Un pequeño alivio para Grecia
El enfrentamiento entre los prestamistas de Grecia ha terminado, más o menos. El acuerdo no es perfecto pero prepara el camino para el alivio de la deuda.
Las negociaciones sobre la reestructuración del segundo rescate griego prometían una atmósfera explosiva en su recta final. El FMI quería que se rebajara la deuda griega hasta un 120% del PIB en 2020 desde el 144% proyectado. La eurozona, liderada por Alemania, se negó a asumir la pérdida principal que conllevaría. Sin acuerdo, Grecia hubiera ido a la deriva.
El estancamiento ha acabado. Grecia ayudó proponiendo un duro presupuesto, y aceptando una dura supervisión fiscal. Además, tanto el FMI como la eurozona cedieron. El FMI abandonó el objetivo de 2020, situándolo en el 124% del PIB. Y la eurozona aceptó dar a Grecia unas condiciones de préstamo más baratas, rebajando los tipos de interés, y renunciando a los beneficios del Banco Central Europeo sobre los bonos griegos. Se han evitado las quitas "políticamente tóxicas", pero los países de la eurozona han adoptado una pérdida sustancial. La diferencia es que no parecerá tan mala ante la inquieta opinión pública. El sector privado contribuirá. Gran parte de la reducción de la deuda de Grecia vendrá de recomprar deuda privada a un 35% de su valor nominal.
El acuerdo está supeditado a que los acreedores privados acepten tomar el golpe, si bien la eurozona no ha concretado un objetivo para la recompra. Y el acuerdo aumenta las preguntas difíciles para otros países periféricos, que podrían pedir beneficiarse de unos intereses similares o de la distribución de los beneficios del BCE. Grecia tiene dos años más para cumplir con los objetivos fiscales, pero sigue enfrentándose a años de austeridad e incertidumbre.
La clave del acuerdo es el compromiso de la eurozona de ofrecer más alivios una vez que Grecia alcance un superávit primario, con suerte en 2014. Esto puede convencer a Grecia para que reforme, y a los inversores extranjeros para poner dinero en el país.