Socorro... hay un pingüino en la oficina
Los trabajadores deben ayudar a la compañía a decidir cómo se usa el aire acondicionado
Un día de agosto en una oficina de Madrid. A pie de calle, el calor aprieta y el termómetro marca los 38 grados centígrados. En la empresa, en cambio, solo alcanza los 20 grados. Esta diferencia entre el interior y el exterior de los espacios de trabajo, habitual en muchas compañías españolas, acarrea consecuencias molestas para la salud. Efectos en apariencia triviales, pero que reducen la productividad de la plantilla.
“De no gestionarse estos problemas, los empleados pueden sufrir migrañas e irritaciones oculares crónicas”, asegura el profesor de la IMF Business School Carlos Martínez, investigador del síndrome de la oficina enferma y asesor en prevención de riesgos laborales. Otra consecuencia es la aparición de contracturas musculares, según la representante del Consejo General del Colegio de Fisioterapeutas de España, Ángeles Vega: “Los músculos se contraen si están en contacto con el aire frío. Esto es especialmente habitual entre aquellas personas que deben trabajar cerca de algún aparato de aire acondicionado”.
Las consecuencias sobre la productividad son claras. “Si a los trabajadores les duele la cabeza y los ojos, su eficiencia descenderá forzosamente”, asegura Martínez, quien matiza que no hay estadísticas que permitan medir el impacto del citado problema. Sin embargo, los datos a los que tienen acceso los médicos apuntan a un impacto significativo. “En verano, la mitad de las bajas se deben a trastornos causados por los contrastes de temperatura”, explica Vega.
Las diferencias entre el interior y el exterior de la oficina son una de las causas del citado problema
Las diferencias entre el interior y el exterior de la oficina son una de las causas del citado problema. “Irritan los filamentos que hay en el interior del sistema respiratorio. Esto provoca que se infecten y la gente acabe sufriendo resfriados”, detalla la responsable del servicio de neumología del Hospital de La Paz, Concepción Prados.
La falta de limpieza de los filtros de aire acondicionado es otro factor a tener en cuenta, añade Prados: “Es más fácil que haya microorganismos peligrosos en ellos, como las bacterias”. Se trata de un problema aún mayor en oficinas con sistemas de ventilación que no permiten que el aire se renueve con rapidez. “Al no circular, se suelen concentrar los microbios en los despachos”, asegura Martínez.
El impacto del problema es desigual. “Sobre todo afecta a aquellos sectores en los que las diferencias de temperatura son extremas, como la siderurgia, la alimentación y la construcción. Es también el caso de los laboratorios farmacéuticos”, explica el director jurídico y de prevención de riesgos laborales de Adecco, Javier Blasco.
La falta de limpieza de los filtros de aire acondicionado es otro factor a tener en cuenta
La distinción entre grandes negocios y pymes es también relevante, asegura el responsable de la empresa de recursos humanos: “Una compañía pequeña cuenta con instalaciones compartidas, que facilitan la circulación del aire. Sin embargo, cuenta con menos recursos para instalar sistemas de climatización potentes”.
Con independencia del tipo de organización, los expertos aseguran que la resolución del problema está al alcance de las empresas. La propia normativa marca el camino. “La guía técnica del Real Decreto 486/1997 sobre la salud en los lugares de trabajo recomienda que el termómetro marque entre 23 y 27 grados en verano”, explica Blasco.
Introducir sistemas que gestionen el termostato de forma centralizada es solución. De otro modo, los trabajadores lo pueden subir y bajar a voluntad, dando lugar a súbitas variaciones. “La compañía debe establecer una temperatura fija para las oficinas, de la que no se salga”, explica el profesor de la IMF Business School.
También es recomendable la participación de los empleados a la hora de decidir a qué temperatura se trabaja mejor. “Deben establecer junto con los técnicos los estándares del sistema de climatización, para que sientan que su opinión ha sido tenida en cuenta”, concluye Blasco.
Empresas con un buen clima de trabajo
Las organizaciones ya han tomado la delantera a la hora de resolver los problemas derivados de la mala gestión del aire acondicionado. “Empresas del Ibex 35 como Iberdrola disponen de instalaciones que les permitan controlar la temperatura cada seis metros cuadrados”, explica el profesor de la IMF Business School Carlos Martínez.
El responsable de oficinas y mantenimiento de inmuebles de la citada eléctrica, Borja Fernández, detalla el funcionamiento de este sistema: “Desde hace 15 años, la temperatura de todo edificio de oficinas se regula desde uno de los cinco centros regionales de control de la empresa”, explica Fernández, quien detalla que las citadas instalaciones gestionan una superficie total de 300.000 metros cuadrados, en los que trabajan 6.000 empleados: “Cada uno de los centros regionales vigila que el termómetro de los emplazamientos marque entre 22 y 26 grados”.
Desde hace cinco años, además, Iberdrola ha incorporado filtros ultravioleta en los aparatos de aire acondicionado. Estos eliminan los microorganismos que pueden contribuir al contagio de enfermedades.
De forma parecida a la citada eléctrica, el distrito Telefónica emplea un sistema de control electrónico que supervisa todos los parámetros relacionados con la climatización. “Permite adaptar las temperaturas a la demanda de los usuarios y a los límites que establecen las normativas vigentes”, según fuentes de la empresa.
La compañía también emplea soluciones arquitectónicas que minimizan el contraste entre el interior y el exterior. El complejo cuenta con una marquesina de paneles solares que proporciona zonas de sombra en los pasos entre edificios, al tiempo que produce energía para la instalación.