la patronal ya denunció en el mismo mes de agosto, cuando Moscú anunció su veto, el hundimiento de los precios en los mercados comunitarios en un gran número de productos.
Desde Fepex aseguran que “España ha sido uno de los Estados que más ha sufrido el impacto económico de las medidas rusas”, ya que Rusia es el primer destino no comunitario de las frutas y hortaliza españolas y el carácter perecedero de estos productos los hace especialmente vulnerables a las sanciones. España exportó en 2013 más de 230.000 toneladas de producto a Rusia, casi un 10% del total que vendió la UE a dicho país.
¿Qué lecciones se están aprendiendo de la presente crisis? Fundamentalmente, que la industria española debe diversificarse. “Nuestro mercado natural es la UE, adonde va aproximadamente el 93% de las exportaciones”, subraya Pozancos. “En Europa sufrimos la globalización asimétrica: el mercado comunitario es el más abierto del mundo a la importación, mientras que muchos países están aplicando medidas proteccionistas para favorecer su producción. Es el caso de China o del resto de los BRIC. La gran asignatura pendiente es abrir esos mercados”, sentencia el responsable de Fepex. Si el veto ruso se queda mucho meses más, habrá que combatir al general invierno colonizando nuevos mercados.