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El sector aguarda cauto a ver el efecto práctico de capitalizar deuda

La banca asume que reasignará el grueso de provisiones que libere

El gobernador del Banco de España, Luis María Linde.
El gobernador del Banco de España, Luis María Linde.Pablo Monge.
Juande Portillo

El aval del Banco de España a que la refinanciación de empresas viables, mediante quitas o capitalización de deuda, permita a la banca reclasificar sus créditos con ellas como de riesgo normal, liberando provisiones, no va a desatar una recuperación masiva de estas dotaciones, aseguran desde el sector financiero. De un lado, porque hay cierta cautela sobre el volumen que se refinanciará bajo el nuevo modelo a la espera de ver el efecto práctico de los primeros acuerdos. De otro, porque aunque se liberen provisiones de unos préstamos habrá otras carteras problemáticas que cubrir, aducen desde la banca.

“No creo que las entidades vayan a revisar todos sus refinanciados. Lo que se hace es incentivar al banco para que refinancie a más empresas. La banca se ha vuelto más restrictiva y la medida va a permitir más flexibilidad”, expone Nuria Álvarez, analista de Renta 4.

Lo cierto es que el volumen de crédito refinanciado se moderó levemente en 2013 cuando pasó de 182.435 millones de euros a 181.305 millones. Un retroceso que tuvo mucho que ver con las nuevas exigencias de saneamientos impuestas por el Banco de España sobre los préstamos reestructurados, ante la sospecha de que la banca utilizaba estos acuerdos para ocultar mora. La revisión elevó el porcentaje de préstamos refinanciados dudosos o subestándar del 59% al 73%, obligando a provisionarlos inicialmente al 25% y al 15%, respectivamente.

Paradójicamente, el Banco de España acaba de dar carta blanca a las entidades acreedoras para reclasificar estos créditos como de riesgo normal, liberando las provisiones realizadas, si entre los propios acreedores consideran que un plan de quitas o capitalización de deuda basta para hacer viable la compañía. Aunque la decisión se basará en criterios como el flujo de liquidez de la empresa, su plan de negocio y sus garantías de sostenibilidad, serán los acreedores quienes lo determinen mientras que el Banco de España “podría” analizar las operaciones a posteriori en sus inspecciones.

Sin embargo, desde la banca aseguran que, dada la casuística de cada crédito susceptible de ser refinanciado, no es posible adelantar una cifra de préstamos que podrían beneficiarse (el Gobierno habla de hasta 150.000 millones) y aún menos de las provisiones que liberarían. Por poner un ejemplo, para un préstamo de 10 millones de euros provisionado al 60% en el que se realice una quita del 20%, la banca consumiría dos millones, de los seis de provisiones, en compensar la pérdida en que incurriría pero podría liberar hasta cuatro millones de las dotaciones, al considerarse los ocho millones de euros de deuda pendiente como de riesgo normal.Si las provisiones solo fueran del 25%, como ocurre para un préstamo que acaba de considerarse dudoso, las dotación a liberar sería apenas de medio millón.

En el caso de que la solución sea canjear un 10% del crédito por una entrada en el capital de la compañía, la entidad tendría que dedicar parte de las provisiones a reforzar su balance, puesto que las participaciones elevan los activos ponderados por riesgo y consumen capital. Como el impacto varía en función del tipo de empresa o de su actividad, es difícil aventurar qué parte de provisiones restarían para liberar.

Para terminar de rizar el rizo, desde el sector aducen que en muchos casos los acreedores optarán por una solución mixta que implique quitas y conversión de deuda en capital, con lo que la ecuación será única para cada caso. Así, desde el sector aseveran que al final será “lo comido por lo servido” y que el incentivo real es que refinanciar no será más caro.

“Los criterios fundamentales no han variado y, por tanto hay que analizar caso a caso”, coincide Javier Calvo, experto financiero de KPMG. En el propio sector aducen, además, que el grueso de dotaciones liberadas irán a sanear nuevas carteras que empiezan a dar problemas en un entorno en que la mora sigue al alza (hizo un nuevo máximo, del 13,78%, en enero).

El mensaje en las patronales bancarias, AEB_y CECA, es que es “una medida muy positiva, sobre todo para las empresas, y en segundo plano para los acreedores, aunque habrá que esperar a ver cómo se desarrolla”. Preocupa especialmente, concretan los expertos, el impacto en capital en un momento en que Basilea III penaliza las participaciones con lo que la banca esperará a ver el efecto real de las primeras operaciones para aventurar si su uso será regular.

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