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El Foco
Tribuna
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Más industria y más empleo en Europa

La proximidad de las elecciones al Parlamento Europeo debería servir de estímulo para abrir un amplio debate en la sociedad europea, en general, y española, en particular, sobre qué Unión Europea queremos y qué medidas deberían adoptarse para conseguir configurar una economía de la Unión capaz de hacer frente no solo a la crisis actual, sino al nuevo panorama que se configurará una vez superada esta etapa de crisis.

Los resultados que salgan de las urnas no serán indiferentes ante la nueva configuración que precisa la economía europea y la política que establezca las reglas del juego. Los españoles sufrimos las consecuencias de las políticas que desde la Unión Europea se nos imponen, por lo que nadie puede ser ajeno a estas elecciones.

Es preciso cambiar aspectos clave de la política económica, apostar por un nuevo modelo de crecimiento y consolidar una gobernanza económica sustentada en bases democráticas y sociales. Y para ello no da igual quien dirija el Parlamento y la Comisión.

Desde el movimiento sindical europeo venimos, desde hace tiempo, reclamando una solución europea para configurar una nueva economía en la que la industria debe jugar un papel destacado. Y así parecen haberlo entendido distintas instancias de la Unión Europea cuando establecieron el objetivo de alcanzar una participación de la industria en el PIB del 20% en 2020, aunque después, en la práctica, se antepongan otros objetivos y medidas que dificultan la consecución de este objetivo.

Es preciso cambiar la política económica y para ello no da igual quien dirija el Parlamento y la Comisión

Y seguimos dando pasos en esta dirección. El pasado 2 de abril en Madrid, 190 organizaciones sindicales de 39 países –entre las que se encuentra MCA–UGT–, que representamos a cerca de siete millones de trabajadores de la industria en Europa, agrupados en IndustriAll Europa, aprobamos un manifiesto sobre Más industria y más empleo en Europa, en el cual se configura un plan de acción para reindustrializar Europa y garantizar el futuro del empleo y de los centros industriales.

En dicho Manifiesto reclamamos, por una parte, que se ponga freno a la erosión de la base industrial, dado que la capacidad de producción que se pierda será muy difícil de recuperar, y por otra, que se ponga en marcha una clara política de apoyo a la reindustrialización, que permita, junto al desarrollo de nuevos productos y actividades, mantener una fabricación que satisfaga las necesidades de la sociedad, consiguiendo una industria sostenible y de bajas emisiones.

Para alcanzar estos objetivos generales, desde IndustriAll Europa hemos definido una amplia batería de medidas que inciden en diversos ámbitos de actuación fundamentales para lograr una industria competitiva y de futuro.

Sin ánimo de ser exhaustivo, sí quisiera resaltar alguna de las medidas propuestas en cada uno de dichos ámbitos.

1. Reactivar la economía y restablecer el acceso al crédito: fortaleciendo la demanda interna e invirtiendo en infraestructuras, en la línea marcada por la Confederación Europea de Sindicatos (CES) en su informe Un nuevo camino para Europa, un 2% del PIB durante un período de diez años, lo que generaría un crecimiento suplementario del PIB y la creación de 11 millones de nuevos empleos en esos diez años. Por otra parte, contar con un sector financiero que funcione; separando la banca minorista de la de inversión; e introduciendo un impuesto sobre transacciones financieras, incluso a nivel mundial, que sirva para desalentar la especulación.

2. Detener la devaluación interna y promover la dimensión social de la política industrial: hacer que el sistema de gobernanza económica asuma una responsabilidad social y democrática, sustituyendo las políticas de austeridad y realizando un mejor reparto de las cargas de reactivación de la economía entre países deficitarios y excedentarios, así como reemplazando las actuaciones impuestas por la troika por un mecanismo de coordinación de las políticas, de gestión democrática. Asimismo, poner fin al desmantelamiento del modelo social europeo; garantizando la autonomía de los interlocutores sociales en la negociación colectiva y configurando un proceso de diálogo social que funcione, como requiere la política industrial, para crear empleo de calidad.

3. Apoyar la innovación y reinventar los sectores industriales tradicionales: configurando un modelo de crecimiento basado en el conocimiento, que contribuya a crear nuevas oportunidades. Para ello es preciso reforzar las políticas de innovación y promover la colaboración público–privada. La innovación no debe limitarse a los sectores de alta tecnología. Es posible constituir fábricas del futuro sobre la base y competencias de estas industrias. En este contexto, es necesario un mayor compromiso con la educación y la formación permanente de los trabajadores.

Proponemos detener la devaluación interna y promover la dimensión social de la política industrial

4. Conseguir una energía sostenible, segura y asequible: re-evaluando la estrategia de la Comisión sobre la liberalización de los mercados energéticos, consiguiendo mayor transparencia, garantizando el suministro a largo plazo y apoyando la eficiencia energética dentro y fuera de las empresas. Sin olvidar la problemática de los sectores grandes consumidores de energía, que precisan soluciones específicas para preservar su futuro.

5. Hacer que el comercio mundial beneficie a los trabajadores: instaurando un sistema de comercio global justo y sostenible, que tenga en cuenta las necesidades de los países desarrollados y de los que se encuentran en vías de desarrollo. Es necesario incluir cláusulas sociales y medioambientales obligatorias en todos los acuerdos de libre comercio, contemplando el respecto a las normas de la OIT.

6. Corregir el marco institucional, superando el déficit de legitimidad democrática del nuevo sistema de gobernanza económica, promoviendo la participación de los trabajadores en las empresas, incrementando la participación del Parlamento Europeo y fomentando la cooperación entre los niveles nacional, regional y europeo de las políticas.

Todas las reflexiones y el desarrollo de estas propuestas y de otras muchas que no he mencionado, van dirigidas, fundamentalmente, a los Parlamentos nacionales, al nuevo Parlamento Europeo y a la Comisión Europea que se constituirá poco después.

En esta misma línea, el 30 de abril, las Federaciones de Industria de UGT y CCOO, hicimos llegar al Ministerio de Industria, Energía y Turismo un documento conjunto denominado La reactivación de la industria: un reto de futuro, en el que recogemos la apuesta de los sindicatos españoles más representativos por el futuro de la industria y una batería de medidas a adoptar por el Gobierno.

En definitiva, los sindicatos tenemos propuestas, y los Gobiernos nacionales deben consultar adecuada y equilibradamente a los interlocutores sociales nacionales a la hora de diseñar e implementar las medidas. El reto de la economía europea y española es conseguir más industria, que genere más empleo, de calidad.

Carlos Romero González es secretario General de MCA–UGT.

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