Señales que pasan desapercibidas
Es una de las reglas más antiguas del libro de la inversión: comprar lo barato, vender lo caro. La generación actual de los gestores de fondos europeos estaría dormida en esa lección.
A lo largo del segundo semestre de 2009, la relación precio-beneficio a futuro sobre el índice MSCI mundial fue persistentemente de 14 o superior. Eso es caro para los estándares históricos, pero no disuadió a los inversores. Los datos de Goldman Sachs muestran que las entradas netas fueron boyantes, llegando a 20.000 millones de euros en diciembre de 2009, muy por encima de la media mensual. Las valoraciones se hicieron entonces más atractivas según los flujos se desaceleraron en 2010 y 2011, tocando fondo en un PER adelantado de 10 en septiembre de 2011. Pero las acciones baratas no atrajeron compradores. Por el contrario, los inversores europeos fueron vendedores netos de acciones para el resto de ese año.
La historia se ha repetido en 2013. Las acciones han vivido fuertes entradas netas, aguantando incluso cuando el PER subió por encima de 13. Por supuesto, hay una interacción directa entre los flujos, los precios de acciones y las valoraciones. Por otra parte, tiene sentido comprar cuando las nubes económicas parecen levantarse. Las ratios de valoración más altas pueden justificarse si la perspectiva de los beneficios a medio plazo mejora. Sin embargo, el hecho sigue ahí. Los colocadores de activos europeos en general se quedan atascados en la rutina de la venta cuando deberían aprovechar los precios ganga. Ahora que los títulos son cada vez más caros, los gestores de inversiones parecen adictos a las compras.
Ahora que los títulos son cada vez más caros, los gestores de inversiones parecen adictos a las compras
El patrón se repite en la historia. Según Bank of America Merrill Lynch, el flujo de dinero en acciones fue particularmente fuerte en 1999. Cuando reinaba la desesperación, a finales de 2008, el múltiplo de las acciones mundiales cayó por debajo de 9, el más bajo en la historia reciente.
Puede que solo sean inversores más pequeños y ágiles que pueden ir en contra de la tendencia. Dicho esto, los resultados anteriores sugieren que el impulso actual a las acciones podría todavía empujar las valoraciones aún más al alza. Pero en lugar de apresurarse a comprar títulos, los inteligentes gestores de dinero deberían estar empezando a pensar en el mejor momento para vender.