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Columna
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Las nuevas armas del Bundesbank

En la mayoría de las economías desarrolladas, las autoridades monetarias están intentando evitar que la desinflación se convierta en deflación. Nada está funcionando. El Bundesbank, el banco central de Alemania, tiene un nuevo enfoque: está intentando convertir los sindicatos en una herramienta política. Esta variedad germánica de políticas monetarias no convencionales podría funcionar.

Formalmente, la institución con sede en Frankfurt no tiene voz a la hora de fijar los sueldos, pero ejerce un enorme poder blando. Es probable que los sindicatos sean más atrevidos en lo relativo a las demandas salariales, y los empleadores teman más oponer resistencia si saben que el respetado banco central realmente quiere que los precios suban.

Tradicionalmente, el Bundesbank encarnaba el disgusto alemán ante la inflación. Sin embargo, ahora quiere contribuir al objetivo del 2% de inflación del Banco Central Europeo. La tasa anual alemana del 1,5% en 2013 hace ahora lo contrario.

El banco central alemán encarnaba el disgusto ante la inflación, pero ahora apoya el objetivo del BCE del 2%

La economía alemana está bien situada para unos sueldos más altos. El empleo se encuentra en niveles récord y las empresas se quejan de una creciente escasez de trabajadores cualificados. La expansión del PIB todavía parece sólida a pesar del bache a la baja del segundo trimestre. La demanda de los hogares y la inversión privada se están incrementando. Las exportaciones son fuertes.

La sede del Bundesbank se encuentra solo a unos pocos kilómetros de la del BCE. La institución piensa en la flexibilización cuantitativa como una forma de hacer subir la inflación, pero es un desafío político y el éxito no está garantizado. Puede que quiera echar un vistazo por la ciudad para encontrar un enfoque más imaginativo.

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