Calor a mitad de precio con restos de madera
El ahorro de la biomasa respecto al gasóleo propulsa al sector, que crece un 20% anual
Un bloque de viviendas de Valladolid ha hecho historia en la ciudad. Los 240 vecinos del edificio Grial son los primeros que se calentarán este invierno gracias a derivados de la madera sustituyendo al gasóleo, el combustible que han utilizado durante los últimos 30 años. El cambio les ahorrará 41.000 euros anuales y para costear la instalación no han necesitado hacer una derrama ni pedir un crédito bancario. La sala nueva de calderas que calentarán el agua y servirán para la calefacción se ha costeado a través de una empresa de servicios energéticos, que se financia con los ahorros del gasóleo.
Como estos vecinos, cada vez más particulares y empresas llaman a la puerta de la biomasa, o sea, el uso de restos de madera, olivar y desechos agrícolas para calentar edificios como alternativa a la quema de gas. También puede emplearse para generar electricidad, de hecho ya funcionan algunas plantas de producción eléctrica a base de paja y restos forestales, pero mover la materia prima desde el campo hasta las plantas y el recorte a las ayudas económicas a las renovables han condenado esta vía, al menos como alternativa real para producir electricidad.
“El camino es el uso térmico [calefacción], hay un interés bárbaro de particulares, empresas nuevas e inversores porque es un combustible muy competitivo”, resume Javier Díez, presidente de Expobioenergía, la feria del sector que se celebró la semana pasada en Valladolid.
Para hacerse una idea, dos kilos de pellet, un derivado de la madera con forma de bolas de pienso para animales, tiene la misma fuerza calorífica que un litro de gasóleo, pero cuesta la mitad. Por un litro de gasoil para calefacción a un euro se compran dos kilos de pellet por 50 céntimos.
La diferencia ha hecho de esta materia prima la reina de la biomasa en España, con el 50% del mercado. Y con ella, el número de empresas instaladoras. En tres años, las compañías dedicadas a este sector han pasado de 259 en 2010 a 750 en 2013. “Este crecimiento responde a empresas ya consolidadas, pero muchos de los nuevos emprendedores vienen de la construcción”, apunta Díez.
El sector calcula que al ritmo de crecimiento actual, que roza el 20% cada año, se podrán crear 25.000 nuevos puestos de trabajo para 2020, “de los cuales al menos el 75% son sostenibles en el tiempo para mantener los equipos y suministrar el biocombustible”.
Salamanca ocupa uno de los primeros puestos en instalación de calderas de biomasa en bloques de edificios, con 56 instalaciones registradas, de las que 10 se han realizado a lo largo de este año.
Más difícil será subir el número de kilovatios de electricidad a base de restos forestales. La oferta de energía eléctrica sigue sin encontrar demanda suficiente, y a este exceso se añade el frenazo que ha supuesto la reforma eléctrica del Gobierno lanzada antes del verano, que impone a las instalaciones renovables alcanzar una rentabilidad media del 7,5%. “Por ahora no sabemos qué alcance tendrá, habrá que ver los costes de combustible, de operación y de mantenimiento, sin eso no podemos hacernos una idea”, matiza Díez.
En 2011 se habían instalado 650 megavatios de potencia de biomasa, un 17,2% más que en 2010, según datos de la Comisión Nacional de Energía (CNE).
Reparto desigual en el mapa
Andalucía, Cataluña y País Vasco tiran de la biomasa en España, cuyo compromiso es alcanzar los 1.350 megavatios de potencia instalada entre 2011 y 2020. Todos los municipios andaluces cuentan con instalaciones térmicas a partir de restos forestales, y al menos el 50% de catalanes y vascos.
En Galicia, que aglutina buena parte de los recursos forestales de España, el Gobierno regional estudia conceder ayudas fiscales para los promotores que instalen calderas de biomasa. Esta comunidad tiene 14.000 empleos vinculados al monte.
En Castilla y León, el trabajo relacionado con la bioenergía ha crecido un 25% en el último año, con 1.500 puestos vinculados a la generación de electricidad, el uso de biomasa para calefacción y producción de biocombustibles. Con el 51% de la superficie forestal y el 47% agrícola en España, Castilla y León es una de las regiones con más materia prima disponible para calentar edificios y generar electricidad a partir de derivados de madera, olivar y agrícolas.
El sector defiende el papel de la bioenergía en el ahorro energético. La producción eléctrica con biomasa ahorró 138 millones de euros en compra de gas natural, según datos de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa.