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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Mantener el rumbo de las reformas

España, al igual que el resto de Europa, ha recorrido un largo camino desde el comienzo de la crisis, pero tiene por delante todavía grandes retos y su futuro económico depende de que sea capaz de afrontarlos con responsabilidad y decisión. Este fue el mensaje institucional que tanto el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, el director general de la OCDE, Ángel Gurría, y la cúpula del Consejo Empresarial para la Competitividad, que representa a las grandes empresas españolas, lanzaron ayer con ocasión del Foro Global España 2014: de la estabilidad al crecimiento, organizado en Bilbao por ICEX y el Club de Exportadores e Inversores de España. Entre esos retos pendientes destaca la necesidad de avanzar en el lento proceso de desapalancamiento público y privado de las economías de la eurozona, así como de reducir los elevados niveles de desempleo que sufren algunos países, como es el caso de España. Ello implica continuar avanzando decididamente en el proceso de profunda reforma estructural que Europa ha tenido que afrontar para poder empezar a salir de su largo invierno económico. Un invierno que ha llegado a poner en cuestión la propia supervivencia de la moneda única y que ha servido para evidenciar la necesidad de reforzar la gobernanza europea y de diseñar una política económica común. Entre las cuestiones que todo ese proceso conlleva figuran urgentes demandas empresariales, como el establecimiento de una política energética que impulse –en lugar de obstaculizar– la actividad de las corporaciones europeas o la creación de un verdadero mercado único en aquellas áreas en que este continúa fragmentado –como es el caso de las telecomunicaciones–, así como proyectos que es necesario concluir cuanto antes como la reforma integral del sistema financiero europeo.

En el caso concreto de España, el desempleo sigue apareciendo como la máxima prioridad, tal y como recordaron los organismos institucionales presentes en la jornada clausurada ayer en Bilbao, que insistieron en la necesidad de luchar contra estigmas como el “inaceptable” paro juvenil. La respuesta de Rajoy ha sido la única posible para garantizar que la salida de España de la crisis concluya de forma satisfactoria: continuar con la agenda de reformas estructurales que nuestro país aún tiene pendiente. En ese proceso, todos los agentes públicos y privados tienen un papel propio e insustituible. Ello incluye a un pujante tejido empresarial español, cuyo apoyo en estos momentos resulta crucial no sólo para su propia supervivencia, sino para garantizar el futuro de España.

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